Bilbao (EFE).- La subida del nivel del mar podría hacer desaparecer el 39 % de la superficie de las playas vascas en 2100, una de las principales amenazas que el Gobierno Vasco quiere afrontar con el Plan Territorial Sectorial (PTS) de Protección y Ordenación del Litoral, cuya aprobación inicial ha presentado en Bilbao.
Este nuevo plan tiene como objetivo, por un lado, prevenir el futuro y por otro, intervenir en las infraestructuras ya construidas que en el futuro puedan sufrir un problema con el incremento del agua.
Entre esas medidas de adaptación en zonas urbanas y desarrolladas existen la mejora del drenaje de la red de saneamiento, la naturalización de cauces, el aumento de superficies permeables y verdes o la obligación de integrar estudios específicos de mitigación y adaptación en el planeamiento municipal en áreas vulnerables.
El consejero de Vivienda y Agenda Urbana, Denis Itxaso, ha detallado el contenido de este nuevo PTS que trata «de preparar hoy el territorio para los impactos que ya sabemos que van a llegar mañana».

Itxaso ha advertido de los cada vez más frecuentes episodios climáticos extremos y ha asegurado que estas medidas son «una respuesta a esa urgencia, una muestra de que queremos anticiparnos, no reaccionar cuando ya sea demasiado tarde».
Asimismo, el consejero ha remarcado el valor de esta «herramienta estratégica», la primera de ordenación territorial del Estado en incorporar en su planificación medidas de adaptación al cambio climático en la franja litoral por la subida del mar.
Un paisaje transformado
El documento, que inició su andadura en 2019, incorpora escenarios climáticos detallados elaborados a partir de los estudios desarrollados por el grupo de expertos científicos IPCC que dibujan como el peor de ellos la elevación del nivel del mar hasta 72 centímetros en el año 2100.
Dicha cifra transformaría por completo la relación entre el mar y el territorio, por lo que el PTS plantea la contención de las emisiones de gases de efecto invernadero, que limitaría dicha subida a 49 centímetros.
Ese resultado podría derivar, en el escenario más adverso, en la pérdida del 39 % de la superficie de las playas vascas, el 26,7 % de las dunas y hasta el 75 % de las marismas.
Con ello, los espacios verdes, la infraestructura ecológica, las zonas residenciales e industriales y el frente costero expuesto al oleaje también sufriría un incremento «notable» de su vulnerabilidad.
Las zonas residenciales vulnerables pasarían del 1,13 % al 2,76 % y las industriales del 1,43 % al 3,64 %, datos que obligarían a replantear la planificación urbana de muchos municipios. EFE