Manuel Vilas: ‘Una sola vida’ recuerda que las personas somos tiempo

Por Naiare Rodríguez Pérez

Zaragoza, 19 sep (EFE).- El escritor barbastrense Manuel Vilas ha presentado en Zaragoza su libro antológico de poemas ‘Una sola vida’. En él recorre los días de la semana “como si una persona ordenara su pasado”. “Las personas somos tiempo y los minutos vividos ya no volverán”, porque la vida no es como si fueras a un supermercado y pidieras “un dos por uno”, asegura en una entrevista con Efe.

Este es un libro de mirada melancólica que nace como “un testamento literario” y que abre una puerta a la comedia, como hacía Luis Buñuel, gracias a un paseo por momentos determinantes de su vida que hacen parada en Huesca, su “patria sentimental”.

Pregunta: ¿De dónde surge la idea de hacer un recorrido en el tiempo?

Respuesta: Es un recorrido por toda mi poesía y por aquello que más me emociona. Quería darles una ordenación distinta y original. Llevo muchos años escribiendo poesía y este libro es como una especie de testamento. Tengo 60 años y creo que he escrito más de lo que me queda por escribir. Existe una cierta melancolía del paso del tiempo, pero se me ocurrió tratarlo a través de los días de la semana.

“Yo era muy feroz, pero el tiempo te quita ese espíritu de combate y rebeldía”

P: ¿El transcurso de la semana es entonces un paseo por el tiempo?

R: Es un libro antológico. No había recogido todavía mi poesía de manera completa, pero este libro es distinto. Es fresco y tiene un orden especial. Es como si una persona ordenara su pasado. No cronológicamente, sino de acuerdo con un criterio más festivo e imaginativo.

Manuel Vilas: Las personas somos tiempo
El escritor Manuel Vilas presenta su libro ‘Una sola vida’ en Zaragoza. EFE/Javier Cebollada

P: Recoge poemas antiguos. ¿Qué ha observado en ellos una vez revisados?

R: Yo era muy feroz, pero el tiempo te quita ese espíritu de combate y rebeldía. A veces te sonrojas un poco al ver lo crío que fuiste con aquellas palabras elevadas. Lo que observo es que ha pasado el tiempo. Deberíamos tener distintos nombres para cada una de las épocas de nuestra vida porque el ser humano cambia en base a su experiencia.

P: En cierto modo, ¿este género siempre ha estado ligado a usted?

R: Yo empecé como poeta, pero uno se moría de hambre. Me fui a la novela. Tengo una vocación de comunicación y quiero hacer una literatura que llegue a la gente. Para mí escribir sin lectores no tiene sentido. Quise practicar un bilingüismo entre la poesía y la novela, aunque a veces la crítica lo distinga.

P: ¿Es la poesía la mejor forma de contar ciertos capítulos de una vida?

R: Es la literatura la que está capacitada para contar la vida. Hay novelas confesionales que son maravillosas y poesía que también lo es. Hay muchos libros de carácter autobiográfico, aunque la poesía siempre ha tenido ese componente.

P: Se puede encontrar un poema a Huesca. ¿Qué sentimiento le produce esta tierra?

R: Yo nací en Barbastro. No me puedo explicar a mí mismo sin mi origen geográfico y cultural, que es el Prepirineo y los pueblos de la zona. Es mi patria sentimental y, cuando voy a allí, saltan miles de recuerdos. El Barbastro que yo viví ya no existe y cuando camino por el pueblo lo que veo son fantasmas. Voy por las calles y pienso en todo lo que había antes, incluidas las personas. Ahora ya no hay nada y, aún así, es mi memoria. Tiene mucho valor sentimental.

“Yo soy un optimista, no creo en el fin del mundo ni nada de eso. Me parecen tonterías absolutas”

P: También hay uno que se lo dedica a un poeta futuro…

El tiempo perdido

R: Es intentar hablar con la gente que vendrá. Yo soy un optimista, no creo en el fin del mundo ni nada de eso. Me parecen tonterías absolutas. Esto de la humanidad es increíble y hemos venido aquí a destruir el universo. El cambio climático es una cosa horrorosa, pero estoy seguro de que, en el último momento, a alguien se le ocurrirá algo. En la novela también está el sentido del humor, que tiene que ver con mi origen geográfico. Soy del mismo sitio que Buñuel (el cineasta también era aragonés, de Calanda, Teruel) y, aunque planteemos la cuestión existencial más terrible y el abismo más angustioso del ser humano, siempre abrimos una puerta a la comedia.

P: El título hace alusión a la imposibilidad de recuperar el tiempo. ¿Se nos pasa por alto?

R: Quiero recordarle al lector que los minutos que está viviendo en este instante ya no volverán. Todo el libro está concebido como una defensa de la vida. Los minutos vividos ya no volverán porque no puedes ir a un supermercado y decir quiero un 2×1. Tienes que vivir intensamente sin que nada ni nadie te arruine.

P: Es una especie de ‘Hakuna Matata’…

R: También en el libro se cuentan las adversidades, angustias y terrores del mundo. Disfruta del mundo sabiéndolo. Hay una afirmación de la libertad personal.

P: ¿Somos las personas, por lo tanto, tiempo?

R: Sí, las personas somos tiempo. He querido recordarlo a través de la simbología de la semana. Se articula en siete días, una percepción del tiempo que todo el mundo reconoce.

P: ¿Con qué poema definiría su libro? ¿Hay algún punto de inflexión?

R: Hay un poema importantísimo que se lo dedico a la muerte de mi madre. El título es su número de teléfono, el 974310439. Está situado en el miércoles, el centro de la semana.

P: Y ahora, ¿más poesía?
R: Ahora estoy con una novela nueva. Voy a alternar porque si viene otro libro de poemas me quedo sin comer tres veces al día (risas).

Editado por Isabel Poncela