En la imagen, el Zu-22-3, un cañón aéreo de la era soviética empleado para derribar drones kamikaze "Shahed" cerca de Járkov, en el este de Ucrania. EFE/ Sergey Kozlov

«Cazadores de drones» rusos: la unidad de Ucrania que defiende el cielo en frente oriental

Rostyslav Averchuk |

Járkov (Ucrania), (EFE).- Mientras los habitantes de la ciudad oriental de Járkov siguen con ansiedad los informes de drones rusos entrantes antes de acostarse, una unidad ucraniana de defensa aérea comienza su turno nocturno de vigilancia para cazarlos.

En un campo a las afueras de Járkov, el treintañero Rodión, apodado ‘Bilyi’ (Blanco), y su compañero Oleksandr de la 127ª Brigada de defensa territorial de las Fuerzas Terrestres ucranianas monitorean atentamente las comunicaciones de otras unidades.

«Contamos con un sistema que nos alerta sobre drones entrantes y también confiamos en diversos dispositivos para operar de manera eficiente por la noche», cuenta ‘Bilyi’ a EFE al caer la tarde, mientras coloca un cañón antiaéreo soviético ZU-23-2 en posición.

Cazadores de Shahed

Varias unidades como esta, que incluyen también camionetas con ametralladoras u otras armas montadas, patrullan la región.

Ucrania emplea todos los medios disponibles para contrarrestar los ataques cada vez más intensos de Rusia.

Aunque Moscú afirma atacar solo objetivos militares, sus drones impactan habitualmente en zonas residenciales densamente pobladas y cada mes dejan decenas de heridos o muertos civiles en Járkov.

El equipo de ‘Bilyi’ tiene solo segundos para interceptar un dron enemigo una vez que entra en su zona de responsabilidad, lo cual exige amplias habilidades e intuición aguda.

‘Bilyi’, de 34 años, ha derribado hasta el momento cuatro drones Shahed, uno de ellos guiándose únicamente por el sonido de su motor, similar al de una motocicleta, una hazaña que recuerda con orgullo.

En la imagen, Oleksandr, hermano de armas de Rodion, operador de un cañón aéreo de la era soviética empleado para derribar drones kamikazes "Shahed" cerca de Járkov, en el este de Ucrania.
En la imagen, Oleksandr, hermano de armas de Rodion, operador de un cañón aéreo de la era soviética empleado para derribar drones kamikazes «Shahed» cerca de Járkov, en el este de Ucrania. EFE/ Sergey Kozlov

Veterano de intensos combates en el frente oriental de Donetsk, ‘Bilyi’ ha adquirido su vasta experiencia en el manejo de ametralladoras y otras armas en intensos combates en el frente oriental de Donetsk.

Tras sufrir varias heridas graves y escapar de la muerte por poco, este padre de seis hijos tenía derecho a retirarse del servicio militar, pero eligió unirse a la unidad de defensa aérea para aportar sus conocimientos en el combate.

«Aunque nuestro cañón tiene unos 60 años, trabajamos constantemente para mantenerlo en buenas condiciones», relata. Tras su turno, entrena a diario en un simulador para no perder práctica.

Sin embargo, con un alcance vertical de solo 1,5 kilómetros, el arma tiene dificultades frente a las tácticas rusas en evolución, con drones que a menudo vuelan más allá de su alcance.

«Desearía que tuviéramos armas modernas para proteger mejor a nuestra gente», agrega.

Motivación y peligro

Comparado con sus experiencias anteriores asaltando trincheras enemigas o defendiendo posiciones durante días bajo ataques incesantes de drones y de infantería, el rol actual de ‘Bilyi’ es «un paseo en el parque», dicen sus compañeros.

Aun así, no está exento de riesgos. Con el frente cercano, drones y artillería rusos atacan unidades como la suya.

«Los rusos cazan grupos como el nuestro porque impedimos que sus drones lleguen a sus objetivos», dice ‘Bilyi’.

«Pero no pueden encontrarnos: nos escondemos y camuflamos bien», asegura.

En la imagen, el Zu-22-3, un cañón aéreo de la era soviética empleado para derribar drones kamikaze «Shahed» cerca de Járkov, en el este de Ucrania, para repeler los crecientes ataques de Rusia contra centros civiles densamente poblados, es en sí mismo un objetivo de las fuerzas rusas que buscan debilitar las defensas aéreas ucranianas. EFE/ Sergey Kozlov

‘Bilyi’ es el último de cuatro hermanos que aún presta servicio en las filas del Ejército —dos de ellos están gravemente heridos—. Trabaja todas las noches sin descanso, una carga que podría aliviarse si más reclutas se unieran al equipo.

Sin embargo, su motivación permanece intacta. «Vemos un gran apoyo de otros países y de nuestro pueblo», afirma.

Por encima de todo está la determinación ucraniana: «Los rusos entraron a nuestros hogares con armas, no saldrán vivos», enfatiza.