Madrid (EFE).- Los vuelos en primera clase y preferente generan entre cuatro y cinco veces más emisiones de CO2 por pasajero y kilómetro que los billetes en clase turista, por lo que a pesar de representar una minoría del total vendido, el 14 %, son responsables sin embargo de más de un tercio (36 %) de las emisiones generadas.
Así lo revela un análisis a escala europea elaborado por T3 Transportation Think Tank para la organización ecologista Greenpeace. El motivo principal del alto coste ambiental de los vuelos vip es que sus asientos ocupan mucho más espacio y transportan más peso por pasajero, lo que incrementa de forma notable el consumo de combustible, según el informe.
Al incluirse en los vuelos de lujo la clase económica premium, el total representa el 21 % y son responsables de cerca del 44 % de las emisiones, según Greenpeace.
Casi 1, 1 millones de vuelos vip este año en España
En el último año se han vendido casi 1,1 millones de vuelos vip con salida desde España, indica la organización.
Greenpeace propone un impuesto mínimo sobre billetes en primera clase y en business que podría generar al menos 3.300 millones de euros anuales en ingresos fiscales para los Estados europeos.

En un comunicado, el grupo ecologista pide este miércoles a la Unión Europea (UE) y a todos los Gobiernos europeos que establezcan medidas concretas e introduzcan impuestos efectivos para los vuelos en primera clase y preferente.
«A pesar de su impacto perjudicial sobre el clima, actualmente no existe ninguna limitación ni impuesto en Europa sobre los viajes aéreos de lujo».
Tasas globales
Sin embargo, la introducción de tasas globales a este tipo de billetes contó con el respaldo político de un conjunto de países, entre ellos, España, en la Cumbre de Sevilla y en la COP30, según recuerda la organización.
La organización propone que los ingresos obtenidos se utilicen para revertir la actual desigualdad e incrementar la acción climática.
En el caso español, una figura fiscal de este tipo podría financiar el transporte público y hacerlo más asequible, según Greenpeace.
«Es fundamental poner en marcha el principio de quien contamina paga. No es aceptable que una pequeña élite pueda disparar sus emisiones sin responsabilizarse por el impacto generado», ha declarado Cristina Arjona, coordinadora de la campaña de movilidad de Greenpeace.