Córdoba, (EFE).- El artista brasileño Wagner Kreusch ha sido el ganador de la octava edición del Festival Internacional de la Flores ‘Flora’ de Córdoba con su creación ‘Río flotante’ instalada en el Palacio de Viana de la capital cordobesa, un galardón dotado con un total de 25.000 euros.
Según ha informado el festival, el jurado ha otorgado el premio a Kreusch por la realización de una obra «con visión de futuro ejecutada de manera deslumbrante, donde la botánica se convierte en arquitectura y se integra perfectamente en el espacio, invitando al espectador a vivirla».
Además, el segundo premio, dotado con 10.000 euros, ha recaído en la artista madrileña Paula Anta por su instalación ‘Arbor’ ubicada en el patio II del Museo Arqueológico de Córdoba.
El jurado se lo ha otorgado a Anta por «reinventar el patio mediante una inversión inesperada, en la que la naturaleza conquista la arquitectura proponiendo una solución de futuro basada en el cuidado y el equilibrio».
Según indica Flora, si cualquier idea que se plantee en relación al futuro debe tener en cuenta al agua, Wagner Kreusch va un paso más allá, convirtiéndola en protagonista de su instalación y planteando un diálogo entre naturaleza, arquitectura y memoria cultural, invitando al espectador a repensar nuestra relación con ella desde la memoria del pasado y la urgencia del presente.
Experiencia sensorial y poética
Una compleja estructura de cañas de bambú se sostiene sobre la fuente, como una ola vegetal y orgánica que hace un guiño a las formas curvas de los arcos del patio y, en ella, una planta tan común en los patios cordobeses como la aspidistra se convierte en un homenaje a la técnica india del ‘beehive’, que utiliza vasijas cilíndricas de terracota para enfriar el agua y el ambiente, un sistema parecido al del botijo español.
Gracias a la flexibilidad y resistencia del bambú, el resultado es una estructura monumental que, al mismo tiempo, conserva la ligereza de lo efímero.
Kreusch logra una experiencia sensorial y poética, un espacio donde el espectador puede sentir la fragilidad del agua, su poder transformador y carácter esencial para la vida.
Por su parte, en la obra de Anta un inesperado bosque de árboles invade horizontalmente el patio del museo, de tal forma que la naturaleza recupera su lugar en un extraño ejercicio de equilibrio que habla de un posible futuro, según señala Flora .
Los árboles invaden el espacio y de ellos surgen diversas flores y plantas medicinales, haciendo referencia a la sanación, el restablecimiento y la resistencia de la naturaleza.
La artista propone en ‘Arbor’ una suerte de arqueología natural, convirtiendo al árbol caído en metáfora de lo que hemos perdido, pero también de lo que aún podemos recuperar, en un camino hacia la curación. EFE