Valladolid (EFE).- El recién elegido secretario general de la UGT de Castilla y León, Óscar Lobo, está convencido de que el gobierno de coalición entre PP y Vox ha sido «la etapa más negra y oscura» de la historia autonómica y, de cara a las próximas elecciones, ha confiado en que los populares «hayan aprendido» y no se planteen para el futuro reeditar esa alianza.
En una entrevista con EFE, Lobo ha confiado en que tras la salida del gobierno de Vox Castilla y León pueda pasar página definitivamente de esta etapa, que afectó a las relaciones de los sindicatos con la patronal y con el Gobierno autonómico, con una «alteración» que intentó «por todos los medios dinamitar» esos puentes del diálogo social surgidos en la etapa de Juan Vicente Herrera como presidente autonómico.
«La extrema derecha lo que quiere es deslegitimar y quitar poder y representación a los sindicatos de clase y esa ideología puede ser muy tentativa, puede ser una tentación» para entidades como CEOE, a cuyo presidente actual en Castilla y León, Santiago Aparicio, Lobo ha defendido por ser defensor del diálogo social con una «firme convicción».
El nuevo líder de la UGT ha pedido «tiempo» para ir «viendo la predisposición de la patronal» para avanzar en materia de negociación colectiva y en materia de diálogo social, una vez que Vox salió de la ecuación del Gobierno en el verano pasado.
«Urge hacer reflexión de los dos años de gobierno, que no redundó ni hizo nada positivo y recuperar el clima que teníamos normalmente y las relaciones con la Junta», ha indicado Lobo, quien califica como «correctas» las relaciones con el «gobierno en minoría» del PP, aunque ha pedido dar un paso más y trazar un «cordón sanitario» respecto a la extrema derecha.
Críticas sin coacciones
Preguntado por si los sindicatos actúan y critican con libertad a la Junta de Castilla y León y su presidente, tras conocerse el aviso de la Generalitat Valenciana a los sindicatos por ver «incompatibles» las subvenciones que reciben con llamar «caradura» al presidente Carlos Mazón (PP), Lobo ha asegurado que en esta Comunidad no se sienten «coaccionados ni coartados» para defender sus posiciones.
Ha recordado que en Castilla y León los sindicatos han vivido «lo contrario»: «Un gobierno que nos insultaba y nosotros hemos respondido, no con insultos, sino con movilizaciones, actuaciones de carácter institucional e incluso judicial.

«Nos sentimos muy libres», ha afirmado sobre esta situación, que en el caso de la Comunidad Valenciana «es una muestra del delirio de lo que está pasando» en ese territorio, ya que las aportaciones públicas que reciben los sindicatos tienen su origen en la función Constitucional que desarrollan: «Somos un contrapoder establecido y necesario», ha apostillado.
En este sentido, ha rechazado que «algunos no asuman una parte de la Constitución», en referencia a quienes creen que las aportaciones a los sindicatos son discrecionales y carecen de legitimidad, que en palabras de Lobo viene dada por los votos que respaldan a las diferentes candidaturas en los centros de trabajo.
600.000 empleados con la jornada reducida
Lobo ha reconocido que el tema que ha marcado sus primeros días de gestión es plasmar el acuerdo con el Gobierno sobre la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, ya que puede beneficiar a unos 600.000 empleados de Castilla y León, por lo que ha confiado en que la «interlocución permanente» con la patronal CEOE pueda conjugar esos «intereses opuestos» que se han plasmado en esta materia, con un «equilibrio».
Ha lamentado que la patronal no haya aportado alternativas en la negociación abierta, por lo que ha defendido que PSOE y Sumar, que llevaban esta reducción en sus programas electorales, hayan optado por llegar a un acuerdo con los sindicatos para intentar legislar en este sentido, a falta de que el Congreso de los Diputados pueda respaldar esta medida: «Esto no podía quedar sin un tiempo límite, no podíamos entrar en un proceso de bloqueo permanente», ha concluido.
Negociaciones como esta de la jornada laboral o la relacionada con el salario mínimo son ejemplos de la utilidad de los sindicatos, en opinión de Lobo, quien ha recelado de la idea de que los jóvenes están alejados de estas organizaciones: «Este debate de los jóvenes lo escuchaba hace 30 años, (…) le puedo asegurar que donde hay una fuerte implantación sindical tenemos muchos afiliados, también personas jóvenes que tienen una trayectoria laboral y que perciben la utilidad».
Aunque existe una «alta rotación» en la afiliación, con personas que recurren puntualmente al sindicato para resolver un problema puntual con su empresa y luego se dan de baja tras solucionarlo, Lobo ha asegurado que en los últimos cuatro años se han producido 25.000 nuevas entradas en el sindicato en Castilla y León y una «parte importante permanece».
Sobre la posibilidad de que una mujer pueda dirigir en Castilla y León o en España un sindicato como UGT, Lobo ha defendido la «autonomía» de cada organización para optar por la persona que considere oportuna de entre las que den el paso, aunque celebra que ya haya un «importante volumen» de mujeres en las direcciones de las organizaciones sindicales, donde existe en su opinión un concepto de igualdad «completamente asimilado y aceptado».EFE