Madrid (EFE).- El Teatro Real estrena “Lear”, la monumental partitura de Aribert Reimann, y recupera así una de las óperas que la covid obligó a posponer en 2020, de la que el coliseo programa seis funciones, del 26 de enero al 7 de febrero, en las que por primera vez en la historia del teatro estarán todos los músicos en el foso.
Con la dirección musical de Asher Fish y un reparto casi idéntico al que estaba previsto hace cuatro años, Calixto Bieito reproduce en el coliseo madrileño el drama de William Shakespeare que Aribert Reimann (Berlín, 1936) compuso y estrenó en 1978 en la Ópera de Múnich.
Con el libreto de Claus Hennberg, Bieito presentó en 2016 la misma producción en la Ópera de París, que llega ahora al Real “sin cambios fundamentales”, ha señalado este viernes durante su presentación Yves Lenoir, responsable de la reposición.
Un montaje con un enfoque “sensible, con la utilización del cuerpo y de la piel, sin hemoglobina, a la que Calixto ha trasladado su experiencia personal con el recuerdo del fallecimiento de su padre”.
Considerada hoy una de las más importantes partituras operísticas de la segunda mitad del siglo XX, dividida en dos partes con libreto de Claus Henneberg. Fue el barítono Dietrich Fischer-Dieskau (Berlín, 1925–Starnberg 2012) quien propuso a Reimann -con quien trabajó estrechamente como intérprete- realizar una ópera a partir de ‘El rey Lear’, de Shakespeare.
Pasión por el poder, relaciones familiares y la ambición
‘El rey Lear’ se inspira en un cuento popular ‘Leir’, incorporado a la historia de la Inglaterra desde el siglo XII. Un drama en el que se aborda la pasión por el poder, las relaciones familiares, la ambición sin fin, la lealtad, el egoísmo, la locura y la vejez.
El rey Lear tenía tres hijas y quiso conocer el grado de su afecto para designar sucesora a quien más le quisiera. Goneril y Regan dieron rienda suelta a los halagos hacia su padre, mientras que Cordelia, la menor, le contestó que le quería como padre y nada más.
El tiempo y las peripecias vendrían a demostrar que era la única digna del trono, mientras Bieito provoca en las dos mayores el descarnado efecto de devorarlo al optar por lanzarlas un trozo de pan para representar el reparto del reino.
Paralelamente a la historia de Lear, se plasma la de Gloucester y sus hijos en el segundo acto, un momento en el que destino de todos se fusiona.
Para Calixto Bieito ‘Lear’ “es una especie de Capilla Sixtina, una obra inabarcable” en la que el rey toma la decisión de abdicar lo que “provoca la destrucción de la familia y la violencia. La codicia es el motor que mueve el mundo”, ha señalado a través de una grabación en vídeo.
Bieito, que ha trabajado otros textos del autor inglés, asegura que este ha sido “el más complicado porque todos los intérpretes tienen que ser solistas y es muy difícil armonizar esa galaxia, pero aquí está”.
Inspirado en Shakespeare
Precisamente, se inspiró en Shakespeare y en el Globo -el teatro donde estrenaba sus obras- para recrear una escenografía de espacio quemado, con maderas, que pueda ser una casa o un palacio, repleto de iconografía de pintura española e imágenes de expresionismo alemán. “Es como ir al Museo del Prado”, añade.
Lear al autodestronarse es desterrado de su casa y de sí mismo, es consciente de su degeneración y cada vez está más cercano de la muerte. Una imagen que se representa como un Jesucristo ‘Pietà’ de El Greco.
El reparto está encabezado por el barítono Bo Skovhus (El rey Lear) y la soprano Susanne Elmark (Cordelia), a ellos suman Andreas Conrad (Edmund), Ángeles Blancas (Goneril), Erika Sunnegardh (Regan) y Ernest Alish (Bufón), que actuarán junto al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.
El director musical Asher Fisch subraya que la música es un apoyo imprescindible para el drama, aporta todos los subtextos para comprender la dramaturgia, “es lo que la convierte en una obra maravillosa”; y a ella le aporta contexto la escenografía y la interpretación de los cantantes. “Un grupo de notas aisladas no tendría sentido sin ellos”.
“Es muy extremo lo que le pasa al personaje”, dice el barítono Bo Skovhus, que comenta que pensó que le resultaría imposible aprenderse el libreto dada su magnitud.
Skovhus considera que el texto habla sobre el la vejez. “¿Qué hacemos con las personas mayores? ¿Ya no forman parte de la sociedad, nos molestan? Para mi es el gran interrogante de la obra: ¿soy viejo y ya no valgo nada? Soy viejo, pero sigo siendo una persona”.
Y añade que la pregunta clave para Lear es: ¿alguien me conoce?, ¿quién puede decirme quién soy?.
