La abulense Sara Escudero (45 años), delegada de Cruz Roja Española en Polonia, está viviendo en primera línea de 'batalla' la guerra contra la crisis humanitaria que ha provocado la invasión rusa de Ucrania, de la que está a punto de cumplirse el primer aniversario. EFE/Sara Escudero***SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)***

Una abulense, en primera línea contra la crisis humanitaria en Ucrania

Ávila (EFE).- La abulense Sara Escudero, delegada de Cruz Roja Española en Polonia, está viviendo en primera línea de ‘batalla’ la guerra contra la crisis humanitaria en Ucrania que ha provocado la invasión rusa, de la que se cumple un año.


Aunque ha tenido que acudir a Sierra Leona para luchar contra el ébola, a los terremotos de Irán o Haití, al tsunami que sufrió Indonesia o al tifón de Filipinas, Escudero está viviendo “la gran crisis humanitaria de este siglo en Europa” de manera diferente, porque está “a las puertas de casa”, según explica.

La abulense Sara Escudero (45 años), delegada de Cruz Roja Española en Polonia. EFE/Sara Escudero.


Acostumbrada a afrontar crisis de todo tipo en distintos rincones del mundo, esta voluntaria abulense relata a EFE su experiencia desde Polonia, donde se trasladó con su familia en agosto de 2020, como una misión “mentalmente muy dura”, ya que la prolongación del conflicto y la gran cantidad de personas afectadas derivan en un “desgaste emocional y físico”.


De hecho, los voluntarios de esta ONG a la que pertenece desde hace 27 años, también reciben apoyo psicológico cuando lo necesitan para afrontar la avalancha de refugiados llegados desde todos los puntos de Ucrania, especialmente en las primeras semanas tras la invasión.

Crisis humanitaria en Ucrania


En total, han abandonado su país más de ocho millones de ucranios, de los cuales 1,5 millones se encuentran en Polonia, cuyos habitantes se han mostrado “muy solidarios” con unos vecinos que, salvando las distancias, compara como los españoles y portugueses.


Aunque llegó a Varsovia en agosto de 2020, esta ingeniera en Obras Públicas a la que hacerse voluntaria de Cruz Roja le cambió la vida, el conflicto bélico le ha obligado a cambiar el chip, una vez más, moviéndose por cinco de los ocho puntos fronterizos entre Polonia y Ucrania.

El objetivo: dar inicialmente una respuesta a la emergencia humanitaria que se produjo en las primeras semanas, con flujos diarios de entre 20.000 y 25.000 personas cada día, que tenían que ser atendidas, para después ser derivados a otros puntos del país o de Europa.

Solidaridad de los polacos


Sara Escudero destaca la solidaridad de los polacos, que tienen “ahí” las consecuencias de la II Guerra Mundial, al mismo tiempo que señala como hay 44 países involucrados en la ayuda y la acogida, entre ellos España, a la que los ucranios agradecen su colaboración, llegando a acoger más de 125.000 personas.


Tras la rápida y “fluida” respuesta inicial, pese a las dificultades de una avalancha humanitaria de estas características, el millón y medio de refugiados que se encuentran en Polonia están repartidos por diferentes ciudades, entre las que destacan Varsovia, Cracovia y Breslavia.


Ahora, una vez superada esa “primera avalancha” y finalizada la “fase de emergencia” inicial, Escudero apunta que se encuentran en la “fase de estabilización”, tratando de que los refugiados “se integren, encuentren trabajo, aprendan el idioma, se escolaricen los niños y reciban atención sanitaria”.


Y todo mientras se prepararan para los “diferentes escenarios” que se puedan producir a partir de ahora, ya que desde Cruz Roja se analizan todas las posibilidades para hacer frente a situaciones de “vulnerabilidad” y “desamparo”, en función de cómo evolucione el conflicto.


Para afrontar esta “misión mentalmente muy dura”, cuenta con el apoyo de su familia en Polonia -marido y dos hijos-, así como la de Ávila, hasta donde se ha desplazado para “desconectar para volver a conectar” el pasado verano y unos días en las pasada Navidades.


Ahora, de vuelta a Polonia, donde no sabe hasta cuándo estará, sigue haciendo un llamamiento a la población que “aún puede colaborar” ya que “esta emergencia no ha terminado”; es más, advierte de que, cuando finalice, “la reconstrucción costará mucho”. EFE