Fotografía facilitada por la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) de su presidente, Óscar Zurriaga. EFE

El presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE): Han escudado en los técnicos medidas que no tocaban

Adaya González

Madrid (EFE).- “Hay muchas cosas que se podrían haber hecho mejor, pero dentro de lo que se ha podido hacer, no se ha hecho tan mal”, opina el presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), que cuestiona que durante la pandemia se hayan tomado decisiones “que no tocaban” con el escudo de los técnicos.

Es el balance “lleno de claroscuros” que Óscar Zurriaga hace a EFE de estos tres años, que teme puedan pasar factura en el futuro, porque hoy “nadie piensa que pueda venir una nueva pandemia” y muchas medidas que volverán a ser necesarias están completamente “desacreditadas”.

Claroscuros protagonizados por quienes adoptaban las decisiones y por quienes las acataban, pero también por quienes supuestamente las motivaban, los ya afamados técnicos como él que, muchas veces, ni siquiera las compartían.

Las grietas de la comunicación

Los epidemiólogos han aprendido que hay que formarse “mucho más” en comunicación. “No hemos sido capaces -reconoce-, aunque se haya intentado, de dar con la tecla y presentar los mensajes apropiados o en el momento apropiado”.

Pero no son los únicos: los que decidían le dieron una “importancia relativa”, basta recordar “aquellas primeras comparecencias llenas de militares, policías… todo ese oficialismo hacía ponerse a la gente en guardia”.

“Las decisiones -añade- hay que explicarlas bien y a todo el mundo, aunque a veces no nos venga bien, y hay que darse cuenta de que la misma explicación no sirve para todos ni por los mismos canales”.

Aunque “probablemente si lo tuviéramos que repetir hoy en día tampoco saldría bien”; al menos los técnicos han tomado nota de que la comunicación no debe dejarse “a ver si hay suerte”, pero esto “también debería ser revisitado por la administración”.

La mascarilla, desacreditada

Las malas explicaciones han llevado “al descrédito de algunas medidas que son absolutamente necesarias y que volverán a serlo cuando tengamos una nueva pandemia”.

Como la mascarilla: “en este momento está muy desacreditada y parece que nadie deberá volver a ponérsela más, pero es muy posible que volvamos a necesitarla en un futuro”; sin embargo, los argumentos sobre “por qué ha sido obligatoria, o imponerla en exteriores, o su retirada a destiempo”, la han perjudicado.

Lo mismo con las vacunas: “no se explicó suficientemente bien su utilidad y hasta dónde podían llegar, o se hablaba de inmunidad de grupo cuando no era factible alcanzarla ni siquiera teóricamente…”.

Sin olvidar la tan cacareada gripalización de la covid: “Dejaremos de decir que es una pandemia cuando lo diga la OMS, porque es la única que puede poner y retirar el calificativo”, zanja.

El escudo de “los técnicos dicen”

Zurriaga no piensa que haya habido politización, sí posturas partidistas sobre algunas decisiones; y quienes las tomaban “han hecho descansar en los técnicos muchas medidas que no tocaban”.

“Las autoridades en general han tenido que apoyarse en la vertiente técnica y eso ha estado bien, lo malo es que algunas decisiones se han tomado bajo el argumento ‘los técnicos dicen’ y eso no es así”.

En ellos “se han escudado” incluso algunas que ni compartían. “El nacionalismo viral, cerrar fronteras, no sirvió para nada, y el mensaje transmitido es que no conviene tratarse con gente de ese sitio, cuando a veces somos nosotros los que les llevamos los virus”.

El nuevo panorama viral

Si no sirvió con la covid, tampoco con otros como Marburgo, del que Guinea Ecuatorial declaró un brote hace casi dos meses. En España se han dado varias sospechas, que han acabado confirmadas como casos de paludismo.

¿Los virus se están volviendo locos? Zurriaga responde que lo que ha ocurrido es que, tras años de predominio del Sars-CoV-2, los otros “vuelven por sus cauces normales”.

“No es una locura que todo se haya desmadrado”, ni que haya dos picos de gripe o de sincitial: “parece como si empezáramos de nuevo, y en cierta manera es así porque hemos estado durante un tiempo sin contacto con estos virus y hay una parte de la población que no tiene inmunidad”.

Antes de la covid, se esperaba una gran pandemia de gripe, “el más complicado por su altísima capacidad de mutación, con posibilidad de infectar a personas y animales, y con una capacidad de recombinación que le hace especialmente peligroso”. Pero “ya hemos visto que sale un virus que no conocías y te hace un roto”.

Inauditos han sido los brotes de viruela del mono en países no endémicos, pero eso “de lo que nos habla es de globalización, y de que lo que antes era muy raro que saliera de un sitio, hoy lo tenemos en otro continente en poco tiempo”.

La epidemiología sigue siendo invisible

Aunque esté en segundo plano, hay que seguir echándole un ojo a la covid y al resto, pero no es el único desafío de la salud pública, que le sobran, especialmente los relacionados con la prevención primaria, desde el tabaquismo a la obesidad o las bacterias multirresistentes.

Pero lo que se han llevado sus profesionales de este trienio son “palmaditas en la espalda” y que “la gente sepa decir epidemiología sin deletrear”. “Visibilidad no nos ha dado, en ocasiones ha sido casi para poner a algunos en el punto de mira y que no puedan salir sin ser insultados”.

Ha habido claros, “el comportamiento de la ciudadanía en el primer año sobre todo”, y sus compañeros, que “han dado todo lo que podían y bastante más”.

Pero siguen en la misma precaria situación de antes, por eso pide que se reconozca que hacen un “trabajo necesario”, que debe ser remunerado dignamente y que las iniciativas ya en marcha que afectan a su especialidad, como la futura Agencia de Salud Pública, lleven aparejadas más medios y mejores condiciones.

Con un cambio inminente en Sanidad, Zurriaga resume su petición al nuevo titular: “le pedimos algo tan sencillo a veces como que escuche y que se rodee de gente experimentada que le pueda dar el conocimiento y la experiencia que le pudieran faltar”.