GRAFCVA3495. VALENCIA, 08/03/2022.-. 44 personas de 15 nucleos familiares han llegado a última hora de hoy en autobús procedentes de Ucrania fletado por la fundación Juntos por la Vida .EFE/ Ana Escobar

Juntos por la Vida: Ucrania quiere la paz pero teme un ataque a gran escala

València (EFE).- La Fundación Juntos por la Vida fue la primera ONG de España que llegó a Ucrania tras comenzar la invasión rusa y continúa, un año después, en un país cuyos habitantes quieren que “termine la guerra y llegue la paz” pero viven “con miedo” a que se produzca un ataque a gran escala durante la semana en la que se cumple el primer aniversario de su inicio, el 24 de febrero de 2022.

“Cuando empezó la invasión no podíamos imaginar que el conflicto se fuera a alargar tanto”, coinciden en declaraciones a EFE el ucraniano Mykola Honcharenko, voluntario de la Fundación valenciana, y Clara Arnal, presidenta de la entidad, que explica que cuando los primeros refugiados llegaron a España “pensaban que la invasión solo iba a durar unas semanas, pero ya ha pasado un año”.

El 80% de los refugiados ha regresado a España

Durante ese tiempo, Juntos por la Vida ha trasladado a más de 3.200 personas a la Comunitat Valenciana, en su mayoría madres con hijos que fueron acogidos por familias o se les facilitó algún alojamiento, pero el 80 % de los desplazados ya ha regresado a Ucrania tras vivir el “duelo migratorio” y el alto nivel de estrés que les ha supuesto “no poder adaptarse a España ni conseguir un trabajo que les ayude a subsistir”.

Arnal, junto a otros miembros de la Fundación, recorre del 21 al 26 de febrero varias ciudades ucranianas -como Ivankiv, Irpin o Bucha- para llevar ayuda humanitaria y el primer punto móvil de energía, que les ofrecerá acceso a internet por satélite, puntos de carga de móvil y dos puntos de bebidas calientes y calefacción, así como estufas de leña y grupos electrógenos ante un invierno con temperaturas de 20 grados bajo cero.

Intervención desde la guerra del Donbás

Recuerda que la Fundación interviene en Ucrania desde 2014, con la guerra del Donbás, y aunque desde entonces han visto cómo la manipulación de los medios de comunicación y la propaganda “ha tenido mucho que ver con el patriotismo por parte de la población ucraniana pero también ha sembrado temor”, nadie esperaba que el 24 de febrero de 2022 se produjera la invasión rusa ni que el conflicto se fuera a alargar tanto.

“Tanto en Ucrania o en Rusia o Bielorrusia los aniversarios tienen una gran fuerza y significado, lo que ha hecho que se incremente el temor a que se produzca un gran ataque”, explica para añadir que le han comentado que las calles de Kiev, en la que ya hay mucha menos gente, “estarán vacías” este viernes.

Arnal subraya la labor de las 900 familias voluntarias ucranianas y, en Ucrania, la de alrededor de 400 voluntarios, entre ellos Mykola Honcharenko, un joven soltero de 30 años que colabora con la organización desde la base en Stryi facilitando ayuda humanitaria a pequeños pueblos que han sido prácticamente destruidos por la guerra.

De instalador de sistemas de seguridad a voluntario

Honcharenko, que antes de la invasión trabajaba instalando sistemas de seguridad y todavía no ha combatido en el frente, asegura a EFE que la población ucraniana “tiene miedo, pánico”.

“No sabemos lo que este cabrón (en alusión a Putin) tiene en su cabeza. Le gustan los aniversarios y no sabemos qué puede ocurrir pero tampoco queremos pensar en eso porque ¿qué podemos cambiar? Nada. Que pase lo que pase”, señala.

Además, confiesa que nadie “imaginaba” que la guerra fuera a durar tanto tiempo: “Algunos pensaban que era solo un susto pero no, ahí estamos y no sabemos qué tiempo va a durar y qué puede ocurrir más”, y desea que esta guerra “se acabe pronto” y les “dejen en paz”.

“Vamos a conseguir levantar el país, tener más fuerza y enseñar a todo el mundo que Ucrania no es un país pequeño”, añade este joven ucraniano, quien dice sentirse “bien” ayudando a la gente que vive en su país, y explica que todos los días recorre muchos kilómetros en coche para llevar generadores y estufas “porque hace frío”, comida, ropa, mantas, pilas o linternas a pueblos que “están totalmente destrozados y siguen estando sin nada”.

“Hay calles que tenían veinte casas y ahora solo quedan dos en pie y siguen viviendo allí. Es gente que necesita ayuda”, afirma para añadir que sienten la solidaridad de los países occidentales.

Aumento de los niveles de estrés

Clara Arnal explica que en los refugiados ucranianos en España han aumentado los niveles de estrés, pero también en Ucrania, donde parece que se ha “normalizado la situación” y se han acostumbrado a caminar bajo el ruido de las sirenas, retirarse a casa con el toque de queda y a las calles oscuras por la falta de electricidad.

“La mayoría de ucranianos dicen que desean la victoria pero también hay quienes están más desesperanzados y opinan que no tiene sentido la guerra, ni tanta destrucción ni tantos millones de vidas rotas”, afirma la presidenta de la Fundación, que añade: “Bajo mi punto de vista es así, ninguna guerra tiene sentido”.

También critica que en la Comunitat Valenciana no se ha puesto en marcha las ayudas de 400 euros prometidas a los refugiados, que no pueden mantenerse económicamente al no encontrar un trabajo y cuyas familias de acogida no pueden hacer frente a esa carga económica.

Concha Tejerina