Asociación Nacional de Coliving y Coworking (Ancyco). EFE/Mariam A. Montesinos

Trabajar desde un hotel rural para dar vida a los pueblos

Alberto Ferreras | Villarrín de Campos (Zamora) (EFE).- Cuando hace cuatro años se gestó el germen de lo que hoy es la Asociación Nacional de Coliving y Coworking (Ancyco) sus miembros tuvieron que fijarse en Serbia porque en España apenas existían referentes sobre lo que era la cohabitación y el cotrabajo.


Entonces el teletrabajo estaba solo al alcance de unos pocos privilegiados pero actualmente hacer tu jornada laboral desde un hotel rural supone una opción de vida que además da alas a los pueblos y les ayuda frente al reto demográfico, lo que ahora se conoce como la cohabitación y el cotrabajo, tal y como ha expuesto a EFE la presidenta de Ancyco, Patricia García.

La presidenta de Ancyco y empresaria de turismo rural, Patricia García, en Villarrín de Campos (Zamora). EFE/Mariam A. Montesinos. EFE/Mariam A. Montesinos

Ayuda frente al reto demográfico


La pandemia ha multiplicado el nicho de mercado en el que alojamientos de turismo rural ofertan las condiciones necesarias para conjugar ocio y negocio desde el medio rural, una propuesta que potencia esa asociación y que supone una forma de dar vida, más allá del fin de semana, a núcleos de población de la España vaciada que cuentan con una infraestructura adecuada de telecomunicaciones, lo que permitiría la cohabitación y el cotrabajo.


Eso descarta a poblaciones que adolecen de una buena cobertura de telefonía móvil o que no disponen de fibra óptica, pero con la extensión de la banda ancha cada vez son más los que pueden subirse al carro del turismo en horario laboral.

La presidenta de Ancyco y empresaria de turismo rural, Patricia García, en Villarrín de Campos (Zamora). EFE/Mariam A. Montesinos


Una de las pioneras en ese ámbito ha sido la empresaria de turismo rural de Villarrín de Campos (Zamora) y presidenta de Ancyco, que ha defendido esta actividad como un primer paso para que quienes viven esa experiencia luego se establezcan y residan de forma permanente en el pueblo que descubren a través de un alojamiento rural acondicionado para el cotrabajo.


Un “salto suave” de la ciudad al campo


“Lo que hacemos en realidad es un salto suave de la ciudad al campo”, ha explicado Patricia García, que ha echado de menos una mayor oferta de vivienda en alquiler para que luego estas personas puedan asentarse en el municipio desde el que previamente han vivido una experiencia de estancia prolongada de turismo rural compatibilizada con el trabajo a distancia.


Eso sí, no todos los establecimientos sirven y por eso la asociación, con presencia en 17 provincias españolas, desarrolla una certificación que garantiza que cumple las condiciones adecuadas, como disponer de un espacio específico para el teletrabajo de sus clientes y “un wifi decente” o que el empresario se comprometa a enseñar la naturaleza, el patrimonio y la gastronomía de la zona.


“Los llamamos alojamientos vivos porque ocurren cosas, aquí el que entra sabes que quiere colaborar, que quiere conocer, que quiere investigar el territorio”, ha declarado, para a continuación mecionar la piedra angular del proyecto: la contribución a la lucha contra la despoblación porque ese tipo de turistas “se quedan más tiempo, consume en el bar, en la farmacia, en el supermercado”.

De Valencia a Zamora


Uno de los practicantes de la cohabitación y el cotrabajo es el valenciano Chimo Nieto, que ha aclarado a EFE que, por lo general, los nómadas digitales no tienen familia, por lo que no aportan al medio rural en términos de alumnado para la escuela pero a cambio sus ingresos medios-altos se traducen en un consumo en actividades gastronómicas o recreativas y eso tiene “un efecto directo en la economía de la zona”.


Ingeniero agrónomo que trabaja para una multinacional en el tratamiento de plagas y malas hierbas en cultivos, Nieto dispone de una estancia permanente en Valencia y realiza viajes a otros lugares en los que pasa una media de una semana y, si le gustan, repite en más de una ocasión.


“La España vaciada a mi me gusta porque está vaciada, me traslado allí huyendo de la masificación para poder salir al campo tranquilo con mis prismáticos”, ha confesado este nómada digital que en los últimos dos años ha viajado cinco veces a Villarrín de Campos y tiene intención de alquilar unos meses una vivienda en Villardeciervos, otro municipio rural zamorano con atractivo para el turismo de naturaleza.EFE

[Información relacionada: Tres emprendedoras que reducen la brecha de género en la España vaciada