El rey Felipe VI presidió a las puertas del Congreso el primer desfile militar tras su proclamación. EFE/Emilio Naranjo

19 de junio de 2014, un día histórico de verdad

Antonio del Rey |

Madrid (EFE).- La jornada del jueves 19 de junio de 2014 fue histórica porque aquel día Felipe VI fue proclamado rey ante las Cortes Generales después de jurar la Constitución, culminando así el relevo en la Corona del único monarca que hasta entonces había tenido España en democracia en un proceso que se resolvió sin contratiempos.

Habían pasado 17 días desde que el 2 de junio los españoles supieron de la abdicación del rey Juan Carlos I -durante meses el secreto institucional mejor guardado- en los cuales el jefe del Estado firmó su renuncia, se aprobó la correspondiente ley en el Congreso y se acometió la compleja preparación de la ceremonia.

aniversario proclamación rey Felipe
El Rey Felipe VI frente al presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, y junto a la Reina Letizia y sus hijas, la Princesa de Asturias Leonor y la infanta Sofía, durante el acto de su proclamación. EFE/J. J. Guillén

La expectación era absoluta, por la relevancia del acto solemne que se iba a celebrar en el Congreso y por otros pormenores, como la acogida popular a los nuevos reyes, la incógnita del atuendo de la reina Letizia o muchos otros detalles de la celebración.

Todo transcurrió conforme a lo previsto, bajo un imponente despliegue policial que blindó la capital a cargo de casi 7.000 agentes y con un desarrollo casi milimétrico de los pasos que se iban a dar en los distintos escenarios: el Palacio de la Zarzuela, el Congreso, las calles de Madrid y el Palacio de Oriente.

La jornada comienza en Zarzuela; padre e hijo, juntos

El arranque, en el Palacio de la Zarzuela, consistió en un breve acto en el que Juan Carlos I colocó a su hijo el fajín de capitán general de las Fuerzas Armadas.

A las diez en punto de la mañana, don Felipe y doña Letizia, acompañados de sus hijas Leonor y Sofía, salieron en dos vehículos históricos rumbo al Palacio de las Cortes, escoltados por la Guardia Real.

En 26 minutos llegaron al Congreso, con las Puertas de los Leones abiertas de par en par, el baldaquino de las grandes ocasiones colocado en la fachada, alfombra roja, compañías de los tres ejércitos formadas para revista y muchos ciudadanos que recibían al nuevo rey al grito de “Felipe, Felipe”.

Todos quieren fotos con la corona y el cetro

El hemiciclo estaba lleno hora y media antes del inicio del acto, ocupado por diputados y senadores cuidadosamente ataviados que vivían los prolegómenos en un ambiente casi festivo, sin parar de hacerse fotos, incluso ante la corona y el cetro, los símbolos de la monarquía colocados en un lugar destacado del estrado alfombrado donde Felipe de Borbón sería proclamado rey.

Ni los ujieres resistieron la tentación de retratarse ante la corona en una espera ruidosa y algo alborotada que fue calmándose a medida que se veía la llegada de los reyes en las pantallas del hemiciclo y sus primeros saludos a las autoridades.

aniversario proclamación rey Felipe
Numerosos diputados, senadores y personal de las Cortes aprovecharon la instalación del cetro y la corona en el estrado del hemiciclo del Congreso para hacerse fotos. EFE/Paco Campos

Un gran aplauso acompañó su entrada en el recinto, no solo de los parlamentarios -entre los que faltaban por decisión propia los de las formaciones de izquierda republicana e independentistas- sino también de los invitados que ocupaban las tribunas superiores. La reina Sofía, en lugar preferente.

Expresidentes del Gobierno, presidentes autonómicos, representantes de los poderes del Estado y diplomáticos estaban allí junto a familiares del rey Felipe y la reina Letizia pero sin Juan Carlos I, el gran ausente en un acto concebido para remarcar el carácter constitucional de la monarquía parlamentaria.

En el banco azul, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y los ministros de su gabinete. Al frente de la oposición, el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuyo papel en el proceso de abdicación fue clave para su exitosa resolución.

Correspondió al presidente del Congreso, Jesús Posada, ser el primero en hablar, tomar juramento a Felipe VI y en hacer el anuncio de su proclamación, cerrado con vivas al rey y a España y con una ovación unánime de los presentes, puestos en pie, mientras la reina Letizia felicitaba a su esposo con dos besos en ambas mejillas.

Tras la interpretación del himno nacional don Felipe pronunció su primer discurso como jefe del Estado, escuchado en un imponente silencio, solo roto por aplausos en algunos pasajes concretos.

aniversario proclamación rey Felipe
La Reina Sofía, junto a la Infanta Elena, saluda durante la proclamación del Rey Felipe VI. EFE/Albero Martín

Especialmente significativas fueron las ovaciones cuando reconoció el trabajo del ausente rey Juan Carlos y de la reina Sofía, quien le agradeció la mención con un beso lanzado desde la tribuna, donde le acompañaba la infanta Elena, que no dejó de dar muestras de emoción.

O cuando citó a sus hijas, sentadas junto a su madre y cuyas piernas de niñas no llegaban al suelo desde los grandes sillones que ocupaban.

aniversario proclamación rey Felipe
La Reina Letizia, junto a la princesa Leonor y la infanta Sofía, durante la ceremonia. EFE/Paco Campos

Pronunciadas ya las palabras con las que describió su compromiso con “una monarquía renovada para un tiempo nuevo” el aplauso final se prolongó durante dos minutos, con todos los asistentes en pie. Fueron excepción en el aplauso el lehendakari Iñigo Urkullu y el presidente de la Generalitat, Artur Mas.

Las palmas no se detenían cuando Posada levantaba la sesión y Felipe VI casi tuvo que forzar su conclusión, mostrando gestos de agradecimiento.

A partir de ese momento, todo fue celebración.

Las calles madrileñas, volcadas con los nuevos reyes

Un desfile militar ante el Congreso precedió al recorrido de los reyes hacia el Palacio Real por las calles del centro de Madrid, engalanadas con banderas nacionales y con multitud de ciudadanos ocupando desde horas antes las aceras, en un día muy caluroso, para aclamar la vistosa comitiva escoltada por la Guardia Real a caballo.

También hubo muestras de apoyo en las plazas donde se habían instalado pantallas gigantes para ver en directo la ceremonia del Congreso y el avance de la caravana, protegida por el dispositivo policial desplegado por todo Madrid en estado de alerta máxima.

De pie en el coche descapotable, el rey no cesó de saludar a la multitud que le vitoreaba, con doña Letizia sentada a su lado, durante su recorrido hacia la plaza de Oriente, que ya estaba abarrotada de gente esperando su saludo desde el balcón principal del palacio.

aniversario proclamación rey Felipe
El rey Felipe VI saluda a su paso por la Carrera de San Jerónimo en su trayecto hacia el Palacio Real en un Rolls Royce descapotable. EFE/Sergio Barrenechea

Anunciaron su llegada las salvas de honor, y cuando finalmente salieron al balcón los congregados estallaron en gritos, aplausos y vivas a medida que cada uno de los miembros de la familia real iba asomándose: primero Felipe VI y la reina Letizia, después sus hijas la princesa Leonor y la infanta Sofía, y por último el rey Juan Carlos, ahora sí, y la reina Sofía.

La jornada concluía para la mayoría con este saludo de las tres generaciones de la familia real.

aniversario proclamación rey Felipe
Los reyes, Felipe VI y Letizia, junto a sus hijas, Leonor, princesa de Asturias, y la infanta Sofía, y don Juan Carlos y doña Sofía, saludan desde el balcón central del Palacio de Oriente. EFE/Javier Lizón

Puso punto final el gesto de agradecimiento que, ya en solitario, hizo el nuevo rey llevándose la mano al corazón antes de volver al interior del palacio, si bien para un privilegiado grupo de más de 2.000 invitados todavía faltaba algo importante.

Don Felipe y doña Letizia les saludaron uno a uno en la recepción celebrada después. La larga fila de espera se extendía por los imponentes salones y escaleras del palacio hasta llegar al salón del trono.

Allí compartieron sus primeras horas como reyes con una amplia representación de una sociedad que, como ellos en aquel día histórico, también miraba ya hacia el futuro.