El presidente de Aragón, Javier Lambán, inaugura la exposición "Ramon J. Sender. Memoria bisiesta". EFE/Javier Cebollada

“Memoria Bisiesta”: el intento de Aragón y España de saldar su deuda con Ramón J. Sender

Zaragoza (EFE).- Aragón y España están en deuda con el escritor oscense Ramón J. Sender, “uno de los más grandes que ha dado la lengua española”, según el presidente aragonés, Javier Lambán.

Durante la inauguración en el Museo de Zaragoza de la exposición ‘Ramón J. Sender. Memoria Bisiesta’, que pone de relieve la vigencia de su obra y los grandes asuntos que le inspiraron, Lambán ha hecho “autocrítica” por “no haber estado a la altura” el pasado año para celebrar el cuadragésimo aniversario de la muerte del polifacético autor oscense.

Sender, una figura “inconmensurable”

Nacido en Chalamera en 1901 y fallecido en San Diego en 1982, Ramón J. Sender fue, según Lambán, una figura “inconmensurable”, con la que Aragón ha sido “injusta” por no incluirla junto a nombres reconocidos que han “deslumbrado al mundo” como Goya, Buñuel o Saura, y con quien también está en deuda “España en su conjunto”.

El presidente, que ha recordado que Sender ganó en 1935 el Premio Nacional de Literatura con “Míster Witt en el cantón”, ha agradecido a la Diputación de Huesca y el Instituto de Estudios Altoaragoneses que hayan permitido llevar a Zaragoza esta muestra.

Se podrá contemplar hasta el 25 de junio y “enriquece con obras nuevas” la que se mostró ya en el Instituto Cervantes de Madrid el pasado año.

Vista de la exposición ‘Ramón J. Sender. Memoria Bisiesta’. EFE/Javier Cebollada

Un autor con más de cien libros que siempre quiso volver a Huesca

La comisaria de la muestra, Chus Tudelilla, ha recordado que el escritor, autor de más de cien libros, murió en el exilio aunque siempre tuvo deseos de regresar a Huesca. Sender se mantuvo “solo pero digno” porque “tomó posición desde el principio hasta el final” y pese a que tenía miedo de que se le olvidara, ha apuntado.

La necesidad de definir el mal, la cambiante condición del ser humano, las enigmáticas relaciones entre el individuo y el mundo, o la depravación que supone la guerra son asuntos que se abordan en la exposición.

Memoria bisiesta

La muestra recupera el título de un libro de ensayos que Sender escribió en 1981 y en el que reconocía la imposibilidad de agotar la realidad pese a los intentos por convertirla en tema de permanente análisis y reflexión.

Realiza así un viaje cronológico y temático a través de la obra y vida del autor con nueve paradas: ‘Primeras inquietudes (1901-1922)’, ‘Marruecos y España (1923)’, ‘En Madrid (1924-1929)’, ‘Tiempo de militancia (1930-1935)’, ‘Contraataque (1936-1939)’, ‘Exilio (1939-1982)’, ‘Sender hoy’, ‘Correspondencia’ y ‘Sender pintor’.

Forman parte de esta muestra primeras ediciones, traducciones y reediciones de sus libros, entre las que merecen especial mención las primeras ediciones de tres de sus principales publicaciones, “Imán” (1930); “Míster Witt en el Cantón” (1935) y “Réquiem por un campesino español” (1960), aparecida originalmente en México 1953 bajo el título de “Mosén Millán”.

Recoge además cartas de artistas y escritores que compartieron experiencias y afectos, como Max Aub o Carmen Laforet, entre otros.

El presidente de Aragón, Javier Lambán (i), la comisaria de la exposición, Chus Tudelilla (c), y el historiador José Carlos Mainer (d) contemplan un manuscrito original del escritor oscense Ramón J. Sender. EFE/Javier Cebollada

La exposición se acompaña también de la edición de un libro con numerosos testimonios e imágenes, atentos a la experiencia de Sender y a su obra, que evidencian la actualidad de su pensamiento.

Así, José Domingo Dueñas propone una visión general del escritor y periodista en el contexto de su tiempo, mientras que Lorenzo Silva atiende a la trascendencia del mundo marroquí en la producción del autor.

Andreu Navarra, al que se debe un ensayo reciente y exhaustivo sobre la relación de los intelectuales europeos con el comunismo de los soviets, pone al descubierto matices y entresijos significativos de la vinculación pasajera de Sender con el Moscú soviético.

Y Donatella Pini, que ha consagrado a lo largo de su fecunda vida académica estudios imprescindibles a Sender, delimita certezas a la vez que apunta algunas dudas del recorrido del escritor por periodos decisivos en su vida, como la Guerra Civil.

Chus Tudelilla, por su parte, se adentra en una faceta poco atendida de la personalidad creadora de Sender, su vertiente de pintor y estudioso del arte.