La presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, posa durante una entrevista con EFE. EFE/Miguel Ángel Molina

Eloísa Del Pino, presidenta del CSIC: «El peor de los negacionismos es el político»

María Ruiz I Granada, (EFE).- La presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, tomó el mando de la mayor institución científica del país con el reto de restar burocracia y sumar fondos y ha logrado cifras históricas, pero reclama a la Unión Europea (UE) que «se ponga las pilas» en inversión y advierte de que el negacionismo más peligroso es «el político».

Del Pino (Soria, 1969) es politóloga y desde junio de 2022 combina su experiencia como investigadora y su carrera en gestión pública para liderar la principal institución científica del país, la tercera europea y la sexta a nivel mundial: el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con 17.000 trabajadores en 134 centros.

En este trienio ha logrado que esta agencia pública mantenga su relevancia internacional y cuente con el mayor presupuesto de su historia, pero también ha conseguido reducir una burocracia que ralentiza la ciencia y mejores condiciones laborales para quienes la protagonizan.

En una entrevista con EFE, reconoce los avances y que queda mucho camino por recorrer, reivindica la ciencia hecha en España, que define como una industria imprescindible, y destaca entre los logros la presencia del CSIC donde se toman las decisiones.
«Hemos hecho un fuerte trabajo de internacionalización. Ahora mismo presidimos el G6 de la ciencia europea y formamos parte del R7 plus, que reúne a las instituciones científicas más importante de las economías más importantes del mundo», apunta.

En una España de turismo y construcción, el CSIC crea unas doce empresas al año y es el líder español en patentes en la Unión Europea, pero además transfiere esta ciencia para incrementar su impacto en la sociedad con asesores en la dana, el volcán de La Palma o los incendios forestales de este verano.

Financiar la excelencia

«Seguimos teniendo un problema de burocracia que yo creo que no solo es de España», explica Del Pino, que pide a Europa que «se ponga las pilas» en financiación para acercarse a la inversión de China o Estados Unidos, países que destinan el 2,9 y el 3,5 % de su PIB a ciencia, frente al 2,2 europeo.

«Sin ciencia no vamos a ninguna parte y hay que despertar en las inversiones», añade Del Pino, quien incide en que «nunca antes hemos estado mejor en ciencia», con infraestructuras y centros de referencia mundial, datos que han permitido retener talento nacional y atraer investigadores extranjeros.

Confía en que un español gane un Nobel científico «más pronto que tarde» y reclama una labor de «diplomacia científica» que posicione a España en el liderazgo mundial.

«Somos un país que hace ciencia, y hace ciencia de la buena porque talento hay más que de sobra», resume la presidenta del CSIC, que incide en que la ciencia crea empleo, ofrece una economía más resilente, mejora la productividad e incrementa el bienestar.

Más ciencia, menos negacionismo

Del Pino confía en el valor de la evidencia científica para corregir a dirigentes negacionistas sobre temas vitales como el cambio climático e insiste: «No vamos a ninguna parte sin ciencia».

Eloísa del Pino CSIC
La presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, posa durante una entrevista con EFE. EFE/Miguel Ángel Molina

«Es muy preocupante que incremente el negacionismo porque, además, existe mucha evidencia empírica sobre que el peor de los negacionismos es el político», insiste Del Pino, quien detalla que afecta a ciudadanos «despistados» porque aquellos que han sufrido fenómenos climáticos adversos se convencen «automáticamente».

Del Pino defiende también esa evidencia como herramienta para tomar decisiones políticas, sujetas a otras muchas cosas. Por ejemplo, ante la propuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de no cambiar más la hora, la evidencia científica dice como aval que tiene un coste económico, de rendimiento laboral y para la salud.

IA y retos de la ciencia

Del Pino, que se ha reunido en Granada con los delegados autonómicos del CSIC y ha celebrado los 50 años del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), confía en los beneficios de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, que facilita la gestión y la organización y acelera la producción de conocimiento humano, aunque también pide «precauciones.

Advierte de su impacto medioambiental, que ahora está midiendo un equipo del CSIC, y suma que la IA plantea cuestiones éticas como el uso de los datos o la autoría de la ciencia.

Una ciencia rural y femenina

Entre los retos del CSIC está acercarse a la sociedad y hacer más visible la ciencia, para lo que organizan 15.000 actividades de divulgación al año con la vista puesta en llevar la investigación a barrios desfavorecidos y a zona rurales.

«Este fin de semana, 70 niños de un par de pueblos de Soria han tenido visita de científicos del CSIC», pone de ejemplo la presidenta de una institución que se está reformando para ganar peso internacional, pero también potenciar la ciencia ciudadana y dar más presencia a la mujer, especialmente en los puestos más altos.

Si pudiera cambiar de un plumazo algo, Del Pino daría más «calidad de vida» a los científicos, «clave» para atraer a más investigadores a un sector que ya es referente mundial. EFE