Iratxe Rodríguez y Pablo Ayerbe
Liaño de Villaescusa (EFE).- El coctelero cántabro que cobra 1,5 euros a los clientes que no consumen en su bar defiende que con esta acción está pidiendo “respeto a la profesión” porque detrás de los establecimientos “hay empresas y personas”.
“Lo que pedimos es coherencia, es sentido común: si usted viene a un bar, respete”, apunta en una entrevista a EFE el propietario de La Solía, Óscar Solana.
Solana niega que al cobrar por no consumir esté imponiendo tasas o impuestos, sino que trata de “darle valor” a sus camareros y a su negocio. “Lo que defiendo es coherencia, es sentido común, es respeto a una profesión”, insiste.
El ‘pan’ de siete familias
“La mejor forma de cuidarlos es que cuando alguien vaya a un bar consuma, porque cuando se consume entra dinero en la caja, y ese dinero hace que el camarero pueda cobrar”, explica.
El coctelero incide en que los bares son “pequeñas empresas” y pone como ejemplo La Solía, de la que dependen, asegura, siete familias, que han visto triplicados sus gastos por el elevado precio de la energía o los impuestos. “Vivimos de esto, es un negocio que tiene que ser rentable”, dice.
“Te estoy cobrando por el momento que estas viviendo, por estar sentado en un local limpio, con agua, con una conversación y que si hace frío está calentito”, defiende.

Prestigio profesional
El dueño del local, quien acumula varios premios por su labor como coctelero a nivel regional, nacional e internacional, cree que la polémica surgida a raíz de esta medida, “escapa de la lógica” porque solo pide “coherencia”.
En este sentido, Solana compara la política de su establecimiento con la de otros lugares como las salas de cine, donde según constata, no pueden entrar seis personas a ver una película si solo pagan cuatro.
Y defiende la legalidad de esta acción, ya que según afirma, el cliente está “advertido en todo momento” que si no consume se le va a cobrar 1,5 euros.
Sin quejas de clientes
La Asociación de Consumidores de Cantabria (UCE), no ha recibido, hasta el momento, ninguna queja por parte de clientes que hayan sido cobrados por no consumir en La Solía.
Según explica a EFE el abogado de la UCE Enrique Solís, esta conducta conlleva “riesgos” porque, aunque sea un derecho por parte de los hosteleros, “no se puede abusar” y cree que si no tiene consecuencias jurídicas, el fenómeno “se podría extender”.
Sin embargo, asegura que es “una práctica individual y aislada” que “no se ha propagado” entre otros hosteleros de la región, aunque considera que “debería ser objeto de estudio” y expone que la legalidad de ese cobro depende de las condiciones de la licencia de apertura del local.