Productos de cosmética ecológica se exponen en las estanterías de una tienda de Madrid. EFE/Laura Mas

Expertas en cosmética natural reclaman sellos a nivel europeo para productos del sector

Madrid (EFE).- Los cosméticos naturales necesitan “certificados a nivel europeo que protejan los productos cosméticos del ‘greenwashing’ (ecopostureo) como ocurre con la agricultura”, han explicado a EFE varias expertas en uno de los sectores que más han crecido en los últimos años en el mercado ecológico.

Este incremento es apreciable en el entorno de BioCultura, la mayor y más longeva feria española de artículos ecológicos, cuya responsable del comité de selección y especialista en la materia, Montse Escutia, ha indicado que “entre un 15 y un 20 % de los productos” que se venden en ella son cosméticos naturales.

“La demanda crece cada vez más a raíz de los problemas de salud que pueden causar los ingredientes químicos” en el cuerpo, si bien existe cierta confusión entre la cosmética natural -confeccionada solo a partir de ingredientes animales o vegetales- y, un paso más allá, la ecológica u orgánica -que no solo carece de aditivos de síntesis innecesarios, sino que sus procesos de producción y distribución no contaminan el medioambiente-.

“La calidad se pone por encima”

“Los conservantes naturales son algo más caros” por estas razones aunque, como indica Escutia, la decisión de sus consumidores “se basa en un cambio de prioridades, puesto que la calidad se pone por encima”.

COSMETICA NATURAL
Productos de cosmética ecológica se exponen en las estanterías de una tienda de Madrid. EFE/Laura Mas

Si bien las compañías del sector adoptan distintos certificados nacionales e incluso internacionales, se echa en falta un sello respaldado por las autoridades europeas para evitar la proliferación de falsas marcas naturales.

Mientras tanto, los avales pasan por entidades como la Union for Ethical Biotrade (Unión por un comercio biológico ético), a la cual está adherida, entre otras, la marca Weleda, pues “garantiza una cadena de producción auditada” y por tanto certifica “la procedencia de cada ingrediente”, según ha explicado su directora de Comunicación y Responsabilidad Social Corporativa, María Garnica.

Fundada en Suiza en 1921 por la doctora Ita Wegman y el filósofo y educador Rudolf Steiner, esta marca ya centenaria aprovechó el interés de la época por la medicina natural y el bienestar holístico, así como “una mayor conciencia sobre el impacto negativo de la industrialización” para enfocarse hacia “otro tipo de consumo” aprovechando su propio jardín de plantas medicinales instalado en Alemania.

Cultivos sin herbicidas ni pesticidas

Garnica aboca por una fórmula “sin ingredientes de relleno y cien por cien beneficiosa para la piel” basada todavía hoy en cultivos sin herbicidas ni pesticidas y que apoya la economía local, ya que la corporación cuenta con ocho jardines propios de plantas medicinales en países como el Reino Unido, Francia y Nueva Zelanda y además consigue ingredientes locales como el sésamo de México, la granada de Turquía y el sándalo de Sri Lanka.

Otra forma ecológica de fabricar es la de la empresa Sprout World, que nació en Dinamarca en 2013 con el objetivo de lanzar lápices sostenibles y “plantables”, una propuesta que ha desplegado también en maquillaje a través de delineadores hipoalergénicos de ojos y cejas.

Además de madera sostenible producida en Europa, los lápices incluyen ingredientes como cera de abeja o aceite de argán y semillas que “una vez finalizada la utilidad principal de la herramienta de escritura, producen berenjena, rúcula o especias para la cocina”, mientras que los delineadores una vez sembrados “generan flores silvestres”, como ha explicado la responsable de Sprout en España, Stine Mynster

Al igual que Weleda, Sprout World cuenta con varios sellos que aprueban la sostenibilidad de sus artículos, como por ejemplo el certificado B Corp, el cual atiende a “estándares muy elevados” o el Life Cycle Assessment que analiza el nivel de emisiones de CO2 en la fabricación de un producto.