Imagen de archivo de un primate en el centro de recuperación e investigación "Primadomus" de Villena (Alicante). EFE/MORELL

Primates que aprenden a ser monos y chimpancés en el centro de rescate de AAP en España

Antonio Martín | Villena (Alicante) (EFE).- Un total de 336 primates maltratados y explotados por particulares o en mal llamados espectáculos con animales han aprendido a ser y a comportarse como monos y chimpancés tras ser rehabilitados física y psicológicamente en el mayor centro de rescate de ejemplares exóticos del sur de Europa, en Villena (Alicante) y que este año cumple 15 años.

En un recinto de 20 hectáreas en la sierra de Salinas, entre Alicante, Albacete y Murcia, le centro de AAP Primadomus (‘aap’ significa mono en neerlandés) se dedica fundamentalmente a la recuperación integral tanto de primates como grandes felinos que han sido abandonados o decomisados en operaciones contra el tráfico o posesión de animales exóticos, y una vez rehabilitados se les busca una ubicación definitiva en algún santuario o parque zoológico europeo.

Actualmente ocupan las instalaciones 46 primates (también 36 grandes felinos) bajo el cuidado de un grupo de biólogos, veterinarios y etólogos que velan por su bienestar y, en la mayoría de los casos, para que aprendan a volver a ser monos y chimpancés, entre otras especies de primates, después de toda una vida obligados a actuar como simples mascotas domésticas y encerrados entre barrotes.

La responsable del departamento de Primates del centro, Olga Bellón, ha destacado a EFE que el bienestar del animal “no solo pasa por una condición de salud adecuada sino por conseguir su rehabilitación social con otros individuos de la misma especie” ya que el fin último es lograr “que sean capaces de vivir en un grupo con otros congéneres de la forma más estable posible”.

Reducir los comportamientos anormales

Para ello es necesario reducir los comportamientos anormales que presentan al llegar (eliminarlos “es muy complicado”) mediante el enriquecimiento social a través de la introducción con otros primates de su especie y tratando de minimizar en la medida de lo posible el contacto con los humanos, es decir, con el personal que les atiende.

Una vez rescatado de toda una vida en una jaula, el ejemplar se somete a una cuarentena de doce semanas para una recuperación física que incluye desparasitación, chequeos veterinarios, control de virologías y valoración del estado musculoesquelético.

El grupo más numeroso de los recién llegados son macacos de Berbería (especie originaria de Marruecos y Argelia), aunque también hay chimpancés, capuchinos, titís o macacos de cola de cerdo, y todos son sometidos a análisis virológicos y bacteriológicos, placas y al estudio y cuidado de los dientes, a menudo en mal estado por una dieta inapropiada con mucho azúcar.

Paralelamente, ha relatado Bellón, comienza el estudio del comportamiento del primate, que suele presentar respuestas impropias de su naturaleza consecuencia de un largo encierro, la falta de estímulos y de haber sido apartado de su madre y resto de grupo. Estas carencias se reflejan en movimientos repetitivos, como caminar de un lado a otro o el balanceo de cabeza, la automutilación (se golpean, muerden o arrancan pelo a sí mismos) y reacciones agresivas.

Imagen de archivo de varios primates y un cuidador en el centro de recuperación e investigación “Primadomus” de Villena (Alicante). EFE/MORELL

‘Speed dating’ para la recuperación

En algunos casos y tal como ocurre con los humanos, se les puede administrar medicación con los mismos principios activos de los ansiolíticos o antidepresivos para ayudar a bajar el nivel de estrés e iniciar la rehabilitación social o psicológica, que en AAP Primadomus primero pasa por presentaciones protegidas con congéneres en instalaciones contiguas para, poco a poco, comenzar el contacto directo con individuos semejantes.

Se hace, en primer lugar, con un primer contacto visual a través de ventanas o en instalaciones anexas y poco a poco compartiendo espacio físico con individuos más sociables, algo parecido al ‘speed dating’ entre personas.

Bellón ha relatado a EFE que una vez que se conforman grupos estables de entre seis y siete individuos se busca un destino definitivo en uno de los socios de reubicación que cumpla una serie de requisitos que garantice el buen cuidado.

De esta manera, dejan atrás un duro paso en el que, en muchos casos, han pasado años de encierro en jaulas de hasta 1 por 1 metro colocadas en sitios a veces inverosímiles, como el hueco de una escalera o al fondo del salón, ha explicado a EFE la responsable de Comunicación de AAP Primadomus, Berta Alzaga, quien ha indicado que otros ejemplares fueron liberados tras años de estar atados por cadenas en patios.

Un primate no es un animal doméstico ni de compañía

Alzaga ha recordado que los animales exóticos “no son mascotas” y “no pueden vivir adecuadamente en un entorno doméstico” ya que ahí no se cubren sus necesidades de comportamiento natural, de relación con semejantes ni de espacio, todo lo cual conduce a un “enorme sufrimiento”.

El recinto de Villena, el segundo de AAP junto a otro en Holanda, fue el primero español reconocido por CITES (Comercio Internacional de Especies Amenazadas) y fue avalado desde su creación, en 2009, por la primatóloga inglesa Jane Goodall, premio Príncipe de Asturias’2003.

Aunque en un principio se ideó como santuario para que pasaran ahí los últimos años de vida algunos animales rescatados, al poco tiempo se reconvirtió en un centro de recuperación para la rehabilitación integral de los animales y desde 2013 también acoge grandes felinos, como tigres, leopardos, leones y panteras.