Los actores Pepe Viyuela y Mariano Peña lideran "Las Nubes", una obra de Aristófanes dirigida por Paco Mir. EFE/Jero Morales

“Las Nubes”: cielo despejado al inicio, con nubosidad en evolución y humor con poca brisa

Alberto Santacruz

La retórica se puede aprender de muchas formas y en muchos sitios, incluso en casa, en la misma donde padres e hijos deben convivir y “aguantarse”, o en una comedia, donde gestores, promotores y actores deben interpretar sus papeles aunque llueva, haya más nubes que claros y el humor sea algo espeso.

Este “totum revolutum”, aderezado con varios toques de musical y algo de humor -no mucho, la verdad-, sostiene “Las nubes” sobre el cielo de su autor, el griego de Aristófanes, aunque sometidas al viento del director y adaptador de la obra, Paco Mir.
“Las nubes”, que esta noche se ha estrenado en el Teatro Romano de Mérida en el marco de su festival, es una obra dentro de otra: la del propio texto, que aborda las relaciones de padres e hijos y la retórica como arma muchas veces injusta, con los días previos a la inauguración del teatro emeritense, en los que sus gentes buscan el interés.

El inicio de la misma presenta un cielo despejado, brillante, con voluntad de agradar y buscando la participación del público, pero con el paso del tiempo se va nublando, y eso que Pepe Viyuela, Mariano Peña y Moncho Sánchez-Diezma demuestran tablas.
Con una escenografía viva y en constante movimiento, “Las Nubes”, las de Mir, se presenta como una oportunidad de conocer la comedia de Aristófanes, una crítica a la tiranía de los hijos y contra quienes a través de la palabrería pretenden modelar la sociedad.

La retórica (I)

Padre e hijo en la obra, Estrepsiades e Hipocomiso; padre e hijo en la vida real, Pepe y Samuel Viyuela, dan vida a un progenitor hundido por las deudas del chaval. La mejor idea del papá es enviar a su hijo a la escuela de Sócrates (Manuel Monteagudo) para que aprenda “palabrería” que le permita evitar pagar a sus acreedores.
Sin embargo, es Estrepsiades el que va primero; su hijo, después. Allí se sumergirán en la retórica, una manera de decirle a sus acreedores que las cosas no son como se ven y que, realmente, no hay deuda alguna. Es, por tanto, una crítica también al dudoso valor de la palabra vacía, la mentira, la manipulación y la charlatanería.

La retórica (II)

A su vez, “Las Nubes” es la obra con la que -en formato ficción- se pretende inaugurar el teatro emeritense. El empresario, promotor y “vendedor de motos” Ultimatum, papel que interpreta Mariano Peña, trata de convencer a la mujer del cónsul –Cristina Almazán– para que este espectáculo levante el telón.
El público asiste al ensayo general de la obra y, al mismo tiempo, a los dimes y diretes de tan magno acontecimiento. Aunque los dos recorridos se entremezclan y los mensajes propios de cada obra están claros, el cielo despejado del inicio se nubla poco a poco.

Paco Mir ha introducido cambios en los nombres de algunos de los personajes, referencias al lenguaje inclusivo, toques de feminidad y algo de crítica a la clase política. Sin embargo, el humor, elemento necesario para cualquier comedia, se queda en tierra de nadie o se eleva con ropajes caducos.
Paco Mir afirmó este lunes en la presentación de la obra que sus nubes son “una gran gamberrada a una obra que ya es gamberra”. Posiblemente lo sea desde el escenario, pero no queda tan claro desde las gradas.