La directora de cine Paula Ortiz,posa para los medios gráficos durante la presentación esta mañana de la película "Teresa", con la que participa en la sección oficial de la 68 edición de la SEMINCI. EFE/Nacho Gallego

Paula Ortiz exprime en su último filme las dudas de Santa Teresa de Jesús

Roberto Jiménez| Valladolid (EFE).- Un siglo de existencia censa la imagen de Santa Teresa de Jesús en el cine español, su análisis y tratamiento desde todos los ángulos: del religioso y dramático hasta el histórico y hagiográfico, desde la primera aproximación en 1926 hasta la última que Paula Ortiz acaba de estrenar en Valladolid.


El magnetismo de una mujer que transgredió todos los órdenes en la canónica e inquisitorial España del siglo XVI ha sido recurrente prácticamente desde el inicio del cine hablado en nuestro país, ahora de la mano de la actriz Blanca Portillo como antes hicieron Aurora Bautista, Concha Velasco, Isabel Ordaz y Paz Vega.


Despojada de cualquier condicionante, Paula Ortiz (Zaragoza, 1979) ha titulado “Teresa” a secas su cuarto largometraje, que ha presentado este lunes fuera de concurso en la sección oficial de la 68ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), una semana después de estrenar “Al otro lado del río y entre los árboles”.


Detrás de esa “montaña rusa” de sensaciones en unos pocos días, se esconden “cinco años de vida y de trabajo”, en ambos casos sendas adaptaciones: la primera de la novela homónima de Ernest Hemingway y la segunda de “La lengua en pedazos”, un ensayo del escritor y dramaturgo Juan Mayorga.


De plena actualidad


Teresa “es una mujer de hace quinientos años que nos nombra tanto o más que Hemingway”, una persona que a ella le concierne bastante más que el escritor estadounidense: “Resulta mucho más fácil imbuirse de su imaginación y palabra”, ha precisado respecto a la monja reformadora durante la rueda de prensa posterior a la proyección.


¿Qué encierra la vida y la obra de Teresa de Jesús? ¿Dónde reside su atractivo para seguir interesando la religiosa que fue santificada apenas medio siglo después de su muerte? Para Paula Ortiz radica en que “nos nombra con una crudeza y lucidez apabullante”, ha añadido delante de Blanca Portillo y Asier Exteandía.


A través el texto de Juan Mayorga, la realizadora española traslada al espectador las dudas de la carmelita que desafió a la norma monástica, al poder civil y religioso del momento con una obra reformadora que emprendió en Ávila (1567) poco antes de cumplir los cincuenta años y continuó hasta el final de sus días.

La actriz Blanca Portillo, posa para los medios gráficos durante la presentación esta mañana de la película “Teresa”, con la que participa en la sección oficial de la 68 edición de la SEMINCI EFE/ Nacho Gallego


Dudas muy actuales


Ortiz ambienta su propuesta en la fundación del primer monasterio de la reforma carmelitana de monjas (San Juan de la Cruz gestionó la de frailes), momento en el que recibe la visita de un inquisidor para sofocar la rebeldía de una monja retadora pero fiel a su conciencia y sentido de la vida.


Asier Etxeandía, en el papel de inquisidor, exprime las dudas de Santa Teresa al tiempo que se encuentra con las suyas propias en un diálogo vehemente, tan pasional y descarnado que, en el caso de Blanca Portillo, resultó “un viaje emocional muy importante pero también gozoso”, ha admitido.


Ha sido rodado en monasterios de Aragón y Cataluña, una arquitectura gótica de tanto ornato y desmesura que contrasta con las pequeñas casas o ‘palomarcicos’, paneras, cuadras o antiguas viviendas humildes donde Teresa de Jesús inició la reforma que dio origen a las carmelitas descalzas.


Teresa es de todos


“No es una película religiosa porque Teresa es de todos”, se ha apresurado a precisar Etxeandía antes de insistir en la duda como leitmotiv de esta aproximación al ideario de la mística y reformadora que en su tiempo fue acusada de hereje y subversiva desde cánones estrictamente heterodoxos.


Su misticismo fue motejado de alucinaciones y fantasías demoníacas; el trato con los humanos, hombre o mujer, acusado de una carnalidad desviada; y su reforma de una osadía y desobediencia impropias en una religiosa y mujer de la época.


“Yo me he sentido muy identificado con las dudas que tenía (y nunca ocultó) porque son el juez que todos tenemos para saber si el camino que estamos tomando es el adecuado, como le pasó a Teresa”, ha apuntado el actor que fue alumno de Blanca Portillo.

Feminista

No se ahorra la directora el manido enfoque feminista (social, literario y cinematográfico) de la monja cuando ésta formula un reproche al inquisidor con el que se entrevista durante toda una noche: “No hay acierto de mujer que no sea considerado un disparate”.


El filme prácticamente arranca con el linaje judeoconverso de Santa Teresa, siempre intuido pero que hasta hace no tanto fue demostrado documentalmente cuando un historiador dio con el pleito de hidalguía de los Cepeda en el archivo de la Real Chancillería de Valladolid.

El historiador se llama Teófanes Egido, que sigue escribiendo y estudiando en su convento, justo detrás del Teatro Calderón donde ha sido proyectada “Teresa”. EFE
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