Una profesional de la oftalmología asiste a una edición del Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO)- EFE/Villar López/Archivo

Más de la mitad de la población en España padecerá miopía, según oftalmólogos

Madrid (EFE).- Casi 5 millones de españoles sufren pérdida de visión por degeneraciones y enfermedades, 300.000 de ellos ciegos o ciegos funcionales, mientras que las estimaciones de oftalmólogos apuntan a que aumenta la incidencia de la miopía y que en unos años más de la mitad de la población la padecerá en España, el 10 % de forma alta o agravada.

Son las conclusiones que se desprenden de la jornada “La prevención de la ceguera y la discapacidad visual en España. Un compromiso colectivo”, que se ha celebrado este jueves en el Congreso con un abanico de médicos especialistas en oftalmología y representantes de asociaciones de pacientes, administraciones y empresas del sector de la salud visual.

Tanto profesionales como pacientes han denunciado que el 80 % de las patologías mejorarían con un diagnóstico precoz y que las listas de espera para un especialista superan los seis meses, mientras que el envejecimiento de la población en España provoca que aumente la prevalencia de la pérdida de visión, causada principalmente por catarata, glaucoma, retinopatía diabética y degeneración macular.

Aumento de casos de miopía en España, la ceguera del mañana

También han puesto sobre la mesa “la ceguera del mañana”, con un aumento de la incidencia en la población de la miopía asociada a los hábitos actuales de educación, trabajo y ocio, como ha expuesto Alfredo Garcia Layana, director del Departamento de Oftalmología de la Clínica Universidad de Navarra, quien insta a las administraciones a concienciar sobre la “prevención” a edad temprana.

Ha explicado que el reto de los servicios de oftamología no son solo las largas listas de espera y el aumento de pacientes con degeneración macular, cataratas o problemas visuales asociados a enfermedades como la diabetes, sino también “el futuro”, que pasa ahora por los hábitos de vida de los más pequeños, a los que se debe inculcar “salir al aire libre” ya que eso reduce la progresión de la miopía y contribuye a mejorar la salud visual a largo plazo.

Ha estimado que en las próximas décadas la prevalencia de la miopía alcanzará a más de la mitad de la población, con hasta un 10 % de personas con un grado alto, una cuestión que, además de propiciar la ceguera, puede derivar en otras patologías oculares.

García Layana ha puesto como ejemplo que en el este asiático es la principal causa de ceguera actualmente, por lo que pide “actuar ahora”, una cuestión que debe partir de las administraciones y políticos.

Tanto él como el resto de ponentes han urgido a aumentar las capacidades del sistema de salud con un plan visual en España con especial énfasis en la prevención, ya que “un diagnóstico temprano es fundamental”, con programas de cribado y con una mayor dotación humana y tecnológica en la Atención Primaria.

Listas de hasta seis meses para un oftalmólogo

Desde que un paciente llega a Atención Primaria hasta que es derivado pueden pasar seis meses o más, un tiempo sin medicación ni intervención que puede derivar en “un daño irreversible”, ha denunciado Joaquin Carratalá, presidente de la Asociación de Pacientes con Glaucoma, que ha estimado que al 70 % se le diagnostica la enfermedad “cuando ha perdido mucha visión”.

En su caso, ha narrado que fue diagnosticado tarde con esta enfermedad en el ojo izquierdo, a los 28 años, y que progresivamente ha ido perdiendo visión también en el derecho -tras 23 intervenciones- “hasta solo percibir luces”.

Una situación, ha incidido, que supone un drama y un duelo tanto a nivel personal como familiar en el que el paciente tiene que pasar de forma obligatoria a “reinventarse”.

Jacinto Zulueta, presidente de la Asociación Mácula-Retina, ha insistido en que parte del “coste de la ceguera” a nivel humano, económico y social se podría evitar y ha recordado que perder la visión también es una “carga significativa” para la cartera de prestaciones sociales y del Sistema Nacional de Salud, con un “gran impacto emocional” para quien lo sufre y para su familia.