El Archivo Diocesano de Burgos cobija unos 80.000 documentos entre libros sacramentales, de fábrica o matrícula, además de la propia documentación de la Diócesis, aunque los que concentran ahora la atención son las partidas de bautismo de burgaleses emigrados al extranjero que piden sus descendientes para solicitar la doble nacionalidad. En la imagen, el director del Archivo Diocesano, Miguel Ángel Saiz.- EFE/ Santi Otero

En busca de la partida de bautismo de los abuelos en un archivo de 80.000 documentos

Burgos (EFE).- El Archivo Diocesano de Burgos cobija unos 80.000 documentos entre libros sacramentales, de fábrica o matrícula, además de la propia documentación de la Diócesis, aunque los que concentran ahora la atención son las partidas de bautismo de burgaleses emigrados al extranjero que piden sus descendientes para solicitar la doble nacionalidad.

La Ley de Memoria Democrática abrió en 2022 la puerta a que muchos nietos de emigrados puedan conseguir la nacionalidad española y, como consecuencia de ello, los archivos de la Iglesia se han visto desbordados de peticiones, que en el caso de Burgos se han multiplicado por ocho.

El Archivo Diocesano de Burgos cobija unos 80.000 documentos entre libros sacramentales, de fábrica o matrícula, además de la propia documentación de la Diócesis, aunque los que concentran ahora la atención son las partidas de bautismo de burgaleses emigrados al extranjero que piden sus descendientes para solicitar la doble nacionalidad. EFE/ Santi Otero

Récord de peticiones

La media de los cuatro años anteriores eran 40 solicitudes anuales, con ejercicios de más (47 en 2022) y de menos (32 en 2019); sin embargo, en 2023 ya se recibieron 331 peticiones y, hasta finales de mayo, llevan acumuladas 185, así que en este 2024 volverán a batir récords, ha asegurado a EFE el director del Archivo Diocesano, Miguel Ángel Saiz.

Ha recordado que el registro civil no se creó hasta 1871, así que para consultar cualquier documento anterior hay que acudir a las parroquias, cuya labor callada también salva los descuidos de los registros civiles, que en algunos casos han desaparecido o tienen lagunas, y en el ámbito religioso escasos son los pueblos que no conservan ese registro.

Argentina y Cuba concentran el mayor número de peticiones, pues ha sido a estos países a los que han emigrado mayoritariamente los burgaleses en los últimos 150 años, seguido de México, aunque a mucha distancia. Y también hay alguna petición, pero minoritaria, de Perú, Chile o Puerto Rico.

Son solicitudes que se remontan a nacidos, no ya a finales del siglo XIX, sino a mediados, ha apuntado Saiz, pues se están retrotrayendo a 1850, 1860 y 1870, lo cual dificulta aún más la tarea de localizar la partida de nacimiento del abuelo o el bisabuelo, del que muchos solo saben que era de Burgos, y con suerte, la zona o el pueblo desde el que emigró.

Búsquedas exhaustivas

El personal del Archivo Diocesano tiene que hacer una búsqueda exhaustiva, pero muchas peticiones vienen incompletas, con datos erróneos o insuficientes, por lo que Saiz siempre intenta “centrar el tiro”.

“En Burgos hay casi 1.200 parroquias”, ha recordado, así que lo primero que se les pide es que concentren la localidad, que diferencien entre capital y provincia. Y, luego, les pide un recuerdo, una anécdota, algo que permita acotar la búsqueda, que a veces parte solo del documento de la aduana en el que la única referencia que aparece es Burgos.

Aún así, el nivel de éxito es elevado porque el Archivo es capaz de resolver satisfactoriamente el 60 por ciento de las peticiones; el 40 por ciento restante o quedan sin resolver, por falta de datos, o se derivan a otras diócesis.

Un milagro digitalizado

Miguel Ángel Saiz ha admitido que, dadas las innumerables vicisitudes por las que han pasado los registros parroquiales, es un milagro que se conserve tanta documentación, y en tan buen estado.

El documento más antiguo data del 1011 y son tres pergaminos de la fundación del Monasterio de Oña. Saiz ha explicado que dos incendios, el más grave en 1599, y la ocupación francesa durante la Guerra de la Independencia, han impedido que se conserven documentos desde la creación de la diócesis de Burgos, en el año 1075.

La mayor parte de los 80.000 documentos son del siglo XVI en adelante, y alrededor de 60.000 ya están digitalizados, así que ahora trabajan en digitalizar los pendientes y aquellos microfilmados que no están bien, con la vista puesta en diseñar un programa informático que permita la consulta de todo el material, proyecto impulsado por el Arzobispado.

Joyas históricas

Los libros sacramentales de bautismo, confirmación, matrimonios y defunciones, junto con los libros de matrícula (que recogen el cumplimiento Pascual), los de fábrica (sobre el mantenimiento de los templos), de cofradías o de apeos (registros catastrales), son joyas que permiten conocer la historia de un municipio, la del templo parroquial o la de una de sus familias.

“Los libros de matrícula permiten hacer un estudio sociológico desde el siglo XVI hasta el 1950”, ha asegurado Saiz, que ha recordado que los primeros libros sacramentales empezaron con el Concilio de Trento, en 1560, pero que en Burgos los hay anteriores, pues el primer libro de bautismo data del 1494, de Nofuentes.

“El objetivo que tenemos es conservar todo el patrimonio documental que nos ha llegado”, ha insistido el director del Archivo, quien pone en valor el trabajo de los curas rurales, grandes artífices de la conservación de ese patrimonio, con dedicación, cuidado y esmero. “Es casi milagroso que hayan llegado a nosotros”, ha apuntado Saiz. EFE