Zaragoza (EFE).- El Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón (INMA) espera obtener la acreditación como centro de excelencia Severo Ochoa, un sello que supondrá una financiación de más de un millón de euros al año y contratar a unos 40 investigadores que hoy en día no tienen cabida en sus instalaciones. Para ello necesita terreno en el Campus Río Ebro para un nuevo edificio y el presidente de Aragón, Javier Lambán, se ha comprometido este lunes a la cesión del solar.
Ese nuevo edificio, ha asegurado Lambán en una visita al INMA, será fundamental para la generación y atracción de talento a la Comunidad, por lo que ha transmitido a sus responsables la disposición del Gobierno de Aragón a ceder el suelo necesario y de la manera más rápida posible, dado que la actividad del instituto está repartida en cinco edificios del Campus Río Ebro de la Universidad de Zaragoza y eso, ha admitido el presidente, “merma mucho su capacidad logística y de trabajar a pleno rendimiento”.
El instituto espera lograr en su tercer intento la catalogación como Centro de Excelencia Severo Ochoa en la convocatoria que se cierra el 29 de abril -y que otorga el Ministerio de Ciencia e Innovación por cuatro años-, como ha destacado su director, Conrado Rillo.

Lambán ha visitado las instalaciones en el Campus Río Ebro para trasladar el apoyo del Gobierno de Aragón y la intención de ceder el solar, que no supondría trámites complejos.
Una plantilla de 300 personas
El INMA es un instituto mixto del Centro de Investigaciones Científicas y la Universidad de Zaragoza centrado en actividades de investigación, formación, transferencia y divulgación en el ámbito de la nanociencia y la ciencia y tecnología de materiales que cuenta en la actualidad con una plantilla cercana a 300 personas, aproximadamente la mitad investigadores permanentes.
Rillo ha insistido en la importancia que tiene la excelencia Severo Ochoa, dado que supondrá conseguir una financiación de algo más de un millón al año para contratar personal científico-técnico y de gestión y fomentar la colaboración entre distintos grupos de investigación con el objetivo de crecer y ser más visibles a nivel internacional y proyectar Aragón hacia el exterior.
Además de la disposición del solar, la construcción del nuevo edificio costará entre 4 y 6 años, por lo que la solución más inmediata de espacios que ofrece la Universidad de Zaragoza al INMA es disponer en el Campus Río Ebro de un edificio de construcción rápida que puede estar en dos años para ir acogiendo a los investigadores que se vayan captando, sobre todo si se obtiene el sello de excelencia, ya que supondrá en torno a 40 personas y a día de hoy “no tendrían cabida aquí sin una solución de ese tipo”, ha explicado el director de centro.
La guinda que falta
“Esperamos este año que hayamos puesto ya esa guinda que nos falta” para conseguir la acreditación, ha subrayado el director del INMA, quien ha destacado el trabajo para ir subiendo “escalones”. “Estamos con un pie dentro”, ha asegurado, ya que la calificación necesaria es de 95 y el INMA la supera en uno de los dos apartados y en el otro, está “un poquito por detrás”, por lo que estima que “no falta prácticamente nada”.
Así, ha resaltado el necesario apoyo institucional que el Gobierno de Aragón está dispuesto a dar y de un edificio “emblemático, moderno”, que cuente con los mejores laboratorios y que sea “muy atractivo” para que investigadores de muy alto nivel quieran desarrollar en él sus líneas de investigación.
El objetivo del INMA, ha apuntado Rillo, es reforzar líneas de investigación en campos como la inteligencia artificial aplicada al diseño de materiales, y con ese propósito se incorporará un investigador de la Universidad de Viena, posiblemente después del verano, o en el área de la energía, en concreto en transformación del CO2 en productos útiles, y para ello volverá una profesora aragonesa desde Sorbona.