Zaragoza (EFE).- Magdalena Lasala se acerca en su nueva novela a la figura de Teresa de Vallabriga, la condesa de Chinchón, despreciada por su cuñado, el rey Carlos III, y “muy maltratada por el contexto histórico que le tocó vivir”, a juicio de la escritora zaragozana.
Sin embargo, como relata la Premio de las Letras Aragonesas 2014 en una entrevista con EFE, logró convertirse en un “emblema” de la Ilustración, como reivindica la novela “Los lirios del sol” (La esfera de los libros).
Pregunta: Al hablar de Teresa de Vallabriga, conocida como condesa de Chinchón, nos vienen a la memoria algunos cuadros de Goya, que también retrató a parte de su familia. Pero, ¿quién fue esta aristócrata?
Respuesta: Era un aristócrata de linaje emparentado con la monarquía escocesa, inglesa y francesa. Pero al casarse con el infante don Luis de Borbón, su linaje se vio oscurecido porque el único matrimonio que permitió Carlos III para su hermano Luis de Bordón fue un matrimonio morganático, es decir, reconocer que el linaje de Teresa de Vallabriga era de inferior rango que el de su esposo. Todo eso le acarreó una serie de renuncias y de circunstancias que realmente fueron muy injustas para ella. Teresa de Vallabriga fue una mujer muy maltratada por el contexto histórico que le tocó vivir.
La pasión por la educación femenina
P: ¿Por qué decidió centrarse en este personaje en “Los lirios del sol”?
R: Porque la veo en el momento central que puede representar el cambio educacional importantísimo que se produjo en la mujer en el siglo XVIII. Son mujeres que pasan de una educación destinada a ser buenas esposas, buenas madres y, sobre todo, buenas representantes de su apellido, a ser las precursoras de la de la pasión por la defensa de la educación femenina.
Ellas descubren que la educación de la mujer no solo es lo que va a mover el desarrollo de la sociedad, sino que es un logro al que ellas aspiran para su propia independencia intelectual e incluso económica. En la evolución de Teresa de Vallabriga como personaje, yo he querido reflejar precisamente toda esta idiosincrasia femenina que a lo largo del XVIII empieza a cambiar y a ser consciente de unas necesidades que a principio del siglo no tenían.

P: También compartió un momento histórico con ilustradas como Josefa Amar y Borbón, ¿qué papel jugaron estas mujeres en la Ilustración?
R: Muy importante. Esas ilustradas son las que ponen las bases de la defensa de la educación femenina que luego, en el siglo XIX, explosionará en esa demanda de independencia intelectual que vive la mujer española. Son zaragozanas que marcaron tendencia, época y unas directrices intelectuales y teóricas, como la propia Josefa Amar y Borbón con su “Discurso en defensa del talento de las mujeres”.
Fundadora de una escuela para niñas
P: En la ficción, cuando Teresa de Vallabriga consigue el permiso para abandonar su exilio y trasladarse a Zaragoza, funda la escuela para niñas que da nombre al libro. ¿Qué puertas abrían estas aulas para las mujeres?
R: Unas puertas que ya fueron logros irrenunciables. Hay que situarse en el siglo XVIII y entender que para las mujeres de alta clase social la educación era como un ornato para la familia, nunca una puerta de independencia intelectual para las mujeres. Entonces, las mujeres ilustradas empiezan a entender el valor inconmensurable de la educación y son las primeras que con sus medios empiezan a crear escuelas de formación de niñas.
De esa forma, abren las puertas para que leer, escribir, la poesía, la música o los idiomas pudieran ser también accesibles a niñas de más baja escala social. Todo esto en un momento en que las sociedades económicas de amigos del país empiezan a entender también a la mujer como un recurso para la evolución del progreso social.
Zaragoza es una ciudad mujer
P: En su novela histórica relata también una historia de esoterismo y masonería. ¿Por qué decidió introducir estos dos elementos?
R: Porque reivindico la educación femenina como la recuperación de la importancia de ser mujer. Y Zaragoza es una ciudad mujer, una ciudad que alberga no solo el templo mariano del Pilar, sino que es la ciudad que más templos tiene a la figura de la Virgen, a la figura de la feminidad divina.
La Ilustración estuvo muy cerca de la masonería porque busca el progreso de la sociedad. Cuando en España se prohíbe la Ilustración, porque lo que persiguen son principios de progreso y de reforma de las instituciones, entre ellas, la monarquía, que se había quedado ya obsoleta, se prohíben también los principios de la masonería. Precisamente, porque estaba intentando lo mismo: dar el gobierno a los mejores, a los que a los que demostraran su preparación y una generosidad, incluso un altruismo, en bien del ser humano.