Un hombre circula por el centro de Barcelona con un patinete eléctrico en una imagen de archivo. EFE

Cataluña cierra la puerta a los patinetes eléctricos en el transporte público

Barcelona (EFE).- Los patinetes y monociclos eléctricos ya no pueden entrar, desde este miércoles, en el transporte público de Cataluña, que se ha convertido en la primera comunidad autónoma en prohibir estos vehículos en trenes y autobuses, un veto temporal de seis meses que ha levantado las quejas de usuarios y empresas del sector.

“Va en contra de los trabajadores”, asevera enfadado a EFE Nicolás, usuario del patinete eléctrico que hasta ahora lo combinaba con el tren para acortar su trayecto hasta su puesto de trabajo y que con la prohibición “pierde” más de media hora andando entre ir y volver a la estación.

En las primeras horas desde la entrada en vigor de la prohibición, el cumplimiento es generalizado, como se puede apreciar paseando por las principales estaciones del transporte público barcelonés.

Así lo señala Pau, vigilante de seguridad de la concurrida estación de metro de Plaza Espanya, que está controlando los accesos desde las siete de la mañana y apenas ha visto a “un par de despistados”, cuando en un día normal la cifra de patinetes es incontable.

También Juan, que supervisa la terminal de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) de la Avinguda Carrilet, en L’Hospitalet de Llobregat, ratifica el cumplimiento mayoritario de la prohibición.

Parece haber surtido efecto la campaña informativa que desde hace días avisa que hoy entra en vigor la prohibición, así como la amenaza sancionadora: 200 euros de multa para los que incumplan.

Sin embargo, durante los primeros días a estos “despistados” no se les impondrá la sanción, y se priorizará la información, ha detallado la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), que ha señalado que los usuarios con patinete que se detecten ya en el interior serán invitados a abandonar el transporte público en la siguiente parada.

Entre los usuarios del transporte público hay división de opiniones: a algunos les da igual porque no son usuarios y el veto no les afecta; otros son más empáticos y, aunque no tienen patinete, consideran que la medida es “desproporcionada”; mientras que los hay que ven bien el veto temporal para prevenir “riesgos” y desconfían de los patinetes “trucados”.

Este es justamente el argumento que esgrimió la ATM cuando pidió a todos los operadores de transporte público de Cataluña que modificaran las condiciones generales de uso de sus servicios para que incluyeran esta prohibición temporal.

La decisión viene motivada por el aparatoso incendio que se produjo a mediados de noviembre del año pasado en un vagón de FGC al explotar la batería de un patinete eléctrico, lo que obligó a detener el convoy y a evacuar a los pasajeros.

Durante los seis meses de vigencia de la prohibición, se elaborará una propuesta de regulación sobre el acceso y seguridad de los patinetes eléctricos y otros vehículos de movilidad personal.

Desaparecidos -o invisibles- en el transporte público, en la superficie, la postura de los usuarios del patinete eléctrico tampoco es unánime. Aunque prima el sentimiento de agravio, hay otros más urbanitas indiferentes a la prohibición porque con su patinete van a todos lados.

También se han lamentado del veto las empresas del sector de la movilidad agrupadas en la Asociación de Empresas de Movilidad, Entorno Sostenible y Smart (Aemes Smart), que han reclamado la retirada de la prohibición y la adopción de medidas “mucho más eficaces”, como permitir la entrada de los patinetes adecuadamente plegados y apagados, y prohibir únicamente su carga.