La princesa Leonor durante la entrega de despachos a los nuevos oficiales del Ejército de Tierra, este viernes en la Academia General Militar de Zaragoza. EFE/ Javier Cebollada

Cómo será el día a día de la princesa Leonor en la Academia Militar de Zaragoza

Zaragoza (EFE).- Camaretas compartidas, intensa actividad física y de estudio y horario desde la diana que marca el alba a las 6:30 hasta el silencio a las 23:00 horas; así será el día a día de la princesa Leonor en la Academia Militar General de Zaragoza (AGM), donde comenzará su formación militar.

En vísperas de este importante paso, la Academia ha abierto sus puertas para mostrar sus instalaciones y dar la bienvenida a esta nueva etapa en la vida de la princesa.

La primogénita de los Reyes se incorporará mañana jueves al centro militar de Zaragoza entre las 10:00 y las 12:00 de la mañana junto a otros 612 cadetes (140 de ellos mujeres) y formará parte del I Batallón de Cadetes.

La podrán acompañar los reyes y su hermana, la infanta Sofía, al permitirse hasta cuatro familiares, que tienen la opción de visitar las instalaciones del centro durante una hora y media.

Comienzo de una nueva etapa

De esa forma comenzará una nueva página en su trayectoria institucional como heredera al trono con su ingreso en la Academia General Militar (AGM) de Zaragoza para comenzar su formación militar, que se va a prolongar durante tres años.

La princesa de Asturias emula los pasos que dieron su padre, Felipe VI, y su abuelo, Juan Carlos I, quienes también comenzaron en Zaragoza su singladura castrense después de concluir sus estudios de bachillerato.

Camareta de la Academia General Militar en Zaragoza. EFE/ Javier Belver

De hecho, una de las primeras cosas que encontrará la dama cadete Borbón al entrar en las instalaciones de la AGM será una fotografía de su padre, que simboliza su compromiso con la institución.

La princesa pisará por primera vez la academia con indumentaria civil, “evitando el chándal, los pantalones cortos y calzado de playa”, y sin demasiado equipaje, puesto que de inmediato se le entregará el ropaje militar que empleará mientras esté en el centro, como establece el catálogo de normas de acogida.

Primera etapa de bienvenida

En las dos primeras semanas, abordará la fase de “acogida, orientación y adaptación a la vida militar”, en la que los cadetes son alojados en las camaretas, pasan por la peluquería, se les entrega el equipo militar básico y reciben las primeras sesiones de instrucción y desfile.

Concluida esta etapa de bienvenida, se desarrollará la de “formación militar básica”, que arranca el 31 de agosto y el 1 de septiembre con un examen de nivel, también de inglés.

Hasta el 10 de septiembre, tendrá lugar la fase de instrucción y adiestramiento y nueve días después, la entrega de sables, que simboliza la obtención del título de dama cadete por parte de la princesa, quien lo recibirá de manos de una alumna de segundo año y que formaliza el comienzo del curso.

El 7 de octubre, jurará bandera junto a los nuevos cadetes y, al día siguiente, pasará a integrarse con los alumnos de segundo curso.

Estricta rutina diaria

Hasta ese momento, todos los estudiantes de nuevo ingreso están obligados a dormir en el centro.

Eso sí, si desean tomar algo durante su tiempo libre, tienen la opción de visitar el casino, una zona de esparcimiento para cadetes a modo de cafetería.

Comedor de cadetes en la Academia Militar General de Zaragoza. EFE/ Javier Belver

Una de las características más notables de la Academia es su estricta rutina diaria. A las 6:30 de la mañana, suena la diana, que marca el inicio del día y la hora de levantarse. Por la noche, a las 23:00, se establece el silencio y los estudiantes deben descansar o, si lo prefieren, estudiar.

El alojamiento en la Academia se organiza en camaretas, habitaciones compartidas que albergan a un máximo de 12 alumnos del mismo sexo.

Se despliegan en tres espacios bien definidos: una sala común diseñada para el descanso; una zona de aseo personal que incluye baños y duchas, y un espacio intermedio destinado al estudio, donde pequeños escritorios y armarios numerados ofrecen espacio suficiente para guardar las pertenencias personales.

Normativa para el pelo: moño para quien tiene melena

El reglamento hace especial hincapié en el aspecto físico y en la necesidad de “aplicar siempre los ideales de decoro y corrección, aun cuando se vista de paisano”.

Las damas cadete con melena, como el caso de la princesa, deben llevarla recogida con un moño en las formaciones y en momentos de especial relevancia, mientras que en las actividades deportivas se autoriza peinarlo en coleta o en trenza, siempre que su longitud no sobrepase la altura de la axila.

A la heredera al trono se le entregará el primer día “el decálogo del cadete”, una suerte de guía moral que habrá de memorizar y marcará su forma de proceder durante la carrera militar.

Entre sus mandamientos, “ser voluntario para todo sacrificio”, “tener amor a la responsabilidad y decisión para resolverlo” o “no murmurar jamás, ni tolerarlo”.

Preparación física, estudio y ocio

En el ámbito de la preparación física, la Academia cuenta con una piscina olímpica y sala de musculación.

Piscina de la Academia Militar General de Zaragoza, este miércoles. EFE/Javier Belver

Más allá de la actividad física, también hay espacio para el estudio. Las aulas de la Academia mantienen la esencia de la tradición al conservar las pizarras clásicas, pero también se integran en la era moderna con ordenadores y recursos tecnológicos.

La AGM de Zaragoza, además de las instalaciones esenciales, cuenta con un abanico de oportunidades de ocio: desde un campo de fútbol hasta una sala de actuaciones que conforman al completo una ciudad militar en sí misma.

La alimentación es también una parte esencial de la rutina en la academia. Con cuatro comedores en total, cada curso tiene asignada una sala con capacidad de hasta 480 personas.

En cada comida se ofrece a los cadetes opciones de primer plato, segundo plato y postre, disponibles en formato autoservicio.

Además, se tienen en consideración las intolerancias alimentarias que puedan tener cada uno de los miembros de la academia.