Marina Segura Ramos |
Madrid (EFE).- El desconocimiento acerca de los doctorados industriales -la opción de hacer la tesis contratado en una empresa- está dificultando su plena implantación en España casi una década después de su puesta en marcha, de modo que solo 280 universitarios se han acogido a esta fórmula en 2022 frente a los 1.650 de Francia.
Dinamarca, el país europeo con la experiencia más dilatada -50 años- ha evaluado el programa y ha concluido que las empresas participantes han duplicado sus solicitudes de patentes anuales y han aumentado sus beneficios, y los estudiantes gozan de mejores sueldos y puestos respecto a los que cursaron un doctorado no industrial.
En 2022, Francia financió 1.650 proyectos con un presupuesto de 65 millones de euros y en 2027 prevé alcanzar los 2.150 proyectos, mientras que el Gobierno español y las comunidades autónomas dedicaron el mismo año un total de 23 millones y sus beneficiarios sumaron 280.
Personal investigador en las empresas españolas
Estos doctorados, que arrancaron en 2014 en nuestro país, son una herramienta para favorecer la transferencia de conocimiento y desarrollar vínculos entre ciencia y empresas. En España, solo el 38 % de las empresas tienen en su plantilla personal investigador frente al 55 % de Europa.

En una entrevista con EFE, Almudena Naharros y Francisco Javier Palomero, ambos doctorandos en una planta de la farmaceútica Bayer, coinciden en que normalmente el ámbito académico y empresarial están separados y no hay muchos nexos de unión, pero con esta fórmula fluye la información entre ambos.
“Te abre la mente, te hacer ver mucho más los dos puntos de vista, tanto de la investigación más básica frente a una más pragmática que busca la empresa para el desarrollo de su producto; con estos doctorados ves todo el flujo de la investigación desde las etapas iniciales hasta la puesta en práctica de ese conocimiento a nivel empresarial”, señala Palomero.
Naharros, que también desarrolla su tesis en Berlimed (Bayer), especializada en cápsulas de gelatina blanda, una presentación poco habitual en España pero extendida en otras regiones, opina que “el ambiente universitario es completamente diferente al empresarial. Es un tipo de formación y de aprendizaje personal distinto”.
Al principio, reconoce Naharros, sintió un poco de miedo porque desconocía “cómo iba a ser la gestión desde la empresa, la tramitación, de si iba a hacer trabajo de doctorado pero también otro trabajo, la colaboración entre la empresa y la universidad…”, pero todo ello se diluyó y tres años después está feliz con el resultado.

En el mismo sentido, Palomero explica que al estar en un centro productivo había un poco de vértigo a la hora de pensar que quizá en caso de necesidad se iba a focalizar o dar prioridad a otras labores que no fueran la tesis, pero “no ha sido así”.
Comunicación fluida entre universidad y compañía
De hecho, explican los dos jóvenes, existe una cooperación y comunicación fluida y continua entre la universidad y la compañía, que se reúnen todas las semanas y adoptan las decisiones de manera consensuada.
Al mismo tiempo que realizan su tesis trabajan en la empresa y reciben del programa 19.000 euros, una cantidad que normalmente, como es el caso de Bayer, las empresas complementan.
Los dos doctorandos esperan que esta experiencia les abra las puertas al empleo en la multinacional farmacéutica o en otra compañía o bien “seguir en el mundo académico, porque este programa no te impide seguir en la universidad”, explica Naharros.
“Si la empresa y la universidad han invertido recursos y tiempo en formarte y en generar un conocimiento, ambas partes les interesa continuar y seguir con esa investigación y aplicarlo. Es una apuesta que hacen por nosotros”, resume su compañero.
Los dos coinciden en que hay desconocimiento entre los estudiantes y el tejido empresarial -mayoritariamente pymes- sobre este tipo de colaboración.
En su opinión se necesita una mayor difusión y publicidad del programa, flexibilizar sus convocatorias y agilizar los tiempos de resolución de las candidaturas.
Portal con ofertas de proyectos de doctorados industriales
Precisamente, los ministros de Ciencia y de Universidades en funciones, Diana Morant, y Joan Subirats, respectivamente, anunciaron hace unas semanas la próxima puesta en marcha de un portal donde se publiquen ofertas de proyectos de doctorados industriales que busquen candidatos.
Entre las comunidades que han puesto en marcha sus propios programas se encuentran Madrid, Cataluña, País Vasco, Navarra, La Rioja y Valencia, y la mayoría de las ayudas están relacionadas con los ámbitos de Ciencias de la vida, matemáticas, físicas, químicas e ingenierías.
El nuevo plan nacional de doctorados industriales (2024-2027), cuya convocatoria quedará abierta a finales de este año, incorpora por primera vez que podrán beneficiarse de las ayudas entidades privadas sin ánimo de lucro y las Administraciones Públicas -hasta ahora solo podían hacerlo las empresas- y dobla su presupuesto, de cuatro a ocho millones.