Un momento del juicio en el juzgado de lo penal número 1 de Vitoria, en la última jornada del juicio contra 21 antiabortistas acusados de un delito de coacciones por haberse concentrado entre 28 de septiembre y el 4 de noviembre de 2022 frente a la clínica Askabide, que practica interrupciones voluntarias del embarazo. EFE / L. Rico*POOL*

Fiscal ve acoso en rezos antiabortistas que las defensas enmarcan en el derecho a la fe

Vitoria (EFE).- La Fiscalía cree que hubo acoso e intimidación en las concentraciones diarias de personas antiabortistas rezando frente a una clínica de Vitoria que practica interrupciones involuntarias del embarazo.

Han sido juzgadas esta semana por un delito de coacciones, unos rezos que las defensas enmarcan en el «legitimo derecho a expresar la fe».

El juzgado de lo penal número 1 de Vitoria ha celebrado la última jornada del juicio contra 21 antiabortistas.

Han sido juzgados por haberse concentrado en grupos de unas cinco personas con pequeños carteles y rosarios entre el 28 de septiembre y el 7 de noviembre de 2022 frente a la clínica Askabide.

La Fiscalía pide para ellos cinco meses que podrían sustituirse por 100 días de trabajos para la comunidad.

La clínica, personada como acusación particular, se ha adherido a la petición del fiscal con una posible sustitución por 75 días de trabajos para la comunidad.

Pide además 20.000 euros de indemnización y la prohibición de acercarse a menos de 100 metros.

Las defensas solicitan la libre absolución.

En esta última sesión se han presentado los informes finales de las partes.

El fiscal dice que los antiabortistas no rezaban en silencio

El fiscal ha expuesto que los procesados «no se limitaban a rezar en silencio».

A su juicio, realizaban «una actuación coordinada para tener una presencia constante ante la clínica, rezando de forma audible y siendo visibles con la intención de obstaculizar» la decisión de las mujeres de poner fin a sus embarazos.

Considera que «la mera presencia» de estas personas frente a la clínica es «coactiva».

También la acusación particular entiende que hubo una «estrategia colectiva, persistente y organizada» para «influir» en el personal de la clínica» y «entorpecer» el derecho a interrumpir el embarazo.

En este juicio «no se persiguen creencias, sino un plan sistemático de hostigamiento», ha dicho la abogada.

«Había un plan para coaccionar, usaban el rezo como arma y la fe como coartada», ha dicho.

La letrada de la acusación ha recalcado que en este caso «el castigo es lo de menos» porque lo importante es «proteger el derecho de decidir de las mujeres».

Absolver a los acusados, ha advertido, «supondría una falta de protección» para estas.

Las defensas de los antiabortistas piden la absolución

Los seis abogados defensores han comparado rezar delante de «abortorios» con las manifestaciones de los antitaurinos ante las plazas de toros.:

«¿Qué mejor sitio para expresar una opinión a favor de la vida que delante de un sitio donde se practica todo lo contrario?», se ha preguntado uno de los letrados.

Han explicado que las oraciones eran para pedir «por las mujeres y sus hijos», que «estaban dirigidos a Dios» y que en ningún caso pretendían acosar u hostigar, sino que forman parte del «legítimo derecho a expresar la fe».

Han negado asimismo que detrás de estas concentraciones «pacificas» hubiera «un plan preconcebido» de acoso.

Los letrados han considerado totalmente imposible que los rezos se oyeran desde el interior de la clínica.

«No hay ni una mínima prueba» en contra de los acusados, sino «muchas de su inocencia».

Dos de los acusados han hecho uso del derecho a la última palabra.

Uno de ellos ha asegurado que no quería intimidar a nadie, solo quería ayudar a las mujeres.

El otro, un sacerdote, ha avisado de que si es condenado no pagará la indemnización porque no quiere dar dinero a un centro que practica abortos.

El juicio ha quedado visto para sentencia. EFE