Bilbao (EFE).- El programa foral para víctimas de abuso sexual infantil atiende en la actualidad 166 casos en Bizkaia, cinco de los cuales incorporan una terapia con perros que busca, entre otras cuestiones, reducir la ansiedad y el temor de las víctimas.
También tiene como objetivo ofrecer una «relación segura» que facilite la comunicación.
El vínculo con el animal ha resultado tan efectivo que la pasada semana un juzgado vasco admitió la declaración de una víctima acompañada de su perro y se trabaja para extender esta posibilidad a los juzgados de Bilbao.
Se busca rebajar la «angustia» que para el menor supone participar en un proceso judicial y mejorar la «calidad de su testimonio» ante el juez.
El servicio de infancia de la Diputación impulsó hace 25 años un proyecto que ha acompañado desde su nacimiento a más de 600 menores en situación de desprotección, y cuyos tratamientos se prolongan, como media, alrededor de cinco años.
Con motivo del aniversario, la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, ha visitado las instalaciones de la Fundación Agintzari.
La entidad gestiona el servicio y ha pasado de trabajar en sus inicios con una docena de casos hasta los 166 actuales.
La iniciativa, que en toda su trayectoria ha orientado a 2.000 profesionales de los ámbitos educativos, sanitarios, servicios sociales y justicia, también dispone de un canal de consulta que ha atendido un millar de casos.
Desde la Fundación Agintzari, la terapeuta Rosa Lizarraga ha advertido que el abuso sexual infantil supone «un tabú», lo que provoca que sea difícil de «ver y creer».
Familia
La mayoría de los casos acontecen en el ámbito familiar del menor y son causados por una persona con la que mantiene un vínculo.
«La dimensión real de los casos es difícil de saber», ha indicado Lizarraga, para advertir, no obstante, del riesgo que supone prejuzgar como abuso cualquier conducta.
«Tan malo es no verlo como verlo en exceso. Una denuncia de abuso dentro de la familia o entorno genera una explosión».
Según ha relatado, la «angustia» que generan los abusos sexuales dificultan la expresión emocional de los menores, que pierden la confianza en las personas, cuestión que se busca superar a través de la terapia con perros.
La terapia con perros, que se lleva desarrollado desde hace diez años y se aplica a casos complejos, ofrece unos «resultados esperanzadores», han resaltado desde la Fundación. EFE