María Ruiz I Granada, (EFE).- Impulsa 18 ha abierto en Maracena (Granada) para cocinar un futuro laboral a antiguos menores no acompañados, chavales que en este catering especializado en centros de día, guarderías o residencias, aprenden un oficio y ganan un salario, experiencia y valores.
La historia de esta empresa cobijada en Inserta Andalucía sabe a esos platos caseros, los que parten de ingredientes humildes y se convierten en un éxito, a puchero o a papas a lo pobre.
Impulsa 18 es una empresa dedicada a cocinar para otros capitaneada por Yassine Nadir, un experto entre fogones que creció en un centro de menores tutelado por la Junta y que, con la mayoría de edad, cayó en un frío mundo laboral en el que se estrenó como técnico de aire acondicionado.
Ese oficio no cuajó y Nadir empezó a formarse en cocina, desde abajo y durante tres años, hasta dar el salto a uno de los establecimientos de La Cueva en el que comenzó de ayudante de cocinero hasta convertirse en jefe de cocina.
Con la sartén por el mango estaba cuando llegó el director de Inserta Andalucía, Francisco Lupiáñez, y le propuso cambiar de receta para ofrecer un menú de posibilidades a otros chavales que, como él, dejaron la etiqueta de Mena para vestir un delantal con el que comerse el mundo laboral.
Inclusión sociolaboral
Inserta Andalucía es una iniciativa de inclusión sociolaboral para colectivos en riesgo que se encarga de darles formación, cualificación y experiencia laboral para que puedan aspirar a empleos con buenas condiciones.
“Cuando salen a buscar trabajo, por falta de formación o de experiencia, solo pueden aspirar a los últimos puestos que son además los peor pagados. Desde aquí les ofrecemos la opción de mejorar ese futuro”, explica a EFE Lupiáñez.
Inserta Andalucía ofrece un programa de tres años con el que ofrece formación de manera remunerada y que, en este caso, da además respuesta a las necesidades de la hostelería.
“Es uno de los sectores con más demanda y también es uno de los sectores que les permite, en unos años, ascender incluso hasta jefes”, ha añadido el director de Inserta, que gestiona contratos de trabajo específicos para empresas de inserción.
Autoestima, cotizaciones y experiencia
Además de formar a los chavales, en este caso en cocina, les ofrecen capacidades como atención al cliente, trabajo en equipo o puntualidad con la que los colectivos ganan autoestima, cotizaciones, experiencia y un 90 % de éxito en la contratación.
“La iniciativa busca romper con la tendencia que solo les dejaba acceder al último escalón para que tengan más oportunidades”, resume Lupiáñez.
Y tras cuatro meses de cocinado a fuego lento y un microcrédito de Caixabank de 300.000 euros nació Impulsa 18, un catering para residencias, guarderías o centros de día en el que, de la mano de Nadir, otros extutelados marinan su futuro.
“Ellos tienen la suerte de que yo he pasado por ahí, que sé cómo se sienten”, apunta Nadir, que les enseña a cocinar y a “empaquetar” en las bandejas que luego se distribuyen entre los clientes, pero que también ha logrado de ellos puntualidad y muchas ganas.
El menú les enseña a porcionar el pescado que se hace al horno, a pelar verduras, preparar lentejas o sazonar la carne, pero incide especialmente en darles todos los ingredientes para que se cocinen un futuro laboral delicioso. ¡Buen provecho! EFE