Ignacio Echapresto (i) y su hermano Carlos (d) del restaurante Venta Moncalvillo, han logrado su segunda estrella Michelin en la gala celebrada este martes en Barcelona. EFE/Enric Fontcuberta

Venta de Moncalvillo suma su segunda estrella Michelin, “un regalo” para los Echapresto

Logroño (EFE).- El restaurante Venta de Moncalvillo, en el municipio de Daroca de Rioja, ha sumado su segunda estrella Michelín, que han recogido los hermanos Ignacio y Carlos Echapresto, responsables de la cocina y de la sala y de la bodega del establecimiento, respectivamente; y que han calificado como “un regalo”.

Muy emocionados, en una gala celebrada en Barcelona, los dos han recogido esta nueva estrella, que han dedicado, en palabras de Ignacio Echapresto, a sus padres, Carmelo y Rosi, por haberles ayudado y apoyado al decidir poner el restaurante cuando tenían 19 y 20 años; y a su equipo de Venta de Moncalvillo, por su tesón, alma y por cuidar a los clientes.

Sus familias, con especial énfasis en las esposas de ambos hermanos, que les ayudan a tener los pies en la tierra, han sido otros de los agradecimientos que ha dedicado Ignacio Echaprestro, quien ha recordado que cuando empezaron este camino hace 28 años eran “dos chavales de pueblo” no sabían dónde iban a llegar y ahora tienen dos estrellas, más una estrella verde.

Ignacio Echapresto (i), del restaurante Venta Moncalvillo, recibe una estrella Michelín durante la gala de las estrellas Michelin 2024 celebrada este martes en Barcelona. EFE/Enric Fontcuberta

Ha agradecido a sus colegas cocineros su ayuda, enseñanza y el haberles abierto la puerta de sus casas; así como a los medios de comunicación, clientes y productores, que hacen posible que Venta de Moncalvillo sea posible.

Ignacio Echaprestro, al que le ha puesto la chaquetilla blanca de las dos estrellas su hermano Carlos, le ha dado las gracias a éste de una forma especial porque sin él no sería posible haber llevado a cabo este proyecto.

Ha reconocido que los Echapresto, que se consideran “unos intrusos” en el mundo gastronómico, no son de muchos discursos, sino que dicen lo que les sale del corazón, como ha ocurrido cuando han recogido esta segunda estrella Michelin, que ha considerado que es “la hostia, con perdón”.

Todo es posible

La Guía Michelín, respecto a Venta de Monchalvillo, indica que “el chef Ignacio Echapresto demuestra que todo es posible, pues un día decidió cambiar de profesión y acertó al dejar el yunque por los fogones”.

“Aquí, en un pequeñísimo pueblo habitado por unas 50 personas, el cocinero y su hermano (Carlos, al frente de la sala y la bodega) han reestructurado la propuesta desde la sostenibilidad para dar más protagonismo al huerto” y “por eso ofrecen los aperitivos en el pozo siempre que el tiempo lo permite”, añade.

También señala que Venta de Moncalvillo ofrece tres menús degustación, que, “evolucionando con la temporada, exploran la ‘biodinámica’ de cada cultivo: raíces, hojas-flores (vegetal) y frutos”.

La reseña de la Guía Michelín asegura que “las elaboraciones no son deliberadamente complejas, pues intentan combinar solo dos o tres elementos (alcachofas, habas, calabaza, membrillo, bacalao, ciervo…) para que los sabores se realcen a la perfección”.

“La espléndida bodega se completa con hidromieles gourmet de producción propia”, precisa y recuerda una frase de Ignacio Echapresto: “la sostenibilidad pasa por no forzar la máquina y coger lo que la naturaleza nos da cada día. Los productos de temporada y de la huerta son la base de nuestra despensa”.

Ocho estrellas en La Rioja

Esta nueva estrella Michelín hace que La Rioja sume ocho, dado que a las dos de Venta de Moncalvillo -más una verde-, se unen las dos de Francis Paniego por El Portal de Echaurren, en Ezcaray; y una del restaurante Ajonegro de Logroño, de Mariana Sánchez y Gonzalo Baquedano.

Además, mantienen este galardón en la capital riojana Carolina Sánchez e Iñaki Murua en Íkaro y Félix Jiménez en Kiro Sushi; y Miguel Caño en Nublo, en Haro.