Fermín Cabanillas | Zahara de los Atunes (Cádiz) (EFE).- El jazz se puede modernizar sin perder sus raíces originales, como sostienen los componentes de ‘Triplanetas’, la banda española que ha sabido mantener su esencia sin dejar de explorar nuevos sonidos en todas sus actuaciones.
Así lo pudo comprobar el público que acudió a la apertura del ‘Festival JAZZahara Petaca Chico’ en Zahara de los Atunes, una cita que convierte durante tres días este rincón de la costa gaditana de poco más de 1.300 habitantes (en temporada turística baja) en capital nacional del jazz.
Para abrir el programa se ha contado con este singular trío, ‘Triplanetas’, formado por Daahoud Salim (piano), Bori Albero (contrabajo) y Julián Sánchez (trompeta), que, uniendo a artistas de distintos estilos, ha conseguido formar “toda una alineación de músicos” en torno a un mismo proyecto que se integra además perfectamente en el espíritu del festival de Zahara, con “un jazz contemporáneo, con raíces locales y vocación universal”.

«Las ideas de uno inspiran al resto»
Justo antes de subirse al escenario, Daahoud Salim, junto a sus compañeros, explica a EFE que nacieron por la unión de músicos que estaban viviendo en ese momento en Almería, “que son como buenas tres patas para un banco”, y a partir de ahí “se ha dado una combinación” que les ha llevado “de tocar en otros contextos a aportar cada cual mucho al conjunto”, de modo que “las ideas de uno inspiran mucho a los otros dos y se da ahí como una especie de sinergia súper dinámica y súper natural”.
En ese contexto se consigue el dominio que tiene el trío en la búsqueda de nuevas vanguardias sin abandonar el jazz clásico, aunque Salim cree que debería “ser algo natural”, porque “cuando se intenta innovar solo con la intención de innovar, a menudo salen cosas poco genuinas, quizás un poco forzadas”.
“Si tu lenguaje está en esa base y tú después experimentas cosas en la vida, y viajas tanto vitalmente como musicalmente, llega un momento en que cada vida incluye unos ingredientes y al final te sale tu propio potaje musical”, asegura gráficamente para entender que, al final, es mejor -en la música también- hacer las cosas con naturalidad, de modo que “las innovaciones se dan así, como de manera genuina”.
Son esos mimbres los que manejan los tres miembros del grupo, que tienen “muchas referencias en común, y después cada uno tiene su propio universo”. Julián “tiene mucho bagaje de música brasileña, de música free”, explica Salim, y él mismo viene de la música clásica, mientras que Boris ha escudriñado los secretos de la música medieval y el Barroco en Andalucía.
Mucho de improvisación, pero también de partitura
Daahoud Salim habla también sobre cómo el jazz es uno de los estilos musicales del mundo más asociados a vivir más de la imaginación de los músicos que de las partituras, “hay mucha música que contiene improvisación”, pero sí es verdad que conceptos como el ‘jazz free’ se basan en que “absolutamente el 100 % es música improvisada”, aunque hay piezas “muy arregladas, que tienen menos margen a la improvisación”.
Con todo ello, el público que acudió a la apertura del Festival JAZZahara Petaca Chico pudo ver en vivo cómo ha evolucionado la propuesta de este trío, justo antes de presenciar la actuación del trompetista, compositor y productor estadounidense Theo Croker, nominado a los Premios Grammy, que presentó su proyecto ‘Dream Manifest’, su séptimo álbum de estudio desde su debut en 2007.
Este sábado será el turno de Anggie Obin Quartet, la flautista panameña, y el onubense Juanfe Pérez y su proyecto ‘Prohibido el Toque’, dejando para el domingo a la trompetista y cantante portuguesa Jessica Pina, una de las voces más singulares de la nueva generación del jazz europeo. EFE