Solo las mujeres llevan la batuta

Lola Camús

Santander, (EFE).- Todos los conciertos sinfónicos que ha programado esta temporada el Palacio de Festivales de Cantabria estarán dirigidos por mujeres, una iniciativa que busca visibilizar el talento femenino en la profesión más masculinizada de la música clásica para que algún día una propuesta así deje de ser noticia.

“No es que no haya talento, simplemente se olvidan de ello”, dice a EFE Paula Sumillera, directora de la Orquesta del Cantábrico y una de las cinco maestras que subirán al podio en el teatro cántabro.

La titular de la Sinfónica de Amberes, Elin Chan, ha abierto el ciclo y hasta mayo, también dirigirán en la Sala Argenta Clio Gould, al frente de la Britten Sinfonia; Marzena Diakun, titular de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid y Anna Rakitina, con la Sinfónica del Principado de Asturias.

“Todas son mujeres talentosas, es normal que estén ahí”, subraya Isabel Ibarra, responsable de producción del teatro cántabro, que está apostando en todos sus espectáculos por la paridad.

Archivo EFE

Lo dejan bastante claro otras de sus propuestas de música clásica: el Cuarteto Brodsky, formado por dos hombres y dos mujeres, y el concierto de piano a cuatro manos que ofrecerán Hugo Selles y Kristina Socanski.

Se trata, dice, de “buscar la figura femenina como algo habitual” para lograr que solo sea noticia por su trayectoria y su talento. “El día que consigamos que sea una cosa cotidiana será el día que hayamos conseguido que la mujer esté donde tiene que estar”, sentencia.

Para el vicepresidente y consejero de Cultura, Pablo Zuloaga, este ciclo sinfónico “evidencia un cambio en el paradigma de cómo se debe programar y de cómo se debe visibilizar el talento femenino”.

Un tirón de orejas

Según un estudio de las asociaciones Clásicas y Modernas y Mujeres en la Música en colaboración con la Fundación SGAE que fue presentado en 2022, aunque con datos de la temporada 2018/2019, solo el 8 por ciento de las directores de orquesta en España son mujeres: 13 de 141. Y solo dirigieron el 5 por ciento de los conciertos.

Paula Sumillera cree que ese informe ha sido “un tirón de orejas” para los programadores porque “últimamente se están viendo muchos nombres femeninos” en los carteles de auditorios y teatros.

“Cada vez estamos más y demostrando que podemos estar ahí perfectamente”, asegura esta directora de 35 años, que es cofundadora de la primera orquesta profesional de Cantabria y compagina el podio con la enseñanza musical y la dirección de tres coros. “Tengo cinco trabajos”, aclara.

Román G.Aguilera

Isabel Ibarra apunta un dato más que ilustra la infrarrepresentación de las batutas femeninas: hay 35 orquestas sinfónicas publicas en España y solo dos están dirigidas por mujeres: la de Murcia, que tiene a Virginia Martínez como titular desde hace diez años, y la Orquesta de la Comunidad de Madrid, con Marzena Diakun. Luego están las formaciones privadas como la de Sumillera.

A su juicio, es “maravilloso ver a las maestras dirigiendo porque da visibilidad”, pero también tendría que haber mujeres en las gerencias y en los puestos de dirección de orquestas y auditorios para avanzar en el cambio.

Paula Sumillera veía su futuro en las ciencias ambientales y del mar pero se cruzó en su camino un profesor del conservatorio, Emilio Otero, que la convenció de que tenía talento para la música y la encaminó hacia la dirección. La veía “echada para adelante y con capacidad de liderazgo, un atributo muy importante para ser director”. A ella ni se le había pasado por la cabeza ese destino pero es que, como explica, no tenía referentes para visualizarlo.

Se presentó a las pruebas y las superó. “Eramos diez en clase, dos mujeres (ella y Lara Diloy) y no había ninguna en la clase superior o anterior”, recuerda. Y solo ellas dos han llegado al nivel profesional. “Alguno tiene alguna agrupación pero que estemos dirigiendo profesionalmente, asiduamente, somos nosotras dos. Somos muy trabajadoras, muy luchadoras, muy peleonas, muy constantes”, justifica, con un punto de orgullo.

¿La lavadora y los niños?

Cuando a Sumillera se le pregunta si hay machismo en la música clásica, hace una pausa, se lo piensa y responde: “Hay machismo en todas partes, yo sí lo he vivido y compañeras mías lo han vivido también”.

Recuerda que en un curso de dirección en Francia “con un maestro X” sus compañeros le preguntaban “qué es lo que le pasa al maestro contigo que es a la que más presión le está metiendo… Un día en el pódium me estaba corrigiendo y me explicó que esto es como cuando estás en casa y tienes la lavadora y tienes que cuidar a los niños”.

Este verano asistió a un concurso en Italia y una chica “con una personalidad apabullante que se comió a todo el mundo con patatas” se llevó el primer premio. Pero el comentario fue “es que ha ganado porque es chica y está de moda”.

Y otra compañera consiguió el primer puesto en una bolsa de trabajo y algunos se preguntaron en voz alta “qué llevaba ese día puesto”.

Parece que sí hay machismo. Una de las grandes orquestas del mundo, la Filarmónica de Viena, tuvo prohibida la entrada a intérpretes femeninas hasta 1997 y todavía considera que no ha llegado el momento de que una mujer pueda dirigir su famoso Concierto de Año Nuevo.

“Es esa parte elitista de la música clásica que tenemos que empezar a limpiar”, opina Sumillera. “Parece que a las grandes instituciones les cuesta adaptarse al cambio, pero creo que un poco más abajo, más cerca del suelo, donde esta la música, donde conectas con el publico y se están buscando otras cosas, es diferente”, añade.

Y lo sabe bien porque esa es su apuesta desde que decidió llevar la batuta y embarcarse en una aventura que le apasiona, aunque esté llena de dificultades.