La bioquímica Bonnie L. Bassler y el biólogo Peter Greenberg en rueda de prensa tres días antes de recibir el galardón. EFE/Paco Paredes

Bassler: Hay que nutrir con cuidado las bacterias buenas sin llegar a acabar con las malas

Oviedo (EFE).- La bioquímica estadounidense Bonnie L. Bassler, que comparte el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2023 con los biólogos Peter Greenberg y Jeffrey Gordon, ha advertido este martes de la necesidad de ser “cuidadosos a la hora de nutrir a las bacterias buenas” y de “modificar el comportamiento de las malas sin necesidad de acabar con ellas”.

Bassler se encuentra en Oviedo para recoger el próximo viernes de manos de la princesa Leonor el galardón que le fue concedido junto a sus dos colegas estadounidenses por unos descubrimientos que están permitiendo aplicaciones terapéuticas innovadoras y la búsqueda de nuevos tratamientos efectivos contra bacterias resistentes a antibióticos.

Entre tanto, participa en encuentros con escolares y estudiantes interesados por la ciencias, charlas o ruedas de prensa junto a Greemberg, ya que Gordon no asistirá a la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias por el reciente fallecimiento de su mujer.

Greenberg (Nueva York, 1948), profesor de Microbiología en la Universidad de Washington, y Bassler (Chicago, 1962), investigadora de la Universidad de Princeton, han centrado su trabajo en la forma en que las bacterias se comunican entre sí (quórum) mediante la emisión de señales químicas que modulan su comportamiento colectivo.

La bioquímica Bonnie L. Bassler comparece ante los medios. EFE/Paco Paredes

Pioneros en el estudio de la comunicación entre bacterias mediante la emisión de ciertas sustancias, y de cómo la formación de grandes grupos genera un comportamiento diferente al que tienen cuando están aisladas, ambos han acercado su experiencia a un centenar de alumnos de Primaria que les han mostrado con sus dibujos cómo ven las bacterias y su relación con el entorno.

También han compartido sus conocimientos con jóvenes de instituto a los que han animado a dedicarse a la investigación y a los que han trasladado cómo se adentraron en el mundo de la ciencia y los descubrimientos que han hecho en torno al papel imprescindible que juegan las comunidades de microorganismos en la vida sobre el planeta y en la de los seres humanos.

Bassler ha reconocido que cuando empezaron a investigar sobre este campo sus colegas pensaban que estaban “superlocos”, pero que transcurridos 35 años desde entonces, la microbiología está ocupando el espacio que se merece.

El hecho de ser mujer no la ayudó al principio, ha reconocido esta investigadora ligada a la Universidad de Princenton desde 1994, pero también ha admitido de que el hecho de que las científicas tengan que ganarse la credibilidad también la hizo más fuerte y resilente, y que la ayudó a trabajar con más determinación.

El biólogo Peter Greenberg en una rueda de prensa en Oviedo. EFE/Paco Paredes

“Yo siempre la he apoyado y estado ahí, creyendo en ella”, ha puntualizado Greenberg en una rueda de prensa en la que ha afirmado que el Premio Princesa que les ha sido concedido este año “no solo valida el trabajo de cinco décadas”, sino que supone también una validación del campo de la microbiología, que entonces decían que era una ciencia muerta”.

“Ahora está otra vez en la palestra, como lo demuestra este galardón”, ha subrayado este biólogo que en 1994 acuño el término “quorum sensing” para referirse a la comunicación que hay entre las bacterias mediante la emisión de ciertas sustancias y de cómo con la formación de grandes grupos actúan de una forma diferente a la que lo harían de forma aislada.

Según han constatado con sus investigaciones, cada especie bacteriana tiene una molécula propia, a modo de idioma, que secretan y que reconocen solo las de su especie, de manera que saben cuándo hay otras alrededor y tienden a formar una comunidad (el quorum) que regula la expresión de algunos genes.

“Son pequeñitas, simplonas y tienen una barbaridad de años, pero hacen un trabajo milagroso”, ha admitido Bassier, que ha incidido en que es “fascinante” la manera nueva de tratar a las bacterias, con unos microbiólogos muy interesados en modificar su comportamiento, sin que sea necesario matarlas, y en aspectos que pueden llevar a curaciones específicas y terapias prometedoras.

Greenberg ha coincidido en que es preciso aprender a controlar a las “bacterias malas” para que no consigan superarnos o derrotarnos y que no se pierda el control.

Los trabajos de los galardonados han constatado que la comunicación bacteriana es importante como parte de la microbiota del organismo humano y por su papel en las infecciones, en las que hay una etapa de baja actividad hasta que se forma un grupo numeroso que acaba realizando un ataque masivo al organismo. EFE