Barcelona (EFE).- El Ayuntamiento de Calafell (Tarragona) ha empezado a vigilar con drones que los vecinos no llenen sus piscinas privadas, una actividad prohibida por la Generalitat por la situación de sequía en Cataluña.
En este municipio tarraconense hay 2.500 piscinas particulares, una cantidad que el Ayuntamiento dice que es “inasumible” para controlar a pie, desde la calle, que no se llenen, con el añadido de las dificultades de visibilidad, ya que habitualmente están protegidas con muros, verjas o vegetación.

Por eso, el consistorio ha iniciado vuelos diarios con drones que toman imágenes “para hacer un inventario de las piscinas que están vacías” e ir vigilando en los sucesivos días “si se llenan o no y, si se llenan, proceder a la correspondiente sanción”, ha explicado el concejal de Ecología Urbana, Aron Marcos, en un vídeo difundido en el perfil del Ayuntamiento de Calafell en Instagram.
Calafell: excepcionalidad hídrica
En uno de los municipios tarraconenses con más piscinas por habitante, el rellenado se podría averiguar con el consumo del agua, ha admitido Marcos, pero con los drones el sistema es más rápido y eficaz, ha sostenido.
Calafell es uno de los casi 500 municipios de Cataluña en situación de excepcionalidad hídrica, en la que, entre otras restricciones, está prohibido llenar piscinas privadas, el riego queda limitado a supervivencia de árboles y no se debe rebasar los 230 litros por habitante y día, computando en esta cifra tanto el consumo privado como el de las actividades comerciales y económicas de cada localidad.