Un grupo de unas 70 personas sordociegas visitan la Sagrada Familia. EFE/Enric Fontcuberta

Día Internacional de las Personas Sordociegas: Una visita diferente a la Sagrada Familia

Por Divina Beas |

Barcelona (EFE).- Un grupo de unas 70 personas sordociegas en diversos grados y sus guías-acompañantes han visitado en su mundo de silencio y oscuridad la Sagrada Familia, donde han podido recorrer con sus dedos la tortuga de la fachada del Nacimiento, las puertas de bronce con su vegetación y los animales y las letras de los Evangelios de la fachada de la Pasión.

Organizada por la ONCE en Cataluña con motivo de la conmemoración hoy del Día Internacional de las Personas Sordociegas, la visita al popular templo diseñado por Antoni Gaudí ha gustado, en general, al grupo de personas sordociegas, algunas de las cuales ya habían disfrutado del mismo con anterioridad.

Un grupo de unas 70 personas sordociegas en diversos grados y sus guías visita la Sagrada Familia, en su día Internacional.
Un grupo de unas 70 personas sordociegas en diversos grados y sus guías visita la Sagrada Familia, en su día Internacional. EFE/Enric Fontcuberta

Rodeados de cientos de turistas que visitan diariamente la Sagrada Familia, algunos de los cuales se empeñaban en tocar a los perros guía de alguna de las personas sordociegas, la visita se ha dividido en dos: los que aún oyen y ven un poco, que eran más autónomos, y los que son ciegos y sordos más profundos y necesitan que un guía les explique con lenguaje de signos en sus manos todo lo que van viendo.

Disfrutar de los detalles de la Sagrada Familia

Angelina y Antonio, unos hermanos sordociegos profundos, ya habían visitado la basílica antes pero hoy se han concentrado con mucho interés en la tortuga marina que sostiene una de las columnas de la fachada del Nacimiento y la han disfrutado, según han explicado sus guías a EFE.

Los guías de estos hermanos portaban auriculares a través de los cuales les llegaba la descripción que hacían en tiempo real las guías oficiales de la Sagrada Familia y, a su vez, la transmitían en braille con sus manos a las de Angelina y Antonio.

Montse, que es de Lleida pero vive en Tarragona, desde donde ha acudido a la visita, no es sorda completamente y ha podido contar a EFE que ha hecho la visita “con muchas ganas de experimentar” todas las partes del templo.

 Un grupo de unas 70 personas sordociegas, durante la visita a la Sagrada Familia.
Un grupo de unas 70 personas sordociegas, durante la visita a la Sagrada Familia. EFE/Enric Fontcuberta

Su acompañante, también ciego pero no sordo, ha explicado: “Nos lo estamos pasando bien, te enteras de cosas que si vienes solo a lo mejor no las comprendes”.

Las manos como guía

Por su parte, Naty y Esther, con cierto grado de oído, han recorrido con sus manos todos los pequeños animales que hay en las puertas de bronce de la fachada del Nacimiento, como mariquitas, abejas o gusanos, en un mar de hojas de vegetación.

Estas puertas, colocadas en 2014, son de bronce y tienen una altura de más de siete metros por tres de ancho, y fueron diseñadas por el escultor japonés Etsuro Sotoo.

Después, los dos grupos han disfrutado del interior de la basílica, donde han podido recuperarse un poco del calor extremo que hoy hace en Barcelona, que ha obligado a acortar el tiempo que han pasado recorriendo con sus manos partes del templo.

Un grupo de unas 70 personas sordociegas visitan la Sagrada Familia.
Un grupo de unas 70 personas sordociegas visitan la Sagrada Familia. EFE/Enric Fontcuberta

Ya en la fachada de la Pasión, en el otro extremo del edificio y finalizada en 2018, Montse ha constatado que esta parte “es más dura, como pelada, como si las figuras tuvieran huesos” al tacto, una descripción que sintoniza espléndidamente con la historia y el simbolismo de las esculturas creadas por el escultor, pintor y artista Josep Maria Subirachs.

En esta fachada se representa la muerte y la resurrección de Jesucristo y las esculturas apuestan por transmitir el miedo y la crueldad del sacrificio de Jesús, un nombre que Montse ha podido leer con sus dedos en una de las puertas de bronce de esta parte de la basílica.