Julio Ceballos posa en una entrevista con EFE/Pedro Puente Hoyos.

Leer a un cántabro para pensar como un chino

Santander (EFE).- Para cerrar un acuerdo hay que saber ponerse en el lugar del otro, sostiene el consultor cántabro Julio Ceballos, quien ha recogido en un libro su experiencia de casi media vida negociando con chinos para dar luz a las ideas preconcebidas que los occidentales tienen sobre ellos, descifrar cómo piensan y, de paso, demostrar que no son tan distintos.

Natural de Reinosa, Julio Ceballos (1979) asegura en una entrevista con EFE que “Observar el arroz crecer. Cómo habitar un mundo liderado por China” (Ariel), a la venta desde el 8 de febrero, no es un libro “ni prochino ni antichino”, pues sólo busca mostrar cómo es el ciudadano medio del gigante asiático.

En sus 512 páginas, este ensayo ofrece “herramientas para entender cómo funciona la cabeza de los chinos” y comprender su mentalidad, qué valores rigen su sociedad y también qué prioridades tienen.

¿Y por qué? Porque Ceballos está convencido de que el mundo será “cada vez más chino”. De hecho, tenía previsto titular su primer ensayo “Todos seremos chinos”, pero su editor se lo quitó de la mente porque podía “ahuyentar” al lector.

Ni todos los chinos son iguales ni todos son “superproductivos”, asevera Ceballos, en su objetivo de desmentir los múltiples clichés que dominan el pensamiento europeo. “Occidente no conoce ni bien ni lo suficiente a China y China tampoco conoce bien a occidente, pero sí lo suficiente”, contrapone.

Una oportunidad o una amenaza

El auge de China puede ser una oportunidad o una amenaza. “Depende en gran parte de nosotros, de lo preparados que estemos para competir con una nación gigante, con una historia larguísima y una superpoblación de gente que está en continua formación y que es muy competitiva y ambiciosa”, advierte

Pese a que “esto puede generar ansiedad” a los españoles, Julio Ceballos es partidario de tomar a China como “un factor en la ecuación”, sin preocuparse, pero sí tratando de “entenderla para competir con ella”.

“La mayor parte de los chinos tiene una vida bastante parecida a la nuestra”, recalca, antes de desechar esa idea de que China sea “una olla a presión” y que sus ciudadanos estén “cansados, oprimidos y deseosos de romper las cadenas que les atan”.

Julio Ceballos durante la entrevista. EFE/Pedro Puentes Hoyos

Los habitantes de China son conscientes de “que no tienen un sistema perfecto”, pero son “razonablemente felices”, ni más ni menos que un español. “La propaganda del partido (comunista) se encarga de enseñarles lo mal que están las cosas afuera”, agrega.

En su opinión, los chinos querrán poco a poco más cotas de libertad, pero no una libertad como la que entiende occidente. “No nos envidian demasiado, del mismo modo que nosotros tampoco a ellos”, incide.

Los chinos, de acuerdo a Ceballos, no aspiran a una democracia liberal como las europeas, “es más, les preocuparía” que las hubiera porque en países como España, con 1.350 millones de habitantes menos, ya es muy difícil llegar a acuerdos.

“No es porque no lo puedan decir” como a veces se plantea desde occidente. Los chinos también critican su sistema, aunque “en petit comité y con personas de confianza”, explica Ceballos.

Un listón más alto para los extranjeros

Cuando Julio Ceballos llegó en 2006 a China, al que considera un país “simpático y agradable”, las empresas estaban ávidas de talento extranjero. Esto ha cambiado.

“Nos acogían con los brazos abiertos de par en par y con la alfombra roja. Luego, con los años, han ido enrollando la alfombra porque tampoco tenía mucha justificación”, recuerda.

No es que ahora los chinos sean hostiles con las visitas, pero han puesto “el listón más alto” al extranjero que busca trabajar allí porque, a día de hoy, con un desempleo local alto, su prioridad es atender los problemas internos del país.

Explica que las empresas orientales quieren perfiles ahora “con dos apellidos” de especialización, que aporten un valor añadido, tengan una trayectoria profesional de al menos una década y un nivel de chino alto.

Pero hay algo que no ha cambiado: la forma de hacer negocios. “Es aparentemente sencillo, pero luego te das cuenta de que cuesta dar con la tecla”, señala.

En opinión de este consultor, abogado y escritor cántabro, los chinos son “grandísimos negociantes”. “Dan la bienvenida a todo el que traiga negocio, eso ni ha cambiado ni va a cambiar. Los chinos, antes de comunistas, son comerciantes”, recalca.

¿Qué empresa debe ir a china?

¿Ceballos, que se dedica a ayudar a hacer negocios a las compañías que quieren desembarcar en China, se decidió a escribir este libro en uno de los confinamientos preventivos de catorce días que tenía que pasar obligatoriamente cada vez que, en los primeros meses de la pandemia, llegaba al país.

El mercado chino “es complicado y exige de mucho tiempo de maduración y comprensión, de mucho empeño y de una estrategia muy clara”, argumenta.

Por ello cree que “no todas las empresas tienen que ir a China. Tienen que ir empresas de reconocido prestigio que ya tienen una implantación internacional, esas no pueden renunciar a ir porque es el mayor mercado de consumo del planeta”, opina.
Pero incluso esas grandes empresas como -apunta- Tous, Inditex, Pronovias o Telepizza “no tienen garantizado el éxito”.

Pablo G. Hermida