Centro urbano de Málaga. EFE/Irene Martín Morales

Construir ciudades sostenibles, un desafío que demanda un enfoque más social y ecocéntrico

Irene Martín Morales I Málaga, (EFE).- Construir ciudades sostenibles, uno de los grandes retos para contribuir a reducir las emisiones de efecto invernadero, se ha convertido en un desafío ambiental, tecnológico y económico, pero también en un objetivo común que demanda un enfoque más social y “ecocéntrico”.

La meta número 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas pretende conseguir ciudades y comunidades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. Y para conseguirlo hacen falta soluciones transversales, que tengan en cuenta lo ecológico y lo social.

Así lo asegura a EFE el economista Marcos Castro, doctor por la Universidad de Málaga (UMA) y especialista en sostenibilidad urbana. Que plantea impulsar un “movimiento común” que implique a los diferentes ámbitos de la sociedad y fomente la participación ciudadana.

Se tratar de hacer “una consideración integrada” de la sostenibilidad en las ciudades hacia un enfoque “ecocéntrico”. Donde la planificación y la gestión pasen por las necesidades humanas y financieras. Pero también por las de la biodiversidad en el territorio.

Economía del donut

En esta línea, Castro, al margen del modelo sostenible de la “ciudad de 15 minutos”, concebido para tener los recursos esenciales a la mano en este tramo temporal, apuesta por seguir otros referentes en Europa como el de la llamada ‘economía del donut’ de la economista inglesa Kate Raworth, implantado en ciudades como Ámsterdam o Bruselas.

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El economista doctor por la Universidad de Málaga (UMA) y especialista en sostenibilidad urbana, Marcos Castro, posa tras una entrevista con EFE sobre ciudades sostenibles. EFE/Irene Martín Morales

La metafórica rosquilla se caracteriza por tener, en el exterior, un “suelo” que cubre las necesidades básicas y sociales de la población. Y, por otra, en su interior, un “techo ecológico” que respeta los límites del planeta. Lo que implica generar energía y recursos propios, fomentar la reutilización de materiales o cerrar el ciclo del agua.

“Las ciudades son grandes consumidoras de recursos y ya no es una cuestión de futuro, sino que lo estamos sufriendo. Somos grandes parásitos de los ecosistemas y tenemos que conseguir lo contrario. Que se adopte una posición regenerativa en forma de red de ciudades conformando bioregiones”, señala Castro.

Sostenibilidad amplia y para todos

María Luisa Gómez, doctora en derecho administrativo y especialista en Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, comparte la necesidad de actuar desde una óptica social y en red entre ciudades. Ya que la sostenibilidad, asegura a EFE, es “una tarea que nos compete a todos”.

Gómez recuerda que el modelo jurídico español aúna muchas normas relativas a combatir el cambio climático y cumplir con los ODS. Con ejemplos como la Ley del Cambio Climático o la Ley de Residuos y Suelos Contaminados.

Sin embargo, apunta la experta, estas normas por sí solas no alcanzan el impacto deseado. Así que es necesario un enfoque global y “holístico” para alcanzar un desarrollo sostenible eficiente.

“Parece que vamos caminando hacia esa dirección, pero queda mucho camino aún por hacer. A veces, se tiene la falsa creencia de que una ley va a resolver todos los problemas. Pero, ni una ni dos, necesitamos que todas confluyan y que se tenga esa visión integradora e inclusiva, más que una visión sesgada y sectorial”, explica.

Educación para la sostenibilidad

El catedrático y profesor de la facultad de Ciencias de la Educación en la UMA Juan Carlos Tójar, coordinador del Máster en Educación Ambiental, destaca el papel de la educación como “herramienta muy importante para construir un futuro sostenible”.

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La doctora en derecho administrativo y especialista en Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, María Luisa Gómez, posa tras una entrevista con EFE sobre ciudades sostenibles. EFE/Irene Martín Morales

Tójar tiene en marcha, junto a otros docentes, el proyecto ‘Evaluación de la sostenibilidad social a través de itinerarios educativos en las ciudades’. Que funciona en colaboración con la Unión Europea y la Junta de Andalucía. Y que tiene como objetivo que el alumnado analice el entorno, lo evalúe y proponga mejoras.

“Se dan cuenta de cuáles son las deficiencias, los retos que la sostenibilidad propone en un contexto como puede ser el campo o un barrio de la ciudad e intentan poner soluciones. Por ejemplo, se fijan en la calidad del aire, en el ruido del tráfico, en la instalación de contenedores, la accesibilidad o en la naturalización que hay”, señala.

Estos aprendizajes son “participativos”, se realizan fuera del aula y mantienen a los estudiantes “muy conectados con la realidad, el medio ambiente, la vida y al mismo tiempo con contenidos que tienen también en sus asignaturas”.

“La gente no ha de tener un comportamiento sostenible porque venga en una normativa, la gente tiene que asumir y comprometerse con la sostenibilidad porque, si no, no hay futuro”, concluye Tójar. EFE