Madrid (EFE).- Escuelas Católicas, que integra a casi 2.000 centros educativos católicos, la mayoría de ellos concertados, ha negado que las aportaciones que hacen las familias a sus colegios sean obligatorias y ha insistido en que no se trata de cuotas, sino de «aportaciones voluntarias o donaciones», permitidas por la ley.
La Asociación de Colegios Privados Independientes (Cicae) ha publicado este miércoles su décimo informe sobre los pagos que reciben los colegios concertados y ha señalado que el 83 % de estos centros cobra cuotas a las familias, y en el 69 % de los casos no son voluntarias.
En un comunicado, Escuelas Católicas ha respondido que este estudio generaliza en toda la enseñanza concertada situaciones muy concretas que nada tienen que ver con los centros a los que representa y que el mismo utiliza términos «equívocos que confunden a la sociedad».
«Ante este nuevo ataque a nuestras instituciones, Escuelas Católicas reafirma su compromiso con la educación en condiciones de igualdad, la legalidad de las actuaciones y la transparencia en la gestión de los fondos públicos que sostienen a nuestros centros», señala.
Financiación pública insuficiente
Incide en que ante una financiación pública insuficiente destinada a cubrir los gastos de funcionamiento, las familias hacen aportaciones voluntarias, «reconocidas por la ley», que son voluntarias y «que permiten cubrir déficits estructurales y se reinvierten íntegramente en los fines propios de la entidad no lucrativa».
Además, en ningún caso sustituyen a la financiación que debería garantizar el Estado, recalca la asociación católica, que recuerda que los centros concertados están sujetos a un triple control financiero; por parte del consejo escolar del centro, de la administración educativa y de la intervención de Hacienda.
Escuelas Católicas insiste en que la red concertada no es subsidiaria de la pública, sino complementaria, y ambas conforman el sistema sostenido con fondos públicos que garantiza el acceso a la educación en condiciones de equidad.