San Sebastián (EFE).- La actriz francesa Juliette Binoche presentó este sábado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián ‘In-I in-Motion’, el documental con el que se adentra por primera vez en el mundo de la dirección, y que, según recordó hoy en rueda de prensa, le impulsó a dirigir Robert Redford, fallecido hace unos días.
‘In-I in-Motion’ recoge, durante dos horas y media, la gestación del espectáculo teatral de 2007 de Binoche y el bailarín y coreógrafo británico Akram Khan, que mezclaba interpretación y danza y que gustó a Redford cuando lo vio en Nueva York.
«Akram yo estuvimos con el espectáculo de gira durante muchos años. Fueron 110 actuaciones en muchos continentes que terminaron en Nueva York. Fue allí, cuando al salir del escenario Robert se acercó a mi camerino, cerró la puerta y me dijo: ‘tienes que hacer una película con esta pieza’, y le dije que sí, recordó la actriz.
Tras buscar financiación, Binoche se embarcó en el proyecto hace dos años junto al productor Sebastián Fonseca, comenzando por reunir las cintas que su hermana había rodado durante los ensayos del espectáculo, en los que la intérprete francesa desnuda su alma ante el público.
«El mundo necesita creadores»
Binoche dijo que el documental llega en un momento en el que el mundo necesita de los creadores.
«La política no va a ayudar, porque ahora está todo el mundo en esta economía egoísta, así que creo que el arte puede ayudar a encontrar maneras de comunicar. Creo en las conexiones espirituales y en poder unir», indicó en respuesta a una pregunta sobre la situación en Gaza y sobre si sería importante o no boicotear a Israel en el ámbito de la cultura.
«Nosotros hacemos lo que podemos como actores – prosiguió- pero deberíamos entrar en nuestro lado creativo y apostar por uniones de colaboración, encontrar áreas de lenguaje común y ser humildes. Tenemos que ir hacia la humildad y quitarse la máscara del orgullo».

Binoche: «He aprendido a ser exigente»
En ‘In-I in-Motion’ Binoche tuvo que aprender a bailar profesionalmente, lo que supuso un gran esfuerzo de dedicación y constancia, pero nunca pensó en abandonar.
«Cuando yo empecé a bailar era como una patata, tenía ideas y sentimientos, pero no sabía expresarlos. Tomó tiempo y alguien que creyera en mí. Arkam fue también muy generoso porque tuvo que rebajar su nivel para ajustarse al mío», reconoció.
Pero, «no pensé en parar el proyecto en ningún momento. Atravesar una dificultad forma parte del viaje, si no tienes obstáculos no puedes crecer», afirmó la actriz que asegura que ha aprendido a ser «muy exigente», una cualidad que ha formado parte de ella siempre en su profesión.
Y además, admitió que la pasión por sacar adelante el proyecto «ha sido emocionante a todos los niveles, un disfrute».
A la actriz francesa tampoco le supuso un problema que por primera vez se le vea tal y como es y no interpretando un personaje.
«Siempre hay una intimidad que se muestra, y no, no me importó mostrarme como la verdadera Juliette», aseveró.