Cristina García Casado| Salamanca, 17 abr (EFE).- Salamanca ha abarrotado la ribera del río Tormes en un Lunes de Aguas multitudinario donde han convivido las escenas más tradicionales de la merienda del hornazo con la fiesta universitaria masiva al aire libre.
Desde la una de la tarde han comenzado a desfilar hacia esa zona multitud de personas, sobre todo jóvenes, cargada con bolsas repletas del tradicional hornazo y otras viandas, así como con grandes botellas rellenas de vino y otras bebidas.

Lunes de aguas en la capital y también en la provincia
El Lunes de Aguas, una tradición arraigada en toda la provincia y declarada Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León, los salmantinos salen a los parques junto al río Tormes y al campo a merendar el típico hornazo, siempre ocho días después del Domingo de Resurrección.
En la capital suelen ser mayoría los estudiantes, mientras que las familias tienden a reunirse más a las afueras o en los numerosos municipios que celebran sus romerías y fiestas también el Lunes de Aguas.
Alrededor del Puente Romano de la capital también hay zonas diferenciadas: una más tranquila, para quienes quieren pasar una tarde de merienda al sol sentados en sus mantas con amigos y familia, y otra más fiestera en la que el ambiente se parece más al de un botellón juvenil.
Día de reencuentros
Entre las mantas que han tomado plaza desde la una en la zona tranquila junto al Puente Romano, destacaba la mesita de Isabel y su hermana, muy bien ataviadas con numerosas neveras y unos platos de embutido ya empezados.
“Venimos todos los años, menos en la pandemia. Nos encanta, mi hermana vive en Ávila y yo en Zamora, pero somos de aquí y aquí nos reencontramos”, ha explicado a Efe Isabel, antes de mostrar la mitad del gran hornazo que ha preparado en su casa.
No muy lejos de ellas disfrutaban del espléndido día Rebeca (de México), María José (Costa Rica) y su amiga de Perú, que esperaban al resto de sus compañeros, sobre todo “al que trae la bocina”, cada manta es una pequeña isla con su música y sus conversaciones.
“Esta es la tercera vez que lo vivo y este año he optado por la zona tranquila. En el otro lado del puente es un descontrol, todo se descontrola muy rápido”, ha contado Rebeca, para quien el hornazo está rico “pero es un poco seco”. “Yo le quitaría algo de masa, y me he traído mi Valentina”, ha apuntado en referencia a la típica salsa picante mexicana.

Lunes de Hornazo, tortilla y empanada
El tradicional hornazo vive el Lunes de Aguas su día grande, cuando su producción se multiplica por diez y es omnipresente en todas las meriendas al aire libre que caracterizan esta jornada que tanto echan de menos los salmantinos que viven fuera de la provincia, como han ido expresando en las redes sociales desde primera hora.
El hornazo es un icono de la gastronomía salmantina que podría describirse como una empanada de harina de trigo, con masa recia, rellena de productos típicos de la matanza del cerdo (lomo adobado, jamón y chorizo), y en algunas preparaciones también con huevo.
Se trata de un preparado contundente que es demasiado para algunas personas, como Marina, Mónica y su amiga, de Andorra, quienes han querido cumplir con la tradición pero a medias: comerán junto al Tormes, pero una empanada de jamón y queso.
Las jugadoras del Ribert femenino han ejercido de salmantinas con el tradicional hornazo, pero también “con el tinto, que no falte”, y las tortillas”, ha indicado a Efe Pilar.
Algunos jóvenes no eligen entre la merienda tranquila y la fiesta, hacen primero una cosa y luego la otra. “Venimos todos los años, estamos aquí hasta las nueve y luego salimos un rato por las discotecas”, cuentan Celia y Nuria. EFE