España está entre los países de mayor consumo de benzodiacepinas. EFE/ Román G. Aguilera

La prescripción de psicofármacos en España crece tras la COVID, entre dudas sobre alternativas

Santander, (EFE).- España está entre los países de mayor consumo de benzodiacepinas, un uso sobre el que vienen alertando expertos y diversas organizaciones, que ha crecido con el aumento de patología con la COVID y que, para algunos, pone de manifiesto que todavía faltan recursos y estructuras, sobre todo en niveles intermedios, dentro del sistema sanitario.

Coincidiendo con la celebración, el 10 de octubre, del Día de la Salud Mental, médicos de atención primaria instaban a impulsar estrategias para reducir la prescripción de psicofármacos ante situaciones cotidianas.

Apostaban por frenar así el uso prolongado de benzodiacepinas para ansiedad o insomnio, especialmente entre adolescentes.

La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) ha alertado del “preocupante aumento” de consultas de adolescentes con síntomas psiquiátricos y/o psicológicos o por intoxicaciones múltiples derivadas de un mayor acceso a psicofármacos por el incremento de la prescripción, “tanto para ellos como para sus familiares”.

La presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Cantabria, Rita de la Plaza, explica que “cada vez se escucha más hablar” de estrategias de “desprescripción” de benzodiazepinas, orientadas a que los pacientes reduzcan su consumo.

“Desde luego, en la farmacia se ha notado un aumento de la prescripción de estos fármacos, sobre todo a raíz de la pandemia por COVID19, que ha incidido mucho en la salud mental de la población”, apunta.

De la Plaza añade que la investigación es constante, ya que cada vez hay más personas que necesitan estos medicamentos.

Y resalta que gracias al Sistema de Farmacovigilancia “se detectan efectos secundarios post comercialización que ayudan a mejorar la seguridad de los fármacos”.

Tendencia a “medicalizar”

Para el director del centro hospitalario Padre Menni de Santander, Carlos Pajares, que gestiona un centro que trata salud mental con 400 camas en la capital cántabra, más de 30 de ellas concertadas con el servicio público de salud y 330 con los servicios sociales, este tema merece una reflexión.

“La realidad es que España es de los países de la UE con mayor consumo de psicofármacos por habitante”, dice a EFE Pajares, cuyo centro atiende media y larga estancia de pacientes psiquiátricos.

En su opinión, todo tiene que ver con que en la estructura sanitaria que hay se pasa directamente de atención primaria a la especializada y “todo se medicaliza muchísimo por la falta de recursos intermedios”.

Ansiolítico y antidepresivo

Por su parte, el jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Valdecilla, Jesús Artal, cree que hay que discriminar entre los ansiolíticos y los antidepresivos cuando se reflexiona sobre si la prescripción es la adecuada o se abusa.

“Yo separo unos de otros, Efectivamente tenemos que buscar tratamientos piscoterapéuticos y de otro tipo para tratar ansiedad, y también esa ansiedad del día a día. Pero en el caso de los antidepresivos no me asusta que seamos un país que los utiliza”, asegura.

“Ojalá no hiciera falta por no haber enfermedades y ojalá se pudiera hacer más prevención”, remacha.

Este especialista cree además que no hay que dejarse llevar “por la idea de que todos los medicamentos psiquiátricos son malos”.

“Se puede caer en el error de no apoyar a un paciente que lo necesita con un antidepresivo bien pautado, por esa idea de no dar un medicamento que ponemos mucho”, lamenta.

“Estos fármacos lo que hay es que utilizarlos bien, pero no creo que sea algo para escandalizarse”, apostilla.