La pintora Virginia Bersabé se dio a conocer hace diez años por su proyecto de pintar murales de cortijos abandonados con rostros de ancianas con alzheimer. EFE/ Raúl Caro.

Toda la fuerza de la vejez femenina, en la pintura de Virginia Bersabé

Alfredo Valenzuela I Sevilla, (EFE).- La pintora Virginia Bersabé se dio a conocer hace una década cuando, a sus 24 años, hasta los informativos nacionales de televisión dieron cuenta de su proyecto de pintar murales de cortijos abandonados con rostros de ancianas con alzheimer, un proyecto que ahora sigue con una exposición de pinturas que muestran toda la fuerza de la vejez femenina.

“De dónde tanta fuerza” es el verso de Alejandra Pizarnik que Virginia Bersabé, nacida en Écija (Sevilla) hace 34 años, ha elegido para mostrar sus últimas obras en el antiguo convento de Santa Clara, de Sevilla, donde ocupa tres salas con una docena de pinturas, además de un tríptico con forma de biombo con otras tres obras independientes que componen una sola imagen, y su primera obra en cerámica.

El desnudo de una anciana sentada en el filo de la cama de un viejo dormitorio, obra de grandes dimensiones bajo el título “Al borde del abismo”, transmite la intención y el tema de “De dónde tanta fuerza”, una serie de pinturas protagonizadas por ancianas de las que, en algunos cuadros, sólo se han plasmado sus manos o sus brazos, pero todos los cuales muestran “la fuerza interna y externa” de las modelos, según ha dicho a EFE Virginia Bersabé.

La artista parece que más que orgullosa de sus obras lo está de la confianza que ha logrado que sus modelos depositen en ella: “Es complejo que posen incluso vestidas, porque los cánones van a otro lado”, explica consciente de que su trabajo va a contracorriente -lo que no deja de divertirle- y de “lo bonito que es sentir esa confianza por parte de ellas”, explica con emoción.

Parecer hiperrealista sin serlo

En uno de sus cuadros ha plasmado uno de esos momentos que los flamencos consideran señalados por el duende, cuando tres veteranísimas gitanas flamencas -Carmen Ledesma, Angelita Vargas y “La Farruca”- bailaron juntas en el homenaje que hace ocho años dieron en Utrera (Sevilla) a Angelita, que sufría la parálisis de la mitad del cuerpo por una congestión.

virginia Bersabé
La pintora Virginia Bersabé junto a grafitis en muros de cortijos abandonados próximos a su ciudad, Écija (Sevilla). EFE/José Manuel Vidal

Aquella noche “Angelita parecía que se quería salir de la silla en la que seguía su homenaje y Carmen Ledesma y ‘La Farruca’ la auparon sujetándola por los hombres y las tres bailaron juntas apoyadas entre sí”, ha explicado la pintora, que ha considerado este cuadro suyo como “Tres Gracias actuales”.

También le divierte a Bersabé que consideran hiperrealista su pintura porque esta segura de que su estilo es “todo lo contrario. Si te acercas al lienzo ves los chorreones de pintura y cómo se montan unos sobre otros. Soy muy libre a la hora de pintar; alguien ha dicho que mi pincelada es muy subjetiva y es verdad. No tengo ningún parámetro a la hora de pintar”.

Del cortijo a París

La exposición incluye el enorme lienzo de 6,70 por 4,40 metros que pintó expresamente para el altar de la iglesia desacralizada de San Lorenzo, en Úbeda (Jaén), hoy centro cultural, y que en la sala de exposición de Santa Clara cuelga desde su máxima altura para reposar y extenderse por el suelo, ya que en Úbeda solo pudo verse durante dos meses y su creadora tenía interés en “descontextualizar” esta obra de tamaño colosal sacándola de aquel entorno grandioso.

virginia Bersabé
La pintora Virginia Bersabé junto a grafitis en muros de cortijos abandonados próximos a su ciudad, Écija (Sevilla). EFE/José Manuel Vidal

Virginia Bersabé trabaja ahora en acabar un cortometraje documental y en la edición de un libro sobre el proceso de sus pinturas murales en cortijos andaluces abandonados, en cuyos muros plasmó los rostros de ancianas aquejadas de alzheimer, y que llevaran el mismo título de este ambicioso proyecto pictórico: “Perdidos en un cortijo andaluz”.

La artista, que expone habitualmente en la galería de París PDP Gallery, pintó los muros de una treintena de cortijos abandonados, algunos de los cuales ya se han hundido por completo, lo cual, ha comentado con humor, “también formaba parte del proyecto”.

Bersabé ha asegurado que no eligió el tema central de su pintura de manera premeditada, sino que se debe a experiencias vitales suyas, fruto de la estrecha relación que siempre tuvo con su abuela María del Valle, fallecida en 2016 a los 84 años. Loli, de 93 años, hermana de María del Valle, se presenta como modelo de algunos de los cuadros reunidos en “De dónde tanta fuerza”. EFE