Ángeles Santos, la ganadera que lucha por la igualdad desde la cúpula de un sindicato agrario y la propietaria de la primera quesería de Castilla y León con sello ecológico, posa durante una entrevista a EFE con motivo del Día Internacional de la Mujer, en Zamora. EFE/Mariam A. Montesinos

Tres emprendedoras que reducen la brecha de género en la España vaciada

Alberto Ferreras | Zamora (EFE).- La ganadera que lucha por la igualdad desde la cúpula de un sindicato agrario; la agricultura premiada en Europa por apostar por un cultivo alternativo; o la fisioterapeuta que abrió con éxito su consulta en un pueblo de cien habitantes. Estos son solo algunos ejemplos de emprendedoras en la España vaciada que contribuyen a reducir la brecha de género en el medio rural.


Historias de la España vaciada que tienen nombre de mujer ydan visibilidad al empoderamiento femenino en los pequeños núcleos de población y, aunque cada una de estas empresarias tiene su propia visión de la igualdad y un recorrido particular, todas ellas han hecho el camino de regreso de la ciudad al campo para ser pioneras en su ámbito allí donde el reto demográfico supone una dificultad añadida a la hora de emprender.

Ángeles Santos, la ganadera que lucha por la igualdad desde la cúpula de un sindicato agrario y la propietaria de la primera quesería de Castilla y León con sello ecológico. EFE/Mariam A. Montesinos


Con motivo del Día Internacional de la Mujer, la Agencia EFE ha puesto el foco en tres ejemplos de emprendimiento femenino en el medio rural, en plena España vaciada, que rompen estereotipos e ideas prejuzgadas de determinadas profesiones.


De la sucursal bancaria al campo


Licenciada en Dirección y Administración de Empresas, Ángeles Santos trabajó en una oficina bancaria urbana hasta que un día decidió que lo que realmente le gustaba era el campo y dar continuidad a la explotación familiar de ganadería y elaboración de quesos artesanales.


En Fariza (Zamora) comenzó a llevar las riendas del negocio familiar, la primera quesería de Castilla y León con sello ecológico y a la vez aumentó su compromiso con el sindicalismo agrario a través de COAG, organización en la que en 2021 entró en su Ejecutiva nacional y cumplió el hito de ser la mujer más joven en hacerlo y la persona que más respaldo obtuvo de todos los integrantes del cónclave de dirección.


Santos ha asegurado que en el medio rural encuentra “los mismos techos de cristal que cuesta romper” que en las ciudades, ya que las mujeres que trabajan “al final tienes el triple de jornada laboral porque las tareas del hogar y el cuidado de los niños siguen recayendo todavía mucho en nuestras espaldas”, ha declarado.


Sobre las trabajas específicas para la igualdad en el mundo rural, ha puesto de relieve que en el sector agrario muchas mujeres invisibilizan su propio trabajo al no estar cotizando, lo que hace que se quiten valor a si mismas. “Creo que es importante que se refleje en las estadísticas, pero también en ti misma, que te des empoderamiento”, ha defendido.


Premios a una explotación alternativa


Nuria Álvarez por su parte se ha mostrado más positiva respecto a la reducción de la brecha de género en el campo, ya que aunque han reconocido que la agricultura puede ser un sector masculinizado cada vez se introducen en él más mujeres y no ha considerado que éstas tengan más trabas, sino que “las trabas son per se, la burocracia y los trámites administrativos son tan horrorosos, da igual para mí que para un hombre”.


Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, Álvarez cambió su trabajo en la ciudad por el campo y en el pueblo de su familia, Almendra (Zamora), de 151 habitantes, montó una explotación de moras, un cultivo alternativo al que ha dedicado los últimos ocho años de su vida.


En este tiempo ha completado el ciclo con la comercialización de este producto a través de la marca Agroberry que lo vende en fresco, congelado, en mermelada o en licor, entre otras posibilidades gastronómicas de este fruto rojo.


Su labor le ha valido premios como el de Mejora de la Competitividad de la Comisón Europea o el premio Excelencia a la innovación en la actividad agraria del Ministerio de Agricultura.


Fisioterapeuta, mujer y rural


La que aún no atesora premios es Blanca Calvo, que sin embargo sí merecería uno por su valentía para emprender en un pueblo de un centenar de habitantes en un negocio tan especializado como es una clínica de fisioterapia.


Esta fisioterapeuta que vivió en Zamora y estudió la carrera en Ponferrada (León) se fijó en el pueblo zamorano de su familia materna, Riego del Camino (95 habitantes), para abrir hace dos años “El Árbol de la Vida” un centro de fisioterapia que lejos de fracasar ha ampliado sus servicios al sumar esfuerzos con una psicóloga que también ofrece sus servicios en las instalaciones.


Alejado de grandes núcleos de población y a mitad de camino entre Zamora y Benavente, Blanca Calvo está especializada en patología neurológica y recibe a pacientes captados no sólo entre la población envejecida del entorno sino incluso de la capital zamorana.


Como profesional mujer, en alguna ocasión ha tenido que enfrentarse a comentarios machistas e ignorantes como el de que para el trabajo de fisioterapia “siendo chica no vas a tener fuerza”.


Una fuerza que estas tres emprendedoras han mostrado en su día a día para aminorar la brecha de género en el medio rural y en la conocida como España vaciada. EFE