Cruz Roja celebra una jornada de actividades en la capital grancanaria con motivo del 25N y el 20 aniversario de la puesta en marcha del Dispositivo de emergencia para mujeres agredidas (DEMA). EFE/Ángel Medina G.

Suben las familias que acompañan a sus hijas menores a denunciar relaciones

Las Palmas de Gran Canaria, 25 nov (EFE).- La responsable del Dispositivo de Emergencia para Mujeres Agredidas (DEMA) de Gran Canaria, Pastora Pérez, ha informado este viernes de que aunque el perfil de quien acude a los recursos de emergencia es variado, porque todas las mujeres son susceptibles de ser víctimas, en los últimos años se ha incrementado el número de familias que acompañan a su propia hija menor a denunciar relaciones de pareja.

Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Pérez Calvo ha intervenido en unas jornadas organizadas por Cruz Roja, que gestiona el DEMA, en las que ha valorado los cambios significativos que ha habido en los 20 años que han transcurrido desde que se abrió el recurso, que comenzó “cuando no había ninguna protección jurídica ni leyes de violencia” y con “muy poco personal”, pero consciente de la necesidad específica que existía para proteger a las mujeres que sufrían violencia.

Desde que se creó este DEMA, ha añadido, se ha atendido a más de 6.700 mujeres, 440 de ellas este mismo año.

Pérez Calvo ha subrayado, además, que en los últimos ejercicios se ha incrementado de manera notable el número de víctimas a las que se atiende en este DEMA, por lo que ha sido necesario aumentar su presupuesto y capital humano.

“El DEMA en los últimos cuatro años ha sufrido un incremento en el número de llamadas que casi duplica el inicial”, ha lamentado.

“Lo que tienen que saber las mujeres es que no van a estar solas, que hay un montón de profesionales y recursos para ayudarlas y acompañarlas para que retomen sus vidas libres de violencia. Todos los procesos de ruptura de relaciones violentas son complicados, pero no están solas y existe una red de protección”, ha asegurado Pérez Calvo.

Preguntada por el número de mujeres que retorna con el agresor después de pasar por este recurso de emergencia, ha señalado que existen, sobre todo las que vuelven al domicilio familiar, pero que muchas veces regresan al DEMA meses o años después, más conscientes y preparadas porque ya tienen referencias de que existen recursos de protección.

Con este tipo de víctimas, ha explicado, la estrategia principal consiste en no juzgarlas, tratarlas con respeto y respetar su dignidad como persona, así como hacerles ver que el recurso “siempre va a estar para ellas”.

“Las mujeres víctimas a veces no toman la decisión en el momento que queremos y regresan con los agresores en la primera activación, pero lo importante es que sepan que pueden volver y que las atenderemos con toda la dignidad”, ha subrayado.

El DEMA funciona asimismo en coordinación con el 112 y su servicio específico de atención a mujeres víctimas de violencia de género y, cuando se activa, el personal de Cruz Roja se desplaza a cualquier lugar de la isla durante las 24 horas del día y se encarga de encontrar un espacio seguro para atender a cada una y ajustar la intervención en función de las necesidades.

RECURSOS PARA MENORES

Gloria Farías, psicóloga responsable del servicio insular de atención especializada a menores víctimas de violencia de género, ha explicado que generalmente trabajan con las madres, “desde el rol de madre”, en muchos casos para ayudarles a recuperar el vínculo perdido con sus hijos, también víctimas, que a veces, incluso, han llegado a normalizar la violencia.

“La parte del vínculo es una de las cuestiones que más trabajamos en los inicios de las intervenciones que realizamos”, ha detallado Farías, que ha especificado que también tratan de que las mujeres víctimas recuperen su estatus como madre frente al menor y trabajan, además, el establecimiento de normas, pautas educativas y límites, en función de cada caso.

Los menores, ha abundado Farías, llegan a normalizar esas relaciones tóxicas impregnadas de violencia y se encuentran con cuadros de ansiedad y, especialmente en los adolescentes, intentos de suicidio o autolesiones, así como depresión.

Preguntada por si es posible la recuperación psicológica de esos menores, Gloria Farías ha señalado que sí, porque los niños tienen “gran plasticidad”, aunque ha advertido de que se debe trabajar con ellos “desde muy pequeñitos” o lo antes posible.

“Con nuestro servicio se sienten acompañados, tanto a nivel educativo, como a nivel psicológico. Tenemos casos muy graves con los que trabajamos desde 2020, cuando se inició el recurso, pero hay otros que en un año o seis meses, en función de la sintomatología, se pueden recuperar”, ha asegurado la psicóloga. EFE