Grafitis contra el olvido y la despoblación en la pared en La Torre del Valle, una localidad zamorana de un centenar de habitantes. EFE/ Mariam A. Montesinos

Grafitis a falta de vecinos: el arte contra el olvido y la despoblación

Alberto F. de la Fuente |
La Torre del Valle (Zamora) (EFE).- Todo empezó con unos pocos murales como recurso para que los oficios tradicionales en riesgo de desaparición se mantuvieran al menos plasmados en las fachadas del pueblo y así surgió “Arte contra el olvido”.

Es una iniciativa que un fin de semana al año reúne a urbanitas devotos del aerosol y la pintura en la pared en La Torre del Valle, una localidad zamorana de un centenar de habitantes.

Grafitis contra el olvido y la despoblación en La Torre del Valle, una localidad zamorana de un centenar de habitantes. EFE/ Mariam A. Montesinos

Han llegado desde Asturias, Valladolid, León, Madrid y Málaga con su paleta de colores bajo el brazo, dispuestos a dejar su impronta en un pueblo de la España vaciada, en el que los grafitis crecen y la población mengua.

La proporción llega en esta quinta edición de Arte contra el olvido a un gran mural en la pared por cada tres vecinos, una cuarentena de grafitis en un pequeño casco urbano con 124 vecinos censados.

Casi más grafitis que habitantes

A este ritmo no pasará una década antes de que las muestras de arte urbano superen a los moradores de La Torre del Valle, un cálculo del que es consciente la alcaldesa, Alicia Nefzi, aunque, quizá por ello, prefiere que sea el periodista el que realice la proporción grafitis-habitantes que se alcanza este domingo, en la clausura del quinto encuentro de artistas del espray.

Lo que no oculta la alcaldesa es que la idea de reunir a grafiteros urbanos en el pueblo como forma de decorarlo y hacer del arte un polo de atracción que ponga al municipio en el mapa, no es original suya sino que la copiaron de otra localidad de tamaño similar, Boadilla de Rioseco (Palencia).

Allí fueron pioneros en apostar por el arte contemporáneo para hacer de las calles una galería al aire libre, aunque con el matiz de que los grafitis se pintan en lonas y no directamente en la pared como en La Torre del Valle, puntualiza Alicia Nefzi.

La propuesta ha calado en este municipio zamorano de tal forma que ya son más los vecinos que ofrecen de forma voluntaria sus paredes para cambiar el blanco por el colorido de la pintura mural que grafiteros acuden al encuentro.

Grafitis contra el olvido y la despoblación en la pared en La Torre del Valle, una localidad zamorana de un centenar de habitantes. EFE/ Mariam A. Montesinos

En esta edición se han dado cita nueve artistas que además de dedicar dos jornadas a su pasión aprovechan para conversar con los vecinos en un diálogo intergeneracional que comunica mundo rural y urbano porque “la idea es que artistas y vecinos confraternicen”, recalca la alcaldesa.

Un Picasso en la pared

Como novedad, en esta quinta edición del encuentro la temática ha variado y la etnografía ha dejado paso a uno de los genios de la pintura española, Pablo Picasso, como forma de rendirle homenaje en el cincuentenario de su muerte.

Con el objetivo de hacer obras inspiradas en el pintor malagueño, los grafiteros han buscado las paredes de casas, corrales, edificios públicos o naves que han considerado óptimas como lienzo para ponerse manos a la obra.

El asturiano José “Poch”, que se dedica profesionalmente al grafiti y acude por segundo año al encuentro, confiesa a EFE que a sus 44 años ya no tiene “edad para salir corriendo con la policía detrás”, por lo que expresa la dificultad para encontrar sitios para pintar grandes murales, más allá de alguna fábrica abandonada.

Por ello, este asturiano que divulga el arte del grafiti a través de talleres en colegios y bibliotecas, ha aplaudido un encuentro que también es elogiado por la malagueña Neskita, que junto a Senjuan firman conjuntamente sus obras bajo el nombre de Bellybutton.

Ese dúo de grafiteros ha pintado en La Torre del Valle una niña con toques cubistas, una elección que no es casual en un pueblo que ha perdido el 30 % de su población en quince años. Al menos esa pequeña no llegará nunca a irse por la Autovía del Noroeste como tantos otros que emigraron. EFE