El director general del instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, en una entrevista con EFE. EFE/Salas

Manuel Otero (IICA): “El único camino posible de la agricultura es ciencia e innovación”

Luis Ortega I Córdoba, (EFE).- Con casi 83 años de trayectoria y una red de 34 oficinas por todo el continente americano, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) tiene el “mandato histórico” de promover el “desarrollo agropecuario y rural de las Américas” para dar “respuestas oportunas y efectivas” a las transformaciones que la agricultura requiere y en las que la innovación y la ciencia son herramientas esenciales.

En una entrevista con EFE, tras visitar Córdoba para estrechar lazos de cooperación con las universidades andaluzas, el director general del IICA, Manuel Otero, recuerda que el continente americano es “el principal exportador neto de alimentos del mundo”. Y, por ello, tiene la “responsabilidad de hacerlo de manera sostenible”. De ahí que el “único camino posible para la agricultura” sea “la ciencia y la innovación”, asegura.

Y para ello, el IICA ha apostado por “alianzas estratégicas” que deben “generar resultados”. Por lo que la unión con las universidades andaluzas, concretada en convenios con el Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (ceiA3), con sede en Córdoba, ha permitido la puesta en marcha de un programa de becas. Que cuenta con cuatro años de desarrollo para que jóvenes de Latinoamérica puedan cursar el máster Digital Agri en la capital cordobesa.

Cooperación horizontal

Hasta el momento, el IICA ha recibido cerca de 50 solicitudes. Y se han becado a 8 jóvenes profesionales de países como Colombia, Honduras, Costa Rica, Argentina y Panamá. Mientras que para la próxima edición se ofertarán otras cinco más. Y los beneficiarios tendrán la oportunidad de “vivir una experiencia única en un máster oficial de referencia en el sector no solo en España sino en toda Europa”.

IICA agricultura
El director general del instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, en una entrevista con EFE. EFE/Salas

“La nueva cooperación es horizontal, donde no hay un cooperante y un cooperado, sino que todos tenemos que aprender uno del otro”, resalta Otero. Quien reitera que “el único camino posible de la agricultura es el de la ciencia y de la innovación”. Y que debe tener “rostro humano” con el firme objetivo de que “esa tecnología sea en defensa de la gente y del medio ambiente”.

Y a pesar de que la realidad a ambos lados del Atlántico pueda ser diferente, con “costos de producción más bajos” en América, según Otero, allí se está haciendo “una transformación muy fuerte en los sistemas agroalimentarios”. Mientras que en Europa y “especialmente en España” el proceso de transformación “es muy profundo”.

Un aspecto diferencial puede ser el relevo generacional en las explotaciones agrarias. Un fenómeno que en América “no se da con tanta intensidad” debido a que es “un continente joven donde la tasa de natalidad es más alta que en toda Europa”. Y “cuando hay rentabilidad en el interior de las cadenas productivas, los jóvenes tienden a acercarse”.

La profesionalización de los agricultores

“Hay una esperanza en toda la agricultura y hay una necesidad, porque en el año 2050 tendremos que alimentar a 10.000 millones de habitantes. Y esto lo tenemos que hacer sin afectar a la biodiversidad, los recursos, el suelo y el agua, que va a ser cada vez más escaso”. Unos desafíos que “son muy grandes” y ante los que “las tecnologías digitales son fundamentales”, resalta Otero.

“La realidad de los sistemas productivos de América Latina y el Caribe es totalmente diferente. Porque tenemos mucho menos subsidios”, expone el director general del IICA. Quien ha incidido en que el continente americano depende mucho de los “precios internacionales”. Por lo que pide que “no haya distorsiones en esos mercados” para garantizar la “rentabilidad de los principales productos de exportación”. Como puede ser el caso de “la soja, el trigo, el maíz, o los productos cárnicos, pero también la banana, el tomate o el aguacate”, entre otros.

Ante el reto de garantizar la producción alimentaria para los próximos 30 años, Otero insiste en que la “ciencia y la innovación” son esenciales para profundizar en la “profesionalización de los agricultores”. Ya que “la agricultura dejó de ser un arte y ahora es una ciencia cada vez más compleja”. Y de Europa han aprendido el concepto de “bioeconomía”, que es el “gran puente entre la producción y el medio ambiente”.

“Cada vez se agregan más responsabilidades para la agricultura, la responsabilidad ambiental, la responsabilidad energética, en definitiva, la seguridad de nuestros pueblos” y, si bien las regulaciones “tienen que estar al servicio de los grandes objetivos estratégicos de la agricultura” como “aumentar los niveles de productividad”, un exceso de normativa puede terminar “afectando la capacidad de decisión de los agricultores”, concluye Otero. EFE