Un niño se hace un selfie con sus padres antes de entrar en el colegio en una imagen de archivo. EFE/Marta Pérez

Manual del buen educador: No desesperarse y ceder el control, aunque cueste

Paula Márquez Bonet |

Madrid (EFE).- Ceder el control, no comparar a los propios hijos con otros niños, o aprender a decir “no” -aunque exista miedo al conflicto- son consejos “difíciles” que la psicóloga Angélica Joya recomienda a los padres en su libro “Educar sin desesperar”, que acaba de publicarse en coincidencia con la vuelta a las clases.

Algunas claves del libro (Planeta) para este proceso de “desaprendizaje” son aplicar el respeto mutuo entre padres e hijos, la comunicación entre los miembros de la familia y fomentar la contribución de los más pequeños en las decisiones y tareas de casa, así como su sentimiento de pertenencia, ha explicado la experta en una entrevista a EFE.

Qué es la disciplina positiva
La psicóloga Angélica Joya. EFE/Planeta

Joya decidió escribir este manual tras el confinamiento y después de haber pasado un año sabático junto a su familia en un barco, una experiencia que, “no exenta de momentos difíciles”, le sirvió para aplicar la disciplina positiva con sus hijos y darse cuenta de que “era realmente útil” y debía compartirla con el resto de familias.

Qué es la disciplina positiva

La disciplina positiva es una corriente educativa basada en la psicología de los psiquiatras austríacos Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, y promovida años más tarde por la doctora Jane Nelsen, que consiste en educar desde la libertad de decisión de los más pequeños y eliminar los castigos.

En este sentido, Joya pone en relieve que algunas escuelas ya prescinden de las sanciones, pero se siguen usando los premios como método de incentivación del alumnado.

“Queda mucho por trabajar en los colegios”, ha destacado Joya, quien también dirige su libro a los profesionales de la enseñanza y pide una “gran inversión social para dotar a los docentes de herramientas que sirvan para gestionar los retos del día a día de una manera diferente”.

Qué es la disciplina positiva
Una madre se dirige con sus hijos al colegio en una imagen de archivo. EFE/Kai Försterling

Además, denuncia la falta de esta disciplina en la formación universitaria: “Yo fui psicóloga antes de ser madre, en la universidad jamás me hablaron de disciplina positiva, y no me sirvió aplicar esos conocimientos cuando tuve a mis hijos, por lo que comencé un proceso de volver a descubrir qué funciona y qué no funciona”.

Sin embargo, ha resaltado que en los últimos diez años en España, aunque menos de un 10 % de las facultades de psicología cuenten con una asignatura sobre este tema, en los últimos diez años ha percibido “un cambio increíble” en cuanto a la forma de educar de los padres en disciplina positiva.

Entre las páginas de este libro se encuentran consejos como no intentar “moldear” a los hijos a la imagen y semejanza de los padres; hacerles ver las diferencias entre lo que es una necesidad y un deseo; darles responsabilidades y pedirles ayuda u organizar reuniones familiares para hablar de los problemas, entre otros.

Efectos a largo plazo

“Necesitas invertir tiempo para ver los resultados y recogerás los frutos, pero multiplicado por cien”, ha explicado la profesional sobre la disciplina positiva, y advierte que “más que paciencia, se necesita conciencia”.

En este sentido, indica que en los años ochenta, ya había investigaciones que alertaban de que los estudios tradicionales de enseñanza, como el condicionamiento clásico de Pávlov (modelo estímulo-respuesta), a pesar de presentar efectos positivos en periodos breves de tiempo, “tenían resultados bastante nocivos a medio y largo plazo”.