El turismo, un "caramelo envenenado" que ha espoleado la crisis de la vivienda en Portugal. EFE/Irene Barahona

El turismo, un “caramelo envenenado” que ha espoleado la crisis de la vivienda en Portugal

Carlota Ciudad |

Lisboa (EFE).- Portugal acaba de ser reconocido, un año más, como el mejor destino turístico de Europa, un caramelo envenenado que ha impulsado su economía y empleo, pero que, en un contexto de bajos salarios, ha agravado su crisis de vivienda y la conflictividad social.

El reconocimiento llegó hace una semana de la mano de los World Travel Awards Europa, los galardones internacionales más prestigiosos de la industria de los viajes, que premiaron al país atlántico como el mejor destino de 2023 por sexta vez en siete años, entre otras categorías.

Se suma a la fuerte campaña de las autoridades lusas para atraer a los extranjeros en la última década, con el impulso de iniciativas como los visados “gold” y un régimen fiscal especial para los no residentes, que, aun así, el Gobierno ha anunciado que va a eliminar.

Y este trabajo ha posicionado el turismo en Portugal como el 15,8 % del Producto Interior Bruto y el 8,9 % del Valor Añadido Bruto, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) luso del año 2022.

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El turismo, un “caramelo envenenado” que ha espoleado la crisis de la vivienda en Portugal. EFE/Carlota Ciudad

Sin embargo, esta apuesta que parecía segura ha acabado disparando los precios de los alquileres, lo que ha suscitado numerosas protestas, y ha obligado al Ejecutivo socialista, con mayoría absoluta en el Parlamento, a recular y retirar parte de sus medidas para atraer la inversión extranjera.

Especulación en la vivienda

“La actividad turística no debe ser un caramelo envenenado. No debe, pero lo ha sido”, explicó a EFE José Reis, catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra.

A su criterio, el sector turístico potenció empleos “poco creadores de valor añadido” y con bajos salarios, por lo que, aunque no es un sector negativo “per se”, sí lo fue la “desatención” a otros sectores y la “especulación” que afectó a la vivienda.

Precisó que el principal impacto negativo en las casas fue el aumento de sus precios, ya que, pese a que sí que se incrementó la demanda tanto de locales como de extranjeros, el salario en Portugal no se aceleró a la misma velocidad.

En Lisboa, un simple estudio ya supera los 1.000 euros mensuales, en un país donde el salario mínimo está en 760 euros y la remuneración media bruta en 1.411 euros, una situación que ha provocado multitudinarias marchas y protestas en los últimos meses.

Reis recordó que, para beneficiarse del turismo, “no debe ser una actividad protegida”, como lo ha sido hasta ahora, y debe estar encuadrada en las regulaciones laborales correctas y no basada en bajos salarios, ni en la explotación o las relaciones precarias.

“Parece que me estoy manifestando contra el turismo o contra los ingresos o los extranjeros, pero no me estoy manifestando contra eso, me estoy manifestando contra el desequilibrio, que es muy artificial”, insistió.

Altos impuestos pero no salarios

Con él coincide Marta Antunes, una lisboeta de 41 años que, después de tres años en el extranjero, volvió a Portugal en 2021 y todavía no ha logrado encontrar un apartamento por 900 euros a las afueras de la capital, por lo que vive en casa de sus padres con su hijo.

“Los alquileres aumentaron exponencialmente”, lamentó Antunes, en declaraciones a EFE, al tiempo que pide más ayudas del Estado a los portugueses.

“La cuestión tiene que ver con lo que pagamos de impuestos. No tengo nada en contra de los extranjeros, no lo veo mal. La cuestión es que dan apoyos para que los extranjeros vengan, pero los impuestos a los portugueses son extremadamente altos”, razonó.

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Más crítico es Ricardo Rico, trabajador de una de las tiendas de la turística plaza Dom Pedro IV, más conocida como Rossio, que aseguró que, si no compartiera gastos con su pareja en un apartamento, tendría que vivir en una habitación en un piso compartido.

“Es una vergüenza. No está controlado y es bueno para quien tiene dinero e invirtió en eso, no para el ciudadano común”, defendió Rico, quien considera que “sin una casa no puedes arreglar tu vida”.

Impulsar un debate a la izquierda

Para afrontar esta crisis, Reis sostiene que hay que subir tanto el salario mínimo como el medio, algo que llevará tiempo, además de limitar los apartamentos turísticos y potenciar otros sectores económicos que crean más valor añadido, entre otras medidas.

Además, “es urgente que haya un debate político de izquierda y que no se limite a las patronales o al poder establecido. (….) Tiene que ser un debate a la izquierda, porque es a la izquierda que el Gobierno puede encontrar un apoyo correcto para sus mejoras políticas”, argumentó.