Fernando Sanz |
Valladolid (EFE).- La actriz Carolina Yuste ha debutado como directora con el documental ‘Este cuerpo es mío’, realizado junto al ítalo chileno Afioco Gnecco y estrenado en España dentro de la 70ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci): «queríamos contar realidades ‘trans’ desde el amor», ha comentado.
«Queríamos hablar de estas realidades ‘trans’ desde lo positivo, que haya adolescentes que se pueda ver reflejados en esta historia y que les de calorcito al corazón», explica en una entrevista con EFE, junto a Gnecco, a raíz de este estreno en el festival de Valladolid.
Yuste aclara que la grabación de este largometraje, de 86 minutos, ha sido un proceso «más natural de lo esperado», aunque también ha afrontado dudas, alguna dificultad técnica y el ‘síndrome del impostor’ durante el rodaje».
«He ido aprendiendo. Al principio me costaba más, me iba a casa sin el plano que yo quería porque no sabía cómo decirlo, pero conforme hemos ido poco a poco también he ido aprendiendo y eso me parece chulo», reconoce.

La suya ha sido una apuesta por el fondo, por contar las historias más allá de lo que ella misma reivindica, ya que todo ese «hippismo y amor también vienen de la herida más grande» y recuerda que «ser amorosa en este sistema es un esfuerzo gigantesco, porque lo fácil es estar enfadado».
Preguntada por si volverá a dirigir, Yuste remarca que le gusta mucho su oficio como actriz y que ahora no tiene una necesidad de volver a ponerse detrás de la cámara, pero deja la puerta abierta a hacerlo en el futuro: «No sé por dónde me llevará el camino», ha apuntado.
Cambio de papeles
La cinta narra el proceso de transición del propio Gnecco a un hombre ‘trans’, lo cual desde el punto de vista fílmico cambia en paralelo a su protagonista: desde unas primeras grabaciones hechas con el móvil «con secuencias feas» hasta los últimos planos rodados en Valparaíso (Chile) con un equipo profesional.
Gnecco, que también codirigió con Yuste el corto ‘Ciao Bambina’ (2024), Biznaga de Plata al mejor corto documental en Málaga y nominado al Goya, reconoce a EFE que ponerse delante de la cámara «no es nada fácil», rechaza que le llamen actor y se lleva como aprendizaje de Carolina el hecho de que «da igual lo bonito que sea el plano porque, si no llega la emoción, no sirve».

Ambos aplicaron esta máxima a un documental en el que eliminaron escenas enteras -algunas con secuencias espectaculares con drones o una en la que Gnecco se atrevía a sumergirse en una piscina, grabada con un equipo de varias personas- a favor de formatos más emocionales.
Tender la mano
Preguntados por si en la creación de la película tuvo que ver el rechazo al movimiento ‘trans’ desde algún sector político y en redes sociales, los codirectores aseguran que no, aunque sí insisten en que querían hacer cine desde otra perspectiva.
«La película nace más del que hubiese necesitado un referente, de alguien que al menos me hubiera mostrado una persona ‘trans’ intentando ser feliz o que lo quieren, y que no está destinado a estar en el margen, a que lo violen, a que lo maten, a que nadie la va a querer», explica Gnecco.
Es una idea que comparte Yuste y traslada a otros ámbitos como el acoso escolar y sus reacciones, como ha sucedido con el caso del suicidio de la adolescente sevillana Sandra Peña, que califica de «barbaridad».
«Es muy importante para mí tender la mano y decirle te ‘puto aseguro’ que vas a encontrar a gente que te va a querer por lo que eres, porque existe gente buena en el mundo que va a sostenerte en tu herida, en tu forma más luminosa y en tu forma más pura», asegura.