El artista Jorge Rando durante la inauguración en Málaga de la exposición "Encuentro en la arena. Pablo Picasso y Jorge Rando" en el museo expresionista que lleva su nombre con motivo del 50 aniversario de la muerte de Picasso. EFE/ Carlos Díaz

Picasso y Rando dialogan en torno al “baile” del toro y el torero en la plaza

Málaga, (EFE).- Un conjunto de obras de Pablo Picasso de temática taurina dialogan con piezas de Jorge Rando en torno a lo que este califica como “un baile de la vida con la muerte” en una exposición que se inaugura este lunes en Málaga, incluida en los actos del 50 aniversario de la muerte de Picasso.

El Museo Jorge Rando, primero de España dedicado al arte expresionista, alberga hasta el 22 de mayo la muestra “Encuentro en la arena”, con grabados prestados por la Casa Natal de Picasso y obras de Rando, también de tauromaquias, estas últimas hasta ahora nunca expuestas.

Como ha señalado el propio Rando en la presentación, ha dado la “casualidad” de que estas obras suyas “también tienen cincuenta años”, porque surgieron de la única corrida a la que ha asistido en su vida, una Goyesca de Ronda en los años 70 “en la que torearon Ordóñez y Dominguín”.

Allí se enfrentó “por primera vez en la plaza de toros a la visión del público, de los toros y del toreo”, tomó apuntes y a su regreso a Alemania, donde reside, creó estas obras que nunca se habían expuesto porque no forman parte de sus ciclos temáticos.

Admite que Picasso y él no han tenido “vidas paralelas, ni en la forma de pintar”, y en esta exposición el tema en ambos es el mismo, pero lo plasman de forma “muy diferente”, a lo que se suma que Picasso “era aficionado a los toros” y Rando no lo es.

Tauromaquia, según Rando y Picasso

Por su parte, Vanesa Díez, directora del Museo Jorge Rando, ha recordado que la relación de Picasso con los toros se remonta a su infancia, cuando acudió en Málaga a los primeros festejos, y se mantuvo a lo largo de su trayectoria en sus distintas etapas artísticas.

Según Díez, “a diferencia de los ciclos temáticos de Rando, en los que hay un deseo de pensamiento y reflexión, las tauromaquias en Rando son un asunto sin pretensiones, que no se debe analizar más allá”.

La única asistencia de Rando a una corrida “fue para ese joven pintor un catalizador de impresiones que trasladó en la década de los 70 a más de cien obras” en las que “no existe, plaza ni público, a los que omite como si se tratase de un atrezzo innecesario”, para darle todo el protagonismo a “esa escena intimista de toro y torero”, añade Díez.

Aquellas obras fueron dibujos, acuarelas y óleos, porque, a diferencia de otros artistas como el propio Picasso, Rando ha señalado en distintas ocasiones que “nunca ha tenido la tentación de realizar grabados, en su premisa de enfrentarse al papel o al lienzo una sola vez”, ha añadido la directora.

Para Mario Virgilio Montañez, jefe de Promoción Cultural de la Casa Natal de Picasso, hay “una concordancia” entre la visión de los toros de ambos artistas, y al respecto cita dos litografías picassianas de 1954, “El juego del toro” y “La danza de las banderillas”, donde “se ofrece una visión de la tauromaquia festiva, pero al mismo tiempo trágica”. EFE